El tono de llamada más fastidioso sonó de la bocina de mi teléfono y gruñí tanteando la mesa con la mano para intentar alcanzarlo.
"Llamada entrante de Tonto Ninfómano" anunció mi teléfono y giré los ojos, claramente frustrado.
¿Acaso no conocía la frase "dormir hasta tarde"?
Mis dedos dieron con el aparato y deslicé uno por la pantalla para contestar la llamada.
– ¿Sabes que es horrible, Alex? –gruñí de mala manera al micrófono. A la mierda la cortesía y el "hola, ¿qué tal?" — Despertar por ese tono de llamada de ranas gritando.
Aún con los ojos cerrados del cansancio, quité las sábanas que me cubrían y me senté al borde de la cama. Mis pies hicieron contacto con el frío suelo de la habitación y un estremecimiento me recorrió el cuerpo. Mierda, que frío hacía en la habitación.
– No adivinarás lo que estoy viendo. –comentó del otro lado de la línea y pude notar en su tono de voz una chispa de emoción. –
– Hermano, ni siquiera ha amanecido y tú ya estás en la calle, ¿De qué motel estás huyendo ahora?
–Oh vamos, tienes que intentar adivinar lo que veo. –replicó del otro lado de la línea, entre eufórico y molesto. –
–No lo sé, Alex, ¿intentas ir detrás de la chica con la que saliste porque huyó cuando le contaste de tu manía? –contraataqué, y volví a tirarme sobre las almohadas. — Todavía es de noche, amigo, llama en la mañana.
–Estoy viendo una maceta color beige con una palmera bastante bonita y bien cuidada –suspiró, ¿decepcionado? —, pero luego la tocas y es decepcionante porque es plástica. Si revuelvo un poco entre la tierra consigo una llave, ¿Ya sabes lo que veo?
– No, no tengo idea de lo que ves.
– Que bien, porque no te gustaría hacerlo –dijo y en cuestión de segundos escuché la puerta de mi habitación abrirse. —. Buen día, solecito, son las siete de la mañana –abrí los ojos, claramente sorprendido y él corrió las gruesas cortinas de mi habitación, dejando entrar la luz del sol. —, y definitivamente estoy viendo al sol desde esta ventana.
– ¿Qué demonios haces aquí? ¿Nunca escuchaste de eso llamado "tocar la puerta como gente decente"?
– Te lo diré en cuanto te pongas por lo menos unos calzoncillos. -respondió mi amigo, abriendo una de las gavetas de mi cómoda y sacando mi ropa interior para luego arrojarla a mi cara. –
¿Por qué no traía ropa interior?
Bajé la mirada y caí en cuenta de que estaba completamente desnudo. Con razón tenía tanto frío.
– Te lo explicaré, anoche... -empecé a hablar, pero el castaño me interrumpió. –
– No quiero saberlo amigo, en serio. –se dio media vuelta para salir de la habitación, y cuando estaba bajo el marco de la puerta se giró para hablar. —Te espero en la cocina.
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Débil [Libro 1] ✔️
Novela JuvenilElla está perdida. Él no sabe cómo ayudarla a reencontrar su camino. Ella siente que ya no puede más. Él ya no sabe qué hacer. Ellos son mejores amigos desde el vientre de sus madres. Addie siente que se está ahogando. Cinco meses después de la muer...