Adivinad dónde era la fiesta. Exacto, en la discoteca en la que trabajaba Troy. De alguna forma, Kir había conseguido enterarse de que se haría una fiesta allí.
Se supone que había que ir elegante, pero a mí no me podías pedir mucho. Me puse un vestido ceñido, de manga larga y morado. Era lo único colorido que tenía.
- ¿Se me ha olvidado mencionar que la fiesta la organiza Theo?- preguntó, saliendo del baño.
Pues sí, se le había olvidado.
- Pero eso no quiere decir que vayamos a verle, ¿sabes?- trató de explicar - Es decir, es un niñato popular, invita a mucha gente.
Decidí creerle, sentarme en su tocador y dejar que me maquille. Le pedí algo natural, porque no estaba acostumbrada a verme con mucho maquillaje, pero Kir me puso bastante de todo.
- Te dejo elegir el pintalabios porque al final de la noche ya no tendrás - me guiñó un ojo.
- ¿Qué quieres decir con eso?- pregunté, cogiendo el pintalabios más clarito posible.
- ¿Qué has entendido tú con eso?
Contestar una pregunta con más preguntas, buena táctica.
Fuimos con mi coche esa vez, para evitar lo de la otra vez. La cola de la entrada era bastante larga, no pensé que tanta gente querría ir a su fiesta.
- Vaya... mis mejores amigas.- murmuró Theo, que estaba en la entrada - ¿Qué hacéis en la discoteca de mi padre, chicas?
- Lo mismo que el resto de gente.- dijo Kir, dándole el dinero para las entradas.
- Podéis entrar gratis.
Oh, no...
- Queremos pagar, Theo.- le volví a dar el dinero - No vamos a entrar si no nos cobras.
Él rodó los ojos, pero aceptó el dinero y nos dejó pasar.
La discoteca tenía tres plantas, a nosotras nos tocaba en la de abajo porque solo habíamos pagado para eso. Es donde más gente había.
- Oye, ¿no has visto a Troy?- me preguntó, buscando entre la gente.
- Eeeeh... no, igual está en la barra.- sugerí.
- Vamos a pedir algo.- me llevó con ella a la barra.
Y allí sí que estaba, atendiendo a unas chicas que querían ligar con él. A Kirsten se le escapó una risa baja, mientras le pedía las bebidas a otro camarero.
Como era tradición, pidió los chupitos de tequila. La última vez no es que me sentara especialmente bien, así que solo me tomé uno y luego pedí una copa.
- Voy un momento al baño, Cle.- dijo ella, arrastrando un poco las palabras.
Kir no venía y yo me estaba aburriendo. En ese momento, quiero culpar al alcohol, pensé que era una buena idea acercarme a Theo - que iba dirección al baño -.
- ¿Anderson?- preguntó.
Y, quiero seguir culpando al alcohol, le di un pequeño beso. Él sonrió y me pegó a la pared para seguir, pero me arrepentí enseguida. No era lo que quería.
Traté de moverme un poco a la izquierda, pero él estaba muy cerca de mi cuerpo. Miré su cara, para ver si así se daba cuenta y se apartó.
- No deberías besarme si luego no vas a querer nada.- murmuró, mientras se iba.
- Y tú no deberías tratar mal a las chicas con las que quieres acostarte.- dije.
No sé de donde salió eso, porque en otras circunstancias no lo hubiera dicho.
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El libro de mi vida
RomanceCleo Anderson, 19 años, ama escribir. Lo ama tanto que su vida se basa en eso, en encerrarse en su cuarto por horas e imaginar historias para plasmarlas en un papel. Un día, su mejor amiga, le sugiere apuntarse a un club de lectura y escritura. Pued...