Capítulo 17

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Creía que ambos seríamos felices estando todo el día acostados. Pero era viernes, ambos tocábamos esa noche, y Louis estaba determinado a ir a correr primero. Así que nos vestimos y salimos al frío de noviembre.

— ¿A dónde? —Pregunté mientras caminábamos bajo el leve sol de invierno. — ¿Qué si vamos al Grove Park Inn?

—Bien.

Eso era fácil, cinco kilómetros, el pequeño parque público estaba en la colina abajo de Grove Park Inn, y habíamos tomado esa ruta muchas veces, yendo por detrás del camino para evitar el tráfico. Amábamos correr a través del viejo vecindario, con sus acogedoras casas y estrechas líneas de árboles. En ocasiones veía un pequeño letrero de ‘se vende’ frente a una y soñaba despierto acerca de comprar una casa y vivir en ella juntos hasta la vejez. Era un lindo sueño aunque ambos sabíamos que probablemente nunca tendríamos el dinero para eso.

Cuando llegamos al parque decidimos dar vueltas por el carril interior. Estábamos a la mitad del parque cuando Louis gritó y se tambaleó de repente. Ambos nos detuvimos y lo miré preocupado.

— ¿Qué sucedió?

—No sé. Algo me mordió, creo. Joder, eso duele.

Se llevó la mano a la parte de atrás de la nuca y ambos vimos el pequeño dardo que sacó de su piel. Por un minuto nos quedamos mirando, atontados. Entonces levantó la vista y empezó a mirar a todos lados con los ojos bien abiertos.

— ¿Qué? —dije—. ¿Qué es eso?

Él tomó mi brazo con fuerza. —Harry, escúchame. Corre a la casa más cercana y diles que llamen a la policía.

— ¿Qué? ¿Por qué?

Él parpadeó y sacudió la cabeza. Su cara repentinamente pálida sus labios azules. Fruncí el ceño.

—Él está aquí, Harry, viene por nosotros.

— ¿De qué diablos estás hablando?

Empujó débilmente mi pecho. —Ve, ve, a conseguir ayuda.

—Louis...

—No discutas —dijo, luchando por respirar—. Solo ve.

Sus rodillas se doblaron y lo atrapé y lo senté en el suelo, acunándolo contra mi pecho. — ¡No voy a dejarte! Joder, ¿qué sucede?

Sus palabras eran balbuceantes y torpes. — Escucha... me me... esto es... una droga... actúa rápido... dura... algunas horas... usualmente... estaré bien... cuando pase... se acabe... Él... Él viene... por nosotros... Joder, ¡ve! —Sus ojos giraron y él cayó desmayado en mis brazos.

— ¿Louis? —Mi voz se oía con pánico. Todo se sentía distante e irreal. Acaricié la cara de Louis. Su piel estaba fría y húmeda, su respiración tan lenta que apenas podía notarla. Mis manos temblaban y mi corazón se aceleró. Nunca había sentido tanto terror en mi vida—. Dios, Louis, despierta, por favor ¡despierta!

—No te molestes, —dijo una voz femenina—. Él no va a despertar al menos en un par de horas, probablemente más.

Levanté la vista. Una mujer estaba frente a nosotros, mirándonos con una fría sonrisa. Era alta y delgada, con un largo cabello oscuro dentro de una alta cola de caballo y la piel del color del caramelo. Una real belleza, pero sus ojos eran duros y fríos como el granito. La miré fijamente.

— ¿Qué diablos le hiciste?

—Es una combinación de dos drogas de acción rápida; no tiene efectos permanentes. Si despierta. Creo que lo hará.

La canción olvidada (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora