¿Agua?

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Una mujer de unos 45 años abrió la puerta quedándose perpleja al ver a su hija en la puerta de su casa.

-¡Maya!- exclamó dándole un abrazo a su hija.- ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no has avisado de que venías?
-Ha sido improvisado, mamá.- Maya apartó a su madre amablemente.
-¿Este chico es tu novio, hija?- preguntó su madre observando a Bruno.
-Es Bruno, un amigo. ¿Podemos pasar?- dijo Maya para que Bruno pudiera entrar en la casa.
-Encantada, Bruno. Soy Ángela.- dudó un momento.- Pasad.

Primero entró la madre y ambos le siguieron. La casa tenía un toque rural. Al pasar el pequeño recibidor se encontraba la cocina a la izquierda. Los tres entraron y se sentaron en una mesa redonda que ocupaba casi toda la pequeña cocina.

-¿Queréis beber algo?- preguntó Ángela.
-Agua.- contestó Maya mientras Bruno negaba con la cabeza a la pregunta.
-Agua para los dos.- llenó dos vasos, se los colocó delante a los dos y se volvió a sentar.

Después de una conversación de 10 minutos sobre los estudios de Maya y alguna novedad en el pueblo se hizo el silencio.

-Entonces... ¿por qué habéis venido?- preguntó Ángela con tono serio.- Está claro que algo pasa, solo vienes en Navidad.
-Verás...-Maya suspiró y miró a Bruno, que cogió el vaso de agua y dio un trago.

Bruno se cayó al suelo mientras le quemaba la boca y todo por dentro. Ángela se levantó velozmente y de un cajón sacó una ballesta cargada con una estaca y apuntó a Bruno que se retorcía en el suelo. Maya, sin ver lo que hacía su madre, corrió hacia Bruno para intentar ayudarle.

-¡Maya! Apártate de él. Es peligroso.- gritó su madre. Maya se giró y vio a su madre apuntando a Bruno.
-¿Qué haces, mamá? ¿Le has dado verbena?
-¿Sabes lo que es eso?- preguntó Ángela confusa.- ¿Sabes lo que es?
-Mamá, baja eso y vamos a hablar.- su madre dudó pero no bajó la ballesta.
-Solo la bajaré si él se va de mi casa.- Maya miró a Bruno para que él decidiera.
-Está bien.- Bruno se levantó ya casi recuperado.- Pero estaré en la puerta esperando.
-Gracias.- dijo Maya.

Bruno salió de la casa seguido con la mirada en todo momento por la mirada de la madre de Maya, que no bajó la ballesta hasta que Bruno salió por la puerta. Entonces madre e hija se quedaron solas.

Una más en la familia Original.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora