Mil trozos

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Bajé al salón. Arden y su novia, Mary, estaban sentadas junto a Lewis y Bea en el sofá grande. En uno de los sillones estaba Van, con una cerveza en cada mano y en el de enfrente, Cameron con Steve en brazos. Mi  madre estaba sentada al lado de mi padre en un banco que teníamos en el jardín. Faltaba Verónica, lo noté enseguida. 

- Está de viaje con su marido, creo que se han ido a Francia - comentó mi padre, que vio que la buscaba con la mirada. 

De la cocina salió Joel, que le dio una copa de vino a Cameron. Él no le dijo que no, pero tampoco la probó en toda la noche. 

- ¿Sois novios ya?- preguntó Steve cuando me senté en el apoyabrazos del sillón. 

Él tenía una sonrisa en el rostro. Lewis y Van soltaron una carcajada al ver la cara de mi padre y Bea le dijo a su hijo que esas cosas no se preguntaban. 

Cameron se rio y le hizo cosquillas a Steve, que empezó a reírse y gritar su nombre para que parara. Se me escapó la sonrisa al verle, Arden lo notó y me guiñó un ojo. 

- ¿Qué hacemos aquí, Nelson?- preguntó Van, que ya estaba cogiendo una tercera cerveza. 

- Tú, beberte mis cervezas - le señaló, tirándole un cacahuete -. El resto es porque tenemos algo que contaros. 

Todos se quedaron en silencio hasta que Arden dijo:

- Dime que no voy a volver a ser tía, ya tuve suficiente. 

Antes de que mis padres respondieran, Steve ya se había ido a corriendo a tocarle la barriga a mi madre. 

- ¿Hola, cosa?- preguntó. 

- No estoy embarazada - afirmó, devolviéndole el aire a Arden -. Es otra cosa. 

- ¿Vais a ser abuelos?- preguntó Lewis, entre risas. 

Todos se quedaron callados, incluidos Cameron y yo porque no nos esperábamos algo así. Empezamos a sentir los ojos sobre nosotros, incluso los de Steve. 

- No me jodas - murmuró, mirando fijamente a mi padre. 

- ¡No!- grité enseguida, horrorizada -. ¡No, no!

- Pues decidlo de una vez que me aburro - musitó Van. 

- Nos vamos a casar - dijo finalmente mi madre. 

- ¿¡Qué os vais a qué?!- gritó Arden, levantándose a abrazarles -. Dios mío, vas a estar preciosa - le dijo a mi madre. 

De fondo se escuchaba a Van tosiendo porque se había atragantado, pero el momento era bonito igual. Steve aplaudió, aunque no sé si tenía muy clara la razón y Bea, Lewis, Joel y Mary se acercaron a felicitarles. 

Hicieron mil preguntas, tantas que Steve se quedó dormido apoyado en Cameron y en mí, y decidieron quedarse a comer. Yo, aprovechando que en el salón ya no quedaba nadie, empecé a hablar con Cameron:

- Vas a venir a la boda, ¿verdad?- le pregunté. 

- Claro - aseguró, susurrando para no despertar a Steve -. ¿Irá Kirsten?

- No lo sé, todavía no lo he hablado con ella - contesté -. Mañana en la universidad se lo comentaré. 

Dios, mañana tenía que volver. Y tenía que verle la cara a Theo, lo cual no me hacía mucha ilusión. 

- ¿Sigues yendo a la universidad?- preguntó, provocando que frunciera el ceño. ¿Por qué no iría?- Pensé que ya te habías dado que la psicología no era tu vocación. 

- No voy a tener esta conversación contigo otra vez - zanjé el tema, aunque él seguía sin estar conforme. 

- Cleo...- murmuró, jugando con una de mis pulseras. 

- Lo dices como si tuviera elección - solté, tensa -. Si no voy a la universidad, acabaré viviendo en casa de mis padres hasta mi jubilación. 

- Dedícate a escribir - se encogió de hombros -. Céntrate en acabar uno de tus libros, llévalo a editoriales, concursos... no sé, lo que sea que te dé una oportunidad. Vive de ello. 

- Kirsten y yo nos cogimos un año sabático para encontrarnos: Ella se dio cuenta de que le gustaba la psicología y yo me di cuenta de que no soy capaz de terminar ni un simple cuento infantil. 

Él no dijo nada, simplemente me miró y se levantó para dejar a Steve durmiendo en el sofá. Me cogió de la mano, me hizo ponerme de pie y me llevó hasta mi habitación. 

- Escribe sobre algo o alguien que te inspire, sobre su vida... Puede ser un cantante, quién sea - me aconsejó -. Normalmente, escribir sobre alguien que queremos o admiramos ayuda. 

Pensé en mis padres, han estado siempre ahí cuando lo he necesitado y siempre me han impulsado a seguir mis sueños. Aunque ni siquiera saben cuales son porque no se lo cuento. Aunque no saben absolutamente nada de mi vida, siempre serán los primeros en ayudarme a que la viva feliz. 

Cuando me di cuenta, estaba escribiendo lo que sentía por ellos. La admiración y el amor que no les demuestro tanto como me gustaría hacerlo. Joder, necesitaba decirle a todo el mundo que le quería antes de que fuera tarde. 

Corrí al jardín como una loca - pero antes paré en el salón para darle un beso en la frente a Steve y decirle que le quería - y fui uno por uno dándoles besos y abrazos mientras repetía con entusiasmo que les quería. 

- ¿Qué haces?- me preguntó mi tía, pero la ignoré y fui corriendo a la puerta del jardín - por la que salía Cameron - y le estampé un beso. 

Cuando me separé, le susurré:

- Te quiero, Vampirito. 

Su mirada se había movido hacia la mesa donde estaban los demás, por lo que supuse que puede le hubiera metido en problemas. 

- Y tú decías que eran solo amigos - inquirió Van, hablándole a mi padre -. Le ha metido la lengua hasta... 

Se calló cuando mi padre le tiró la cerveza por encima con una sonrisa irónica. Joel intentaba no reírse, mientras que Arden y mi madre lo hacían sin preocuparse. 

- ¿Eso ha sido un beso de amo'?- escuchamos que preguntaba una vocecita. 

- Sí - respondió Lewis, levantándose rápido de la silla para que mi padre no le dijera nada. 

Resultaba gracioso ver como, por primera vez, Cameron parecía no saber qué hacer o decir. Luego, mis padres se levantaron y pareció pasarlo aún peor, pero se relajó cuando pasaron de largo. 

- Siento haberte incomodado - dije, cuando lo vi un poco más calmado. 

En vez de responderme, me devolvió el beso y duró bastante más de lo esperado. 

- Yo también te quiero, Cleo. 

Juro que mi corazón se multiplicó en mil trozos y cada uno de ellos le pertenecía. 

El libro de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora