Bokuto literalmente saltaba en su asiento mientras el auto avanzaba por las cargadas calles de Tokio, Tsukishima desde el asiento trasero quería golpearlo, pero Kuro, que manejaba, estaba igual o más emocionado que su novio bro.
— Es solo un parque, pareciera que nunca fueron a uno dios mio.
— Vamos Tsukki no seas aguafiestas, hace un año que está cerrado y al fin podremos volver.
Akaashi acaricio la mano del rubio comprensivo, el tampoco estaba demasiado contento por salir, hubiera preferido quedarse en casa viendo algún documental de asesinatos.
— Además las sillas voladoras fueron remodeladas, mí amigo me dijo que de verdad parece que te vas a soltar.
— ¿Y lo divertido es?
— La adrenalina Kei, la adrenalina.
Suspiro, Tsukishima no era fanático de poner su vida en riesgo por una hormona que podría conseguir de forma más segura viendo una película de terror. Pero sus novios mayores no habían dejado de hablar del bendito parque desde que a Bokuto le había llegado el vídeo promocional hace dos semanas.
Cuando llegaron al lugar les costó encontrar un lugar para estacionarse, en varios momento el menor pidió para seguir de largo y volver a casa, pero Kuro era un conductor terco y al final consiguió un espacio diminuto para su auto.
— Si el auto termina rayado te haré lamerlo hasta que no se note — amenazó Akaashi.
Bokuto y Kuro corrieron hasta la entrada emocionados como un niño con su primer juguete, compraron los cuatro boletos y dejaron atrás a sus novios para ir inmediatamente a las sillitas voladoras qué tanto ansiaba conocer Bokuto.
— Van a terminar vomitando y yo no voy a limpiar — amenazó Tsukishima. Akaashi asintió y le tomo de la mano para ir a ver qué había en los puestos.
Kuro tenía a Bokuto al lado suyo, apenas la máquina empezó a funcionar se tomaron de la mano mientras reían histéricos, sus pies se despegaron del suelo y las personas se vieron cada vez más pequeñas hasta que empezaron a girar.
— ¡Gracias por traerme aquí bro!
— ¡Gracias por venir conmigo!
No dejaron de gritar y reírse hasta que la gran máquina de detuvo, y apenas bajaron corrieron juntos hasta el barco pirata, no se soltaron en ningún segundo.
— ¿Cuál peluche quieres Tsukishima? — pregunto Keiji acariciando el cabello de su novio.
— Ese triceratops.
— Tu amigo tendrá que apuntar muy bien, ese es el premio grande — dijo el hombre atrás de la mesa.
— Mí novio tiene la mejor puntería, se lo aseguro — dijo Tsukishima engreído.
Akaashi rio y tomo la pequeña pistola de aire comprimido, logro tirar todos y cada uno de los vasos, mucha gente se acercó a verlo porque fácilmente podría ser franco tirador. Al final se fueron con el dinosaurio seguro en los brazos del rubio.
Kuro y Bokuto habían bajado del tsunami con el corazón en la boca, todas las máquinas gigantes estaban cumpliendo sus espectativas y ahora tocaba subir a la montaña rusa, se sentaron bien delante para poder apreciar cada una de las caídas, cuando llegaron al punto más alto el carrito paro por unos segundos y ellos se tomaron una selfie dándose un beso. Kuro la bautizo como su nueva foto favorita en toda la galaxia.
— Kaashi mira que bonito sauropodo — dijo Kei estirando el abrigo del otro, ya tenía una bolsa llena de premios que su novio "el dios de los juegos" había ganado para el en las maquinitas.
— Lo quieres pequeño.
Tsukishima asintió.
— Entonces será tuyo — dijo dándole un piquito.
Al final el pelinegro embocó todas las pelotitas y el peluche fue a parar a la bolsa del menor con el resto de sus hermanos, Kei estaba amando el parque.
Cuando dieron las ocho los cuatro se encontraron en la rueda de la fortuna, Kotaro y Tetsuro estaban despeinados y se habían sacado sus abrigos, parecían extremadamente felices. Mientras tanto Kei iba abrazando su última adquisición, un gran peluche de panda que Keiji consiguió ganando tres veces tirar a alguien al agua.
— Parece que se divirtieron pequeños.
— Lo hicimos, Akaashi es un verdadero genio saben, lo hicieron posar para enmarcarlo en una foto como un nuevo récord, nadie nunca había ganado en todos los puestos — el rubio sonaba orgulloso.
— Nuestro Kaashi siempre hace todo bien — menciono Bokuto dejando un beso en la frente del pelinegro.
— Bueno nuestra última parada, arriba todos.
Los cuatro se acomodaron en la casilla, mientras Tsukki les enseñaba sus nuevos peluches con nombres mientras la máquina funcionaba.
— Me alegra que al final hayas disfrutado Tsukki — sonrió Bokuto.
— Si lo hice, mucho, tenemos que venir de vuelta.
Cuando llegaron a la cima Kuro levanto su churro al aire, proponiendo un brindis.
— ¡Por nosotros y nuestro amor, salud!
Bokuto se unió de inmediato, luego Kei y por último Keiji con un ligero sonrojo en sus mejillas. Había sido una velada magnífica que ninguno podría olvidar jamás.
Cuando llegaron a casa se acurrucaron los cuatro juntos en la gran cama y durmieron así, entre besos, mimos y caricias.
ESTÁS LEYENDO
Headcones BokuAkaKuroTsukki
FanfictionTodos sabemos que el BokuAkaKuroTsukki es la OT4 menos canónica que hay en Haikyuu, pero eso no significa que no tenga varios headcones de mis bebés polígamos favoritos.