Capítulo 5: Solo un juego

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No podía creer esto, maldición, esto era un juego, un horrible juego, me negaba a creer esto, y menos viniendo de él, sabía que pronto me diría que hay una cámara escondida, como tantas veces lo ha echo, se que a él le encantan este tipo de bromas, yo soy testigo de eso.

-.Pero Kai, no puedes dejarme, no después de todo lo que hemos pasado juntos.-. Mi voz tembló mientras hablaba, me negaba a creer que la persona frente a mi es el alfa del que me enamore. Pero aquí estaba, viéndome de una manera fría, sin ninguna pizca de arrepentimiento en sus ojos, en su cuerpo, solo me veía con odio, con asco. 

-.Entiéndelo Kyung Soo, yo ya no te amo, lo nuestro fue un error, algo que nunca debió haber pasado.-. Escupió sin pensar en mis sentimientos, y sin mas se fue, me abandono, me dejo destrozado, dejándome en claro que me aborrecía.

Mi corazón dolía, sentía los sollozos de mi omega, el dolor en mi vientre, las largas garras como si atravesara mi piel, mientras mi lobo interior me culpaba del abandono de su alfa, pues si, lamentablemente ese idiota, era mío. Y no lo digo por posesivo, si no porque el destino lo creo para mi, pero ya veo que este se equivoco, y lo hizo en grande.

Al día siguiente...

Mis ojos ardía, mi garganta estaba destrozada, al igual que mi corazón, pero aquí estaba, frente al lugar donde conocí a Kai, y por mas que no quisiera volver, tengo que hacerlo, después de todo es mi trabajo, el lugar que me mantiene desde hace cinco años.

-.Buenos días bebé, ven.-. Dijo mi amiga mientras estiraba sus brazos hacia mi, ofreciéndome un abrazo, uno que necesito con toda mi alma.-. Ya tranquilo, él no se merece que llores, no cuando solo te utilizo.

Sabia que tenia razón, pero no era tan fácil como ella lo hace parecer, al contrarío es mas difícil que nada, mas si solo han pasado unas horas de nuestro rompimiento.

-.Quieres que vayamos a mi casa, y compramos helado hasta que este dolor desaparezca, aunque sea un poquito-. Sugirió Ryu Jin como siempre lo hacíamos cundo a alguno de los dos nos dejaban con el corazón en mil pedazos, así que asentí con un puchero, pues lo único que necesito ahora es tenerla a mi lado.

Siete horas mas tarde... 

Por fin había terminado este día, por fin me podría ir con Ryu y desahogarme con ella hasta quedar satisfecho de tanto llorar, comer y llorar de nuevo. Y tal vez mañana estaré mejor, casi siempre funcionaban estas pijamadas, y esperaba que esta vez también hicieran efecto.

-.Voy por mantas, cojines, y por nuestra arma secreta-. Aviso y sin mas corrió hasta su recamara, mientras yo me dejaba caer en su sillón, poniéndome lo mas cómodo que pudiera, preparándome para mañana traer una resaca de los mil demonios, pero prefería eso a sentir lo que sentí toda esta mañana. Después de todo la resaca se iba con pastillas, y mucha agua.

-.¿Listo para olvidar hasta nuestros nombre?-. Y con eso supe que esta noche traería muchos problemas para los dos.

Dulce Agencia ( Hwasun )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora