Capítulo V

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La próxima semana a esa conversación, su padre le enseñó todo lo que debía saber sobre el negocio, como administrarlo y lo más importante: como defenderse a sí misma. Cuestionarse la moral o ética de este negocio no estaba en la cabeza de Olivia, era una persona fría a nivel general, y no se dejaría corromper por estos pensamientos difíciles de procesar. Por el momento seguiría en Londres y la universidad, aunque vigilada para su seguridad por los hombres de Dante Russó.
Nicholas volvió a New York y le hizo prometer a su hija que se alejaría para siempre de Samuel. Pero ella hizo oídos sordos a estas sabias palabras.
Lo contactó de forma casual, para quedar a cenar en el piso de Olivia. Quería "capturarlo" por sí misma, a pesar de que los Russó tenían un plan a parte al respecto. La peor decisión que tomó la chica fue no avisarle a nadie que Samuel estaría allí esa noche.

-Buenas noches, Liv.-Samuel estaba con un ramo de rosas y un champagne en sus manos, acompañado de una sonrisa lo más natural posible.
-Hola, Sam. Pasa.-ella lo saludó, serena. Pasaron al espacioso salón del piso, con música de ambiente y una cena ya servida.

-¡Vaya! Que gran preparación para no haber dado señales de vida en las últimas semanas.-él reía, aunque a Olivia le generaba una disconformidad el comentario.
Debía concentrarse en aparentar respuestas lo más casuales como le sea posible.

-Oh, disculpa. He estado ocupada con la inscripción en la universidad, la novela, ya sabes...-sonrió ella bebiendo el champagne.
-Claro, lo entiendo.-sonrió observándola fijamente.-¿Que te parece si bebemos algo más... fuerte?-dirigió su mirada a la cocina, donde había un gran estante con sus respectivas bebidas alcohólicas.
-Por qué no. ¿Un Jack Daniels?-preguntó Olivia. Quizás alcoholizarlo lo sometería más fácilmente.
-Sin hielo, por favor.

Ella se dirigió a la cocina, tensa. Mientras servía sus copas y en solo un par de segundos, sintió la respiración agitada de Sam en su cuello.
-¿Te piensas que soy gilipollas? ¿Que me tienes como un perrito rastrero, haciéndome venir aquí para entregarme a esos mafiosos?-él acarició la punta de su arma por la columna de Olivia, la cual estaba desnuda en la espalda por la forma de su vestido. La acarició desde el principio hasta el fin de su columna, donde se quedó quieto.
-Suéltame Samuel. No estoy para tus putos juegos.-ella intentó zafarse, aunque falló.
-Pues yo creo que si, o te mataré a ti a toda tu puta familia de corruptos y genocidas.

Con su arma fue dejando los hombros de la chica descubiertos, quitando lentamente su vestido. Su risa cínica complementaba aquella horrible escena. Se pegó cada vez más a ella, luego de haberla dejado tan solo en ropa interior. Mientras ella lloraba, puso la punta de su arma entre sus labios y empezó a tocarla.
En ese momento se dió cuenta del trauma que le significaría más adelante lo que estaba pasando. No podía hacer nada al respecto, estaba vulnerable, pequeña, inmóvil. Quitarlo de encima no era una opción, porque la mataría a ella o a su familia si no lograra lo primero. Sentirse miserable, usada y asqueada es lo único que le quedaba. Puso a un lado su ropa interior y empezó a violarla de forma violenta, besando y mordiendo su piel, dejando caer su sudor en ella.

Una escena que parecía interminable fue interrumpida por golpes en su puerta. Era Katherine.
-¿Liv? ¿Estás aquí?-preguntó su amiga desde el otro lado de la puerta.-Sabes que aquí las paredes son de cartón.-rió, sarcástica.-Te he escuchado llorar y no me coges el movil, ¿está todo bien?-en la última frase sonó más preocupada.

Olivia solo pudo soltar un grito ahogado para alarmar a su amiga, a lo que Samuel no reaccionó bien. La amenazó con matarla si volvía a hacer un solo ruido que preocupara q Katherine. Al contrario, la hizo decirle con la voz más pacífica que estaba bien y que volviera a su piso.
Samuel siguió con la escena en la que se había quedado, aunque tan solo 5 minutos después Liam forzó la cerradura y junto a sus 2 hombres entraron al piso. Estaban intentando encontrar a Samuel desde hace horas, y este era el único lugar posible donde todavía no habían buscado.

A Samuel solo le dio tiempo de abrocharse el pantalón, dejando caer su arma, maldiciendo al hacerlo.
A los pocos segundos, tenía a su hermano apuntándolo a la cabeza, a lo que puso sus manos arriba y rió. La escena hablaba por si sola.

-Cogedlo y sacadlo de aquí.-Liam dio la orden con la mandíbula más tensa que nunca, enfadado. Miró a Olivia, casi desnuda, temblando, llorando y abrazándose a sí misma. Liam le dió su chaqueta y la abrazó.

-Joder Liv, no sabes cuanto lo siento.-acarició su pelo delicadamente, aferrándola a su pecho.
Ella lloró ahogándose en sus propias lágrimas. Le pidió que por favor no la deje sola. Él la subió a su coche y ella se quedó dormida al instante.

-Buenos días, cariño.-Katherine sostenía un café que de inmediato le ofreció a su amiga.
Olivia solo sonrió, triste. Y le dio un sorbo a su café. Al mirar a Katherine, estaba llorando.
-No llores Kat, estoy bien.-la abrazó, consolándola.
-No deberías consolarme tu a mí. Ayer me necesitabas y como una imbecil no hice lo que debí haber hecho.
-Claro que no Kat, no puedes leer mentes.-rió entre lágrimas.-no podías saberlo.
-Todo lo que pude hacer fue dejarle una llamada perdida a Liam para que me avise si te veía. Y cuando me contestó la llamada, ya era demasiado tarde. Lo lamento demasiado.

Liam entró a la habitación, a lo que Kat se secó las lágrimas y puso una excusa para irse y dejarlos solos.

ÉxtasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora