Aikiara
— Niña mala, tu comportamiento allá abajo no fue el adecuado.
Me recorre las piernas con la punta de los dedos, solo me causa repulsión y asco, sin embargo, lo permitía. Era la primera vez que me comportaba así, yo era una chica respetuosa, jamás les había alzado la voz a mis padres, pero todo esto me tenía abrumada y dolida.
—Esto es lo que les pasa a las niñas tontas como tú, que creen que el mundo es color de rosa, pero me alegro que te hayas dado cuenta de la puta realidad.
—Por favor, no lo hagas —le digo con lágrimas en los ojos —. No me siento bien.
—¿Hacer qué? ¿Esto? —me penetra con sus dedos, pero es muy brusco y me duele. Empiezo a llorar con más fuerza.
—Eres tan débil y ridícula. Debes de disfrutarlo y gemir por el placer que te estoy dando.
—Esto no es placer, realmente me duele.
Dejo de moverse. Suspiré aliviada, pero me arrepentí de haber bajado la guardia tan rápido.
Me tomó de cuello, me volteo para quedar frente a frente. Su mirada me lo decía todo, había cometido un error al decirle eso. Me empezó a empujar hacia la cama que estaba detrás de mí, sabía lo que iba a pasar. Trate de resistirme, pero sabía que terminaría peor si lo seguía intentando.
Me obligo a tener sexo con él, le suplique para que se detuviera, pero nunca me hizo caso. Desde ahí lo empecé a odiar, quería que muriera por lo que me hacía.
El tiempo pasaba. En mi cabeza solo rondaban recuerdos de él cuidándome, jugando, como es posible que me estuviera haciendo eso, una persona que siempre creí que me cuidaría y nunca me haría daño. Ese día se sentía diferente, sentía que algo cambiaba en mí, me sentía rota.
Despierto de mi pequeña ensoñación, recuerdos que jamás se irán de mi mente. Observo todo a mi alrededor, estamos en la biblioteca de casa, nos encontramos haciendo los deberes del instituto. Asher discute los temas con Noah y Mika, mientras Rosaline lee el libro de idiomas.
—¿Me puedes dar solo un minuto de tu perfecto tiempo Aikiara?
Volteo a ver a Nora. Lleva casi una maldita hora hablando, ni siquiera sé de qué habla. Hace tiempo no me sucedía esto, temo a que los recuerdos regresen y me hagan mierda de nuevo.
—Lo siento.
—No, ¡Maldita sea Aikiara! —dice molesta—. Siempre estas con esa actitud de mierda.
—No te metas conmigo Nora, detente y no hagas el ridículo.
—¿El ridículo? —pregunta, Rosaline deja el libro aun lado, prestando atención. Odiaba discutir entre nosotros, pero había ocasiones en las que me sacaban de quicio.
—Jamás me vas a poder ganar una pelea Nora, solo te verías ridícula —me mira furiosa —. Asi que levántate y sube a tu alcoba. ¡Ya!
—¡Tu no me das órdenes Aikiara! —los demás también dejan de hablar para ver qué sucede.
—Cierra la boca Nora y sube a tu alcoba —amenaza Asher.
—Ahora tú también, no son mis padres. No les debo ningún respeto, estoy harta de ustedes —me levanto y la encaro.
—Perfecto Nora, entonces a partir de ahora cuando hagas una estupidez, no te voy a defender, te harás cargo de tus mierdas ¡tú sola! —me acerco más a ella, se le empieza a reflejar el miedo en los ojos —. No quiero que me pidas ayuda en nada.

ESTÁS LEYENDO
Deseos peligrosos
Gizem / GerilimSolo tú y yo sabemos de los demonios que habitan en nosotros, ¿Sabes por qué lo sabemos? porque por muy enfermo que suene nos amamos.