La madre Stellan atendió la herida de Silas, limpio y cubrió cuidadosamente, pero no pudo salvar la camisa ahora manchada de sangre y rota, por lo que le ofrecieron una del armario de Bosco. Prenda que Silas tomó con sonrojo en sus mejillas.
Stellan no paraba de seguirme, a dónde quiera que me moviera él iba detrás meneando la cola y restregandose contra mí, en un comportamiento que me pareció mucho más apropiado en un felino que en un lobo. Su madre parecía preocupada, pero se mantuvo en calma mientras preparaba la cena, mientras tarareaba una suave melodía, jazz; probablemente.
— Lamento haber dejado atrás a Bosco... — me disculpé una vez más.
— Esta bien cariño. Bosco es un lobo muy rápido y hábil, pero con ustedes allí... probablemente hubiera tenido problemas para defender y atacar. — me dedicó una sonrisa comprensiva y amable.
— Él aún no... aún no se había transformado en lobo cuando estábamos allí.
— Oh, ¿no lo hizo? Bosco es un licántropo pura sangre, no debería tener problema alguno para hacerlo, espero que no se encontrara herido. — se lamento pensativa mientras cortaba con cuidado algunas zanahorias.
— No, no creo que fuera eso. Creo que no quería hacerlo frente a Silas. — lo excuse, sin estar completamente seguro de mi respuesta.
— Hablar con los hombres nunca es fácil, solo dan crédito a lo que ellos deciden dar. Pero tarde o temprano Bosco tendrá que enfrentarse a esa decisión.
— ¿Vincularse con humanos no es algo común? — pregunté mientras la ayudaba a tomar de una estantería un grupo de platos y vasos.
— No es lo más común ni lo más deseado, pero a veces sucede. Ya no con tanta frecuencia como antes, claro.
— ¿Cómo antes?
— Si, nuestra raza también es civilizada Kiel, nos regimos igual que ustedes por normas y códigos que se deben respetar para permanecer en paz. No podemos elegir a nuestro vínculo, y es muy difícil no generar sentimientos fuertes y carnales por él. Cuando es otro lobo, no hay problema, pero si se trata de un humano... es difícil no morderlo con el paso del tiempo, y eso lo convertiría. — colocó los cubiertos sobre servilletas de tela azul índigo.
— ¿No les agrada convertir humanos?
— Es distinto nacer con los genes a ser convertido, es un proceso doloroso, y a diferencia de lo que dicen los mitos sobre nuestra raza: ser mordido no es una garantía de convertirte... o sobrevivir.
— Son bastante considerados para ser bestias, ¿no crees? — me arrepentí de mis palabras y del evidente desprecio que mi respuesta llevaba, pero habían salido de mi boca tan rápido que no pude detenerlas. Ella me observó de pies a cabeza antes de volver su atención a la pequeña tetera que ahora exponía al fuego.
— No somos "bestias" — ahora era ella quien hablaba con cierto grado de desprecio — son ustedes, los hombres los que se han encargado de ponerse sobre todos los demás, se han autoproclamado únicos y verdaderos. El mundo está lleno de secretos y verdades a medio contar Kiel, deberías tomarlo en cuenta. — me ofreció una pequeña taza de porcelana, de apariencia tan delicada como la mano que me la ofrecía.
— Tú... me drogaste la última vez que estuve aquí, ¿no es así? — los sueños, los recuerdos, todas esas imágenes se agolparon detrás de mis ojos, como si de una película vieja se tratara, y el film comenzó a rodar. Pude verme bebiendo té con esta misma mujer, en esta misma casa pero en otra habitación.
— Lamento eso. Entenderás que era por el bien de nuestra manada, nuestra familia. — acunó mi mejilla en su mano, y era suave, muy suave. — puedes beber ahora, te aseguro que no volvería a hacer algo tan horrible como eso, ahora eres nuestra manada Kiel, nuestra familia.
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Bleiz Feral
Teen Fiction"Las bestias que decidimos esconder bajo la piel son las que más daño nos pueden hacer." Kiel tiene 24 años y una vida tranquila en su pequeño pueblo. Su vida tambalea y pierde el rumbo cuando una nueva familia llega y se instala en el bosque. Y co...