Capítulo 8🖤

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Lo que pasó hace unos instantes en la sala me pone más que feliz, más bien caliente pero nada que una buena ducha no resuelva.

Pensándolo bien hace mucho que no me sentía así tan bien, tan sexy, tan dominante es lo más placentero que existe.

Mi buen humor me dice que es momento de leer un libro, pero uno de esos que te dejan sin aliento, así que me dirijo al sótano, allí están guardados todos los libros que mi mamá tenía pensado donar pero seguro alguno me motiva.

Bajo las escaleras cuidadosamente y encuentro la caja, me doy cuenta que es esa porque tiene escrito por fuera DONAR, con cuidado la abro y voy seleccionado los que más me gustan, entre ellos Trópico de Cáncer de Henry Miller que según su portada promete mucho.

Pero lo que más me llama la atención es que hay uno diferente, y es como un cuaderno, más bien un diario y está escrito con la letra de David.

29 de diciembre del 2019
Han pasado cuatro días desde la fiesta de Navidad en aquella discoteca, recuerdo que la noche estaba bastante movida, estábamos bailando Pablo mi mejor amigo, Deborah mi prima, Alex su hermano, Lana su novia y yo, ojalá y a Brina no le hubiese dado fiebre, la fiesta no fue lo mismo sin ella. Recuerdo que tomamos muchísimo, al punto de ver borrosas a las personas, me sentí mareado, como en las nubes. Pero en ese instante mi mente completamente quedó en blanco. Hasta hace unos días no recordaba nada, sólo que despertaba completamente desnudo en una habitación de hotel, mi ropa regada por todos lados y un dolor horrible de cabeza. Hasta hace dos días no recordaba nada, pero ahora sí lo hago, tengo visiones borrosas, sentí unas manos que me acariciaban, labios que me besaban, mi cuerpo reaccionaba a los estímulos pero mi mente estaba en cualquier otra parte, era una chica, hasta hace dos días no la distinguía pero hoy pude ver su cara en mi mente, la reconocí, me asusté, la odié, no entiendo el porqué, es insólito pero era ella, Deborah, mi prima.

No puedo creer lo que estoy leyendo, en este preciso momento no puedo expresar como me siento, es una ira tan fuerte que tengo ganas de matar a alguien

—Aaaaaah—grito—me las pagará

Estoy tan furiosa que subo las escaleras que parece que ha llegado un tornado, tengo los ojos rojos de la ira, la impotencia, cuanto antes acabe con esto mejor.

Corro

Corro tanto que no respiro, me paro cuando la veo llegando a su casa

—¡Brina!

—Zorra—la abofeteo tan fuerte que pierde el equilibrio.

—¿Qué te pasa? ¿te volviste loca?—se toca la mejilla

—Te creí mi hermana, mi amiga, Zorra, traicionera, puta.

Estoy perdiendo el equilibrio emocional. Ahora mismo no sé de lo que soy capaz.

—¿De qué hablas?

—De lo que le hiciste a David aquella Navidad, te aprovechaste de su estado de embriaguez

—Brina, yo te puedo explicar, yo solo...

—No tienes justificación, zorraaaaa

—Brina, no sé qué me pasó—comienza a llorar—, sólo quería sentir lo que sentías tú, fue un lapsus.

—Tocaste lo mío y lo vas a pagar.

En ese instante va pasando una señora con las compras del supermercado y de la bolsa se veía una botella de lo que supongo que es lejía, sin pensarlo se la arrebato , la destapo y se la lanzo a Deborah en los ojos

—Ahhhh mis ojos—grita

—Sufre maldita.

—Loca, me dejas ciega.

—Es lo que te mereces, ojalá mi cara sea lo último que veas en tu jodida vida.

La señora comienza a gritar, y llama a emergencias, yo lo único que puedo hacer es correr, correr, no huir, sino correr y disfrutar del delicioso sabor del sufrimiento ajeno.

Nota: yo digo que a Sabrina necesitan encerrarla  ya, pero yaaaa. Me explota la cabeza este personaje, Dios bendito.

Preciosos voy a necesitar ayuda porque con lo que se viene a la que van a encerrar es a mí, jajsjaja.
Los amo infinitamente. Gracias por leer. Hasta la próxima🌚

Psicosis (Primera Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora