S E C H S - Girls Just Wanna Have Fun

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Volvimos al apartamento casi a medianoche, agotados como si hubiésemos corrido un maratón —de comida, diría yo—

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Volvimos al apartamento casi a medianoche, agotados como si hubiésemos corrido un maratón —de comida, diría yo—. Mis hermanos desaparecieron entre las paredes y Keyla y yo subimos a mi habitación para ayudarme con ese examen que le había mencionado. Mozart estaba acostado entre nosotras, mordiendo las sábanas de la cama en un intento de llamar nuestra atención.

Estudiamos por unas horas hasta que Keyla pidió un descanso y se lanzó a la cama, agotada. Ambas habíamos estado leyendo sobre presidentes y guerras hasta llegar al punto de querer abrir las ventanas y lanzar los libros.

—Creo que hoy soñaré con presidentes firmando papeles una y otra vez —se quejó ella—.

—Somos dos.

—¿Sabes? No recuerdo haber estudiado tanto para mis exámenes de último año, esto debe de ser alguna especie de tortura.

Asentí mientras me lanzaba junto a ella y miraba el techo como si fuese la cosa más interesante del mundo. Desde hace rato estaba pensando en cómo iniciaría el tema del que Johann me había hablado, y tenía que hacerlo antes de que ella se durmiera.

—Dejemos de estudiar y pongámonos al día —comenzó ella—. Háblame de Dominic, ¿te trata bien? ¿Es lindo? —se acercó más a mí— ¿La tiene grande?

—¡Keyla!

—Lo siento, tenía que preguntarlo —respondió con una sonrisa pícara—. Muéstrame una foto.

—No... no tengo... una foto de su... —balbuceé, sin estar segura de cómo seguir—

—¡No! Una de su cara, tontita.

—Ah.

Saqué mi teléfono para buscar en la galería alguna foto juntos y le pasé el teléfono. Era una foto que nos habíamos tomado unos días después de conocernos, estábamos pegados el uno al otro en una fiesta de disfraces en su apartamento, él iba de cazador y yo de caperucita roja. A Keyla casi se le salen los ojos cuando vio la foto, y le hizo zoom al instante en toda la cara.

—¿Tiene los ojos...? —comenzó ella—

—De dos colores, sí.

—¿Eso es siquiera... posible?

—Se llama heterocromía, sí.

—En estos momentos te envidio bastante, amiga.

Lakeisha y Lamar me habían dicho lo mismo cuando les había mostrado esa foto en específico —a quién le voy a mentir, estaba adorable y muy guapo ese día— así que solo pude sonreír ante el recuerdo. Me devolvió el teléfono mientras ambas reíamos por su comentario, y supe que el momento de sacar el tema había llegado. Sólo que aún no tenía un plan y solté lo primero que se me ocurrió.

—¿Estás molesta con Johann?

Bravo, eres una genio para esto.

—¿Tanto se notó? —inquirió ella, con gesto preocupado—

Débil [Libro 1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora