Capítulo 3: ¿Secretario Park?

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La junta había terminado con éxito, o bueno eso pensaban los agentes, pues para Solar había sido todo lo contrario, se sentía apenada y triste por la primera impresión que dio de ella misma, pero no la culpen, ella es una chica muy insegura de si misma, y al notar lo torpe que fue en la reunión, no pudo evitar sentirse mal, y más por ser salvada por alguien más, en vez de que saliera sola de su problema.

Apenas puso un pie en su despacho y recibió la llamada de su padre, como si éste supiera que ya todo había terminado, y solo quería burlarse de lo que había echo y dicho en su primer día de trabajo.

-.Alo papá?- Pregunto en el teléfono, escuchando la típica risita divertida de su padre, pues era tan trasparente, que estaba segura de que él se había dado cuenta de que había metido la pata.

-.Supongo que no es necesario que te haga la pregunta tan obvia, pero tranquila hija, es tu primer trabajo formal, y estoy seguro de que todos entenderán tu nerviosismo, pues todos pasamos por esto nena-. En ese momento la chica al teléfono se dejó caer al suelo, permitiéndose sacar todo lo que traía atorado, escuchando la suave voz de sus padres, que le cantaban una linda canción, ya que era una tradición muy dulce, que tenía la familia Kim, y que servía para ayudar a toda su familia en momentos así.

Después de muchas lágrimas, palabras tiernas llenas de aliento, por fin se animó a colgar, no sin antes agradecerles por todo, y decirles lo mucho que los amaba.

Tres horas después...

Eran las tres de la tarde, y me encontraba en mi oficina, arreglando mi agenda, pues era obvio que papá nunca hacía eso, ya que mamá lo ayudaba en estos temas, sirviéndole como su secretaria, aunque ella lo hacía desde la casa, pero yo no quería ser ayudada por nadie, ya que sentía que esto era molestar a la gente, y no me sentiría bien si recibía ayuda.

La puerta sonó, haciéndome que dejara todo a un lado, para arreglarme un poco, y que la persona del otro lado no me viera con este estado de zombie, o algo peor.

-.Adelante-. Alce la voz, sonriendo como siempre lo hacía, aunque muchas veces esta sonrisa era más falsa que mi bolso de diamantes cien por ciento reales. -.Oh Dios mío, que estás haciendo aquí?-. No deje que contestara, o que entrara por completo a la oficina, cuando me lancé a sus brazos, enredando mis piernas en su cintura, y mis brazos en sus hombros, para después llenar de besos toda su cara, recibiendo tímidas risitas, llenas de diversión, al igual que besos en mi cabeza.

-.Bueno... al fin terminó mi intercambio en Europa, y decidí regresar a mi amado Corea, buscando a la chica de mis ojos-. Suspire con emoción, para después jalarlo hacia el sillón de adentro, haciendo que se sentara a mi lado -.Y escuche que tú estabas a cargo de la empresa Kim, así que me vine directamente hacia acá, para que pudiéramos hablar de algo muy importante para mí-. Me acomode mejor en mi lugar, poniendo toda mi atención en él, pues se notaba muy afligido.

Tome sus manos entre las mías, dándole un ligero apretón, en una señal silenciosa de que lo iba escuchar en todo su relato.

-.Recuerdas a Austin?-. Me pregunto con la voz quebrada, a lo que solo asenti con rapidez, pues quien va a olvidar al chico del que tanto le hablaba su mejor amigo, describiendolo como lo mejor que le ah pasado en su corta vida -.Él me dejo hace unas semanas, sin dar explicaciones, ni nada por el estilo, solo me dijo que ya no era lo mismo, que la chispa entre nosotros se había acabado, y que estaba harto de intentar que todo mejorará-. Mi seño se frunció en automático, pues no podía creer eso, Minnie era la mejor persona que puede existir, y él daba lo mejor de frente a ese tonto chico -.Hace dos días... la policía llego hasta mi casa, diciéndome que habían encontrado el cuerpo de... él estaba... sin braz... Dios no puedo ni decirlo... él se fue... y yo no pude hacer nada... nada por él-. Mi cuerpo se puso rígido, sintiéndome la mayor estúpida, pues ese chico se había alejado de mi amigo para salvarlo, y yo solo lo había juzgado sin ningún argumento.

No supe que decir, así que solo lo atraje hacia mi, haciendo que su rostro quedara en mi cuello, recibiendo todas sus lágrimas en mi piel, mientras acariciaba su cuerpo para que desahogara todo el peso que cargaba en su interior.

-.Yo... quiero unirme a... tu agencia-. Aún con los temblores en su cuerpo, pude ver la determinación que había en su mirada, y la esperanza de que lo aceptara.

-.Minnie... entiendo por lo que estás pasando, pero... no quiero ponerte en riesgo... no estás capacitado para este puesto... tienes que entrenar, y tener un corazón de piedra... aquí verás cosas horribles, que ni con todas las cosas buenas de la vida... se olvidan-. Sabia que esta no era la respuesta que quería, pero no quería quitarle la pureza a mi amigo, y menos por un arranque de ira, o tal vez el cargo de conciencia con el que llevaba por no ayudar a su primer amor.

Me sorprendió la forma tan ruda con la que lanzó el cojín que estaba entre nosotros, para después comenzar a caminar por todo el despacho, tratando de apaciguar toda su furia hacia mí.

Me quedé en mi lugar, esperando a que se calmara, pues sabia que no era bueno meterse en el camino de alguien que solo pensaba con el coraje en su corazón, y menos con una de las personas más importantes que tienes en tu vida.

-.Bien... bien...-. Me puse de pie al verlo ya más tranquilo, quedando frente a él, esperando a que me dijera lo que había pensado, pues tenía esa expresión tan típica de él, de cuando tenía un plan para lograr lo que él quería hacer -.Contarme como tu secretario, así te ayudaré en lo que necesitas, y me prepararé al mismo tiempo para ser una agente, y si no lo logro... renunciare a esta estupida idea-. Me quedé callada por unos segundos, analizando lo que había dicho, viendo esa mirada tan rota que tenía, y la desesperada aceptación de mi parte.

-.Esta bien, pero solo tienes tres meses para conocer lo básico, y si para ese entonces no lo logras, estas fuera-. Espere su respuesta, aunque esta vez tenía un rostro sin ninguna mueca, completamente frío, pues ahora era la CEO de la empresa, y no su mejor amiga.

-.Gracias, gracias, gracias, te prometo que no te arrepentirás de esto-. Y sin poder evitarlo, comencé que saltar a la par de él, pues no lo iba a dejar solo en esta pequeña celebración que estaba teniendo.

Dulce Agencia ( Hwasun )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora