Interés

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-Maya.- Klaus apareció por la puerta de lo que ahora era la habitación de la chica.- Tu estúpido perro a vuelto a mear mi carísima alfombra. La próxima vez le arrancaré la cabeza.
-¿Sabes qué pasa Klaus?- se levantó de la cama cerrando el libro que tenía entre sus manos.- Que los perros necesitan salir a la calle y como no me dejáis ni asomarme a la ventana el perro se tiene que apañar la vida.
-Si no lo hubieras traído no estaría estropeando mis lujosos muebles.
-No tengo con quien dejarlo. Si yo no estuviera aquí, él no tendría que estar también.- Maya salió al pasillo y cogió a su pequeño en brazos.- Ya llevo aquí tres días. Me quiero ir.
-No sé ya cuantas veces he usado el control mental para que no insistieras en marcharte y tampoco sé cuantas veces me has dicho que te quieres ir. Dunya no ha descubierto nada y cada vez la verbena de tu cuerpo es más fuerte.
-¿Cómo va a descubrir algo si estás divirtiéndote con ella la mayor parte del tiempo?
-Estoy aburrido. Tú no lo entiendes, pequeña.- Maya puso los ojos en blanco.
-Deja de llamarme 'pequeña', imbécil. El mundo ha evolucionado. Las chicas de ahora no somos tan inocentes y manejables como las de hace 1000 años.
-No me refería a eso. Vete a decirle a Elijah que te acompañe a pasear al chucho.- pasó la mano por la cara de la chica.- Te doy permiso para ver la luz.
-Elijah se ha ido a investigar no sé qué.- le apartó la mano de un manotazo.- Y no me toques.
-Si no fuera porque le he prometido a Elijah que no te tocaría no seguirías con vida. Tengo unas ganas de matarte...- sacó sus afilados dientes pero Maya no se echó para atrás.
-¿Estás seguro de que tienes tantas ganas?- la chica se acercó más y le sonrió a escasos centímetros. Se separó y, con su perro en brazos, se encerró en su nueva habitación.

En esos días ya se había adaptado bastante bien a la situación. Sabía como debía hablar con cada uno y conocía bastante bien sus puntos débiles. Había pasado la mayoría del tiempo informándose sobre los vampiros  y más concretamente sobre la familia Original. Tenía muchas preguntas que Elijah no siempre contestaba y Klaus ni la escuchaba. Ella cada vez tenía más curiosidad pero intentaba disimularla para, así, conseguir que la dejaran irse a su casa pensando que no tenía el más mínimo interés en todo aquello.
De todas formas, Maya se sentía cómoda allí. Tenía ganas de salir, de ir a clase y de ver a sus amigos pero también temía encontrarse a Kevin. No sabría cómo reaccionar.
Jugaba con Timy encima de su cama lanzándole una pelota. Tenía los apuntes de la Universidad encima de la mesa. En la misma posición que hacía tres días. No los había tocado pero tenía que hacerlo o no aprobaría. Sentía más interés por investigar el nuevo mundo que acababa de descubrir que por algo que había querido estudiar desde pequeña. No sabía exactamente cuando había abandonado su sueño de ser veterinaria.
Klaus volvió a llamar a la puerta pero acabó abriéndola sin esperar una respuesta y entró.

-Vale, adelante. Puedes pasar. ¿Por qué no?- Maya se sentó en la cama y cruzó las piernas.
-Prepárate. Vamos a salir.
-¿En serio? ¿Ha pasado algo?- se levantó rápidamente y de un neceser sacó un cepillo que pasó por su larga melena.
-Sí. Pasa que me aburro. No tengo pinceles y vamos a salir a comprarlos. Como tengo que vigilarte para que no te vayas me vas a acompañar y aprovechas para pasear al perro.
-También podrías obligar a alguien para que me vigile. Es más de tu estilo.
-Eres muy ingeniosa y seguramente te las arreglarías para huir. Además te quiero enseñar un cosa.
-Pues sí que estás aburrido. Apenas se nota lo de que no querías saber nada de mí.
-Cállate antes de que me vaya y te deje encerrada.

Una más en la familia Original.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora