Una más en la familia Original.

Dunya

Elijah golpeaba con los nudillos una puerta con barrotes de hierro oxidados, sin ningún tipo de respuesta mientras Klaus se impacientaba. El cementerio era el lugar sagrado de las brujas y brujos de la ciudad y alrededores. Allí era donde tenían lugar reuniones o cualquier tipo de actos y también el hogar de la líder del aquelarre.

-¿Por qué no entramos y ya está?- Klaus golpeó la pared.
-Este lugar está sellado. Nos tienen que invitar a entrar.
-Malditas brujas.-se quejaba para sí mismo.- Si no nos quieren recibir se me ocurren diferentes formas para hablar con ellas.
-Y yo estoy seguro de que todas esas formas son pacíficas.
-¿Puedo ayudaros?- una mujer de unos 30 años apareció al otro lado de la puerta. Tenía el pelo largo, ondulado y pelirrojo, unos ojos azules y vestía un ajustado vestido negro que se ceñía perfectamente a su figura.- Mi nombre es Dunya. Soy la líder de las brujas.
-Nos gustaría hablar sin una verja de por medio. Nosotros somos...- la bruja cortó a   Elijah.
-Ya sé quien sois. No hacen falta presentaciones. Jamás pensé que tendría a dos Originales en mi puerta con la intención de charlar. Contadme.
-Como parece que no vas a invitarnos a pasar tendremos que hablar aquí.- chasqueó la lengua mientras Klaus observaba sin entrometerse.- Hemos decidido que esta ciudad va a ser el hogar de nuestra familia durante, espero que mucho tiempo. Solo venimos a asegurarnos de que las brujas no nos estropearán la estancia aquí.
-Vaya vaya.- Dunya le daba vueltas a un mechón de pelo con su dedo.- Así que la familia Original se quiere hospedar en mi ciudad y pretendéis que seamos amables.
-Nuestra familia va a vivir aquí de manera pacífica. Te aseguro que nuestra presencia no os molestará.
-Hace 500 años que no hay vampiros en esta ciudad. En aquel tiempo los vampiros masacraron a gran parte de las brujas y tardamos años en recomponernos para llegar a donde estamos ahora. No vamos a permitir que los vampiros originales, los que crearon a nuestros enemigos, vengan a nuestro hogar después de todo el daño que nos han ocasionado.
-Señorita Dunya.- Klaus no pudo permanecer más tiempo en silencio.- Me estoy conteniendo porque mi amable hermano cree que podemos convivir en paz. He aceptado su plan pero si no me queda más remedio tendré que actuar a mi manera y te puedo asegurar que no seré tan educado como él. Vamos a vivir aquí. Nosotros no tocaremos a las brujas y vosotras nos ignoraréis.
-¿Vienes a amenazarme a mi casa?- Klaus sonreía amenazante y Elijah se pasaba una mano por la frente.- No vivirá ningún vampiro aquí.

Alzó la mano y con un rápido movimiento consiguió que Klaus clavara una rodilla en el suelo debido a los fuertes pinchazos que la bruja producía en su cabeza. Elijah observaba la escena ligeramente cabreado.

-Te estás jugando la vida, bruja.- Klaus se levantó como pudo.
-No eres el primero que me lo dice. Ahora marchaos. No os quiero volver a ver.- Dunya se alejó contoneando las caderas.
-Siento comunicarte que tu deseo no se hará realidad.- dijo desde lejos mientras la pelirroja desaparecía entre las tumbas.
-Te dije que me dejaras hablar a mí.- le recriminó Elijah mientras ambos se marchaban del lugar.
-Como estaba funcionando tan bien...
-Pues el que la ha enfadado has sido tú con tus amenazas. Si tienes un plan estaré encantado de escucharte. Por supuesto, no la puedes matar.

-Hermano. Claro que tengo un plan. Siempre lo tengo. Y a diferencia de los tuyos, los míos suelen funcionar.