Capítulo 13

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Septiembre llegó y se fue y el clima cálido comenzó a ser más frío. Octubre trajo una explosión de color con el cambio de las hojas. Louis amaba vagabundear por la línea de árboles en las tardes, y tomábamos largas caminatas juntos, explorando todos los rincones de la ciudad. Eso logró que él conociera la ciudad incluso mejor que yo. Finalmente logró que lo acompañara a correr en algunas ocasiones. Para mi sorpresa, me gustó mucho, y muy pronto lo acompañaba casi todo el tiempo. Disminuyó los kilómetros por mí, pero no parecía importarle.

Louis estaba viendo a una buena terapeuta desde unos días después de que me contó lo de su padre. Yo fui a algunas de sus sesiones y me agradaba la doctora Spencer. Tenía una manera bastante tranquila de conseguir que hablaras con ella sin esfuerzo. Louis estaba sorprendido de lo fácil que era hablar con ella sobre las cosas que le habían sucedido. Ella no se horrorizaba, ni sentía lástima por él, ni ira por lo que su padre había hecho. Eso fue una revelación para él, darse cuenta que su pasado no cambiaba cómo la gente lo veía ahora.

Dejé mi apartamento y me mudé con Louis. Nosotros teníamos nuestras altas y bajas, como todo el mundo. No todo era luz de sol y rosas. Louis seguía siendo Louis, de carácter caliente, incluso aunque ahora se reía mucho más a menudo. Teníamos nuestra cuota de desacuerdos, pero yo no hubiera cambiado ni una cosa. Estaba enamorado y amaba todo de él, no solo las partes divertidas, y disfrutaba todo el maravilloso paquete del iracundo, terco.

Cada día que pasaba estábamos un poco más cerca y podía sentir los lazos entre nosotros profundizarse. Louis empezaba a tolerar deslizar sus manos dentro de mis pantalones cuando nos besábamos y agarraba mi trasero. La primera vez que llevó su mano al frente, en lugar de solo rozar mi eje con la punta de los dedos, estuve cerca de correrme ahí. No habíamos llegado mucho más allá de eso, pero él tampoco había entrado en pánico, así que decidimos celebrarlo. Nos dirigimos a un elegante bar que conocíamos, bebimos tequila, y comenzamos a improvisar canciones, con Louis al piano. Después de que el bar cerró, regresamos a casa y nos quedamos hablando toda la noche acerca del futuro.

Ese fue un momento decisivo. Sabíamos que no nos iba a tomar mucho tiempo más, antes de que pudiéramos dar el siguiente paso y convertirnos en amantes. Ambos éramos muy cuidadosos sobre nuestros exámenes regulares de VIH y ambos estábamos limpios, así que decidimos tirar la caja de condones. Louis bromeaba que deberíamos hacer algún tipo de ceremonia, para mostrar nuestro compromiso con el otro

—Invitaríamos a todos los que conocemos. —Él estaba en medio de la cama, con un pie colgando del borde—. Puede ser una ceremonia en el exterior. Nos vestimos elegantemente, y decoramos el bote de basura con listones y otras cosas, y habría un predicador que leyera versos apropiados. ¿Crees que Niall podría tocar algo con su violín, dado que ambos estaremos ocupados?

— ¡Estás tan lleno de mierda! —Me reí— No hay manera en el infierno de que hagamos esto.

—Hm. El predicador es demasiado, ¿huh?

—Sí. Especialmente dado que ninguno de nosotros es lo que se puede decir religioso.

Pretendió pensar en eso. —Bien, sin predicador. Pero aún dejaremos los listones de satín sobre el basurero, y ambos vestiremos de blanco. Tú usarás vestido, dado que eres él más bonito.

Me senté en el suelo donde había un rayo de luz. Él parecía absolutamente serio. Si no tuviera ese travieso brillo en su mirada pensaría que estaba enfadado. Pero no me engañó ni por un segundo. Subí a la cama y jalé su pierna, cayó de espaldas.

— ¡Hey! ¿Qué estás haciendo?

—Creo que ya lo sabes. Mejor admite que realmente no estás planeando una ceremonia para tirar los condones, o lo haré, ¡lo juro!

La canción olvidada (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora