Él empezó a besarla y tocarla, como si conociera su cuerpo a la perfección. Verla sin ropa era algo shockeante. Era tan preciosa, tan ella. Sus gemidos ahogados y los arañazos en la espalda fueron solo una pequeña parte de toda una escena digna de repetición.
El timbre sonó. Ambos estaban tumbados en el sofá, semidesnudos.
La puerta se abrió de un momento a otro, sobresaltándolos.
-Oye Liam, deberíamos...-Mia apareció con bolsas de comida rápida.
-Creo que darte una copia de la llave no ha sido buena idea.-el chico se levantó y rió nervioso.
-Joder, disculpad, no quería interrumpir.-Mia se tapó la boca, arrepentida.
-Yo ya me iba.-Olivia se vistió, se encendió un cigarrillo y pasó por al lado de Mia, chocando su hombro a propósito.-¿Qué le pasa?-preguntó Mia con el ceño fruncido, mirando por encima de su hombro como la rubia caminaba sin pausa hasta la salida.
-Ojalá lo supiera.-el chico suspiró cruzado de brazos.
-Está celosa, Liam.-dejó las bolsas en la mesa, pensativa.
-¿De tí?-rió él.
-Pues eso parece. ¿Tienes una teoría mejor?-respondió ella alzando una ceja, marcando la obviedad del asunto.
-Es ridículo.-negó él con una sonrisa burlona.
-Pero ella eso no lo tiene claro aún, idiota.-lo empujó amigablemente.
-Que sepa lo que se siente.-Liam se encogió de brazos. Lamentaría lo recién dicho.
-¿A que te refieres?-no hubo una respuesta de parte de su amigo. "El que calla otorga", pensó ella.-No me jodas, Liam. ¿Le estás haciendo escenitas?
-No he podido evitarlo, Mia. Entiéndelo. Prácticamente me ha dicho en la cara que a tíos como Samuel los mide con una bara distinta de la que usa conmigo.-su mandíbula volvió a tensarse. Reavivar la discusión lo enfadaba.
-No la conoces hace más de 1 mes, no seas imbecil. No puedes pretender que le sea fiel a algo que no existe. Puedes estar celoso, si, pero no puedes echarle en cara esto.
-Cállate de una vez, ¿vale?-enfadado, se levantó y se alejó de la chica. Muy en el fondo sabía que era verdad lo que ella decía, pero necesitaba auto convencerse de que no la había cagado....
-Estoy bien, papá. Tranquilízate.
-Claro que no, Olivia. Lo mataré con mis propias manos, lo prometo.
-Los Russó ya se han encargado de que no nos ponga en peligro ni a nosotros, ni al negocio.
-Lo sé, lo sé. En cuanto a eso, he hablado con Liam para que te vigile, por tu propia seguridad. A pesar de que Samuel ya no está en el juego, siempre hay gente rondando, e irán a mi punto débil, tú.
-Papá..
-Sé que no estás de acuerdo con esto. Créeme que soy consciente. Pero esta es la condición que te pongo si lo que quieres es quedarte en Londres. Si te opones a la protección de Liam, volverás a New York de inmediato.
-Entendido.Cortó la llamada. Tenía un nudo en la garganta. Quería decirle de todo a su padre, pero eso no solucionaría nada. Y es imposible contradecir a Nick cuando se trata de la seguridad de su hija.
Se tiró en la cama, pensativa. Ya habían pasado unos días desde la última vez que vió a Liam, y al día siguiente debía empezar la universidad. Al parecer él la ignoraba, y ella pretendía imitarlo.Quiso salir a tomar aire fresco, y se encontró a Katherine, con la cual bajó y caminaron bajo la llovizna londinense. Era una noche muy bonita para desperdiciar encerrada.
-Por suerte la madre de Matt está bastante estable, aunque él estaba más triste por lo de Samuel y tú, que por su madre...-Katherine hablaba entre suspiros, mientras recordaba la escena. -Joder, disculpa Liv, yo recordándote esto y tu debes estar hecha un lío.-la abrazó. Lo bonito de Katherine es que era tan espontánea y sincera que era imposible dudar de ella.
-Kat, que me Matt me haya apoyado en esto casi tanto como tú, me tranquiliza.-apoyó la cabeza en el hombro de su amiga.
-Me dijo que ayer te envió un mensaje para ver como estabas, y que te diga cuando te viera que lamenta lo de Samuel, que no tenía ni idea de que fuera así, y que cualquier cosa que necesites estará disponible.-Katherine habló acelerada, como de costumbre.
-Vale Kat, gracias. Luego hablaré con él.-le sonrió.
-Y...¿que tal con Liam?-preguntó nerviosa. No sabía cómo reaccionaría la rubia ante tal pregunta. Podía salir muy bien o muy mal.
-¿Que tal qué?-repreguntó, con su típico cigarrillo entre sus dedos.
-Pues... no sé. Vosotros. Hay algo ahí que no podeis ignorar ni evitar.-detuvo el paso y la miró de frente, apoyada en una pared, al resguardo de la llovizna.
-No hay nada entre nosotros, Kat. Deja tus novelas imaginarias para otra situación.-rió, soltando el humo por su boca.
-¿Qué pasó luego que me fui el otro día?-arqueó una ceja, alejándose del humo.Olivia contestó a su pregunta, con su rostro bastante serio. Explicó la discusión y los posteriores momentos, hasta el empujón intencionado a Mia.
-Wow. Mucha información de repente. Lo que menos entiendo es... ¿ese empujón a qué venía?-rió mientras seguían caminando.
-No lo sé Kat. Ya sabes que no soy lo suficientemente racional a cada paso que doy.-suspiró.
-Esa excusa no me vale en este caso. Sabías muy bien lo que estabas haciendo. Estás celosa.-la empujó mientras reía.
-No digas gilipolleces, anda.-le devolvió el empujón....
-Toc toc, señorita Leithold, hoy se convierte en una universitaria londinense.-Katherine parecía más emocionada que su amiga. Y eso que ella ya llevaba 2 años en eso, pero era la primera vez de Olivia en esta universidad, y en la educación inglesa en general.
-Buenos días.-al abrir la puerta, Katherine se encontró a la Olivia más pura: vestida muy femenina y sexy a la vez, como de costumbre, con su pelo liso y largo suelto, sus labios rojos y un cigarrillo entre ellos.
-¿No es muy pronto para eso?-arrugó la nariz y señaló el cigarrillo.
-Creo que será un día muy largo.-suspiró y salió del piso, acompañando a su amiga bajando las escaleras.
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Éxtasis
Romance"Un amor tóxico, que nos consuma y a la vez seamos gasolina y cerillas eternas". Esto plasma Olivia Leithold, una estudiante de Literatura Clásica y escritora de una novela, aún sin concluir. que decide dejar New York para continuar su carrera en Lo...