Capítulo 14

256 22 2
                                    

La mañana siguiente, el sonido de él cantando me despertó. Me quedé acostado con los ojos cerrados solo escuchando por un momento. La voz de Louis salía del cuarto de baño, cantaba ‘Danny Boy(*)’ en la ducha.

Salí de la cama y entré de puntitas al cuarto de baño, y lo vi a través de la cortina. Louis estaba bajo el agua con sus ojos cerrados, enjuagándose el champú de su cabello. «Y oía», —él cantaba—, «el suave caminar hacia mí...»

Empujé la cortina de plástico a un lado. Él seguía cantando. «Y todos mis sueños eran cálidos y dulces...»

Entré cuidadosamente en la ducha. Él parecía no notarlo. «Si tú no me dices que me amas... »

Me deslicé y puse mis brazos alrededor de su cintura.  Sonrió.

«Simplemente dormía en paz hasta que llegaste a mí.»

Abrió los ojos, me agarró y me besó.

—No te detengas.

—Bien. —Me besó de nuevo durante más tiempo esta vez.

—Quiero decir, —dije cuando nos separamos para tomar aire—. No dejes de cantar. Aunque esto también es lindo.

—Ese es el final de la canción. —Se presionó contra mí y apoyó su cabeza en mi hombro—. Además, hay mejores cosas que hacer que cantar, ahora que estás aquí.

—¿En serio?

—Mm. —Él besó el camino desde mi cuello hasta mi boca. Deslizó su lengua dentro y nos perdimos un momento.

Mis manos vagabundearon por su espalda y exploraron la curva de su culo. Soltó un pequeño gemido que me atravesó igual que un relámpago. Él pasó sus palmas por mi cuerpo y envolvió con su fuerte mano mi pene, que rápidamente prestó atención. — Quiero esto dentro de mí, —murmuró en mi oído.

El pensar en empujar mi pene en ese grande y respingón culo envió olas de excitación que me recorrían. Pero no creía que estuviera listo para eso, y no podía pensar en lastimarlo.

—¿No crees qué es demasiado pronto? No hay prisa. Tenemos el resto de nuestra vida.

Él dejó de chupar el lóbulo de mi oreja y me miró seriamente. —Si algo he aprendido, es que nada, nunca, es tan largo como crees.

Él movió la cortina y salió antes de que pudiera pensar una sola cosa que decir. Resistí la urgencia de seguirlo. Después de terminar de bañarme, envolví una toalla alrededor de mis caderas y entré en la recámara.

Louis estaba acostado en la cama recorriendo los canales de la televisión. Usaba unos desgastados y descoloridos jeans que se le ajustaban como una segunda piel, y tenía los pies desnudos y sin camisa. Se veía tan malditamente sexy que hizo que mi pecho doliera. Me vio y regresó a la televisión.

—Hey, —dijo.

—Hey. ¿Qué ves?

Se encogió de hombros. —No mucho, solo hago zapping.

Asentí y me senté en la cama a su lado. Veíamos los canales cambiar en silencio durante unos minutos. Después de un momento se enderezó y me miró fijamente.

—Lo siento. Tienes razón. Te quiero en mi interior con tanta urgencia, pero también estoy asustado. Si reacciono de esa manera solo de pensarlo, será mucho peor si eso realmente sucede. Esto no es justo para ti.

—Louis, no espero por mí. —Me acerqué y tomé su mano en la mía—. Quiero esperar porque es lo correcto para ti. Tienes que darte tiempo.

—Ha pasado un año desde... —se interrumpió y miré hacia la pared.

La canción olvidada (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora