3 - Obscuridad

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Llego a mi casa y ya doy la noche por perdida, sé que no voy a lograr dormir otra vez con mi cabeza de esta forma. La verdad es que trabaja a mil por hora creando mil escenas posibles de lo que podrá pasar mañana. Y así sigo hasta el día siguiente. En la mañana me baño y me pongo un pantalón y una blusa cómoda, luego que no tengo ni idea de como va a ser mi día, y me voy a la constructora. Tengo un día normal, me esfuerzo para concentrarme en el trabajo aun que estoy tomada de los nervios, pero decido intentar distraerme para no volverme loca. En el medio del día recibo una llamada de Juan para decirme que el plan seguía de pie y que nos vamos a encontrar en el lugar de siempre. De ahí adelante se me hace imposible concentrarme en otra cosa. Miro el reloj todo el tiempo y corro a todos que quieren pasar o hablarme por teléfono. Cuando veo que ya son tres y media me preparo para irme.

Llego en el lugar combinado un poco después de las cuatro de la tarde, Juan ya me espera ahí, así que me acerco a él y empieza a hablarme como vamos a hacer las cosas.

- Mira, no sé cuánto tiempo vamos a tener, sé que Braulio marcó una cita con alguien, pero no pude averiguar con quien, entonces no tengo ni idea de cuanto se va a tardar. – Me explica

- Aunque tuviéramos 5 minutos, tenemos que ir hoy. No puedo esperar más por dios. – Digo apresurada con miedo de que desistiera

- ¡Está bien! Tranquila, lo haremos. – Dice y suelto el aire que había prendido en mis pulmones – Entonces, en la casa hay cuatro guardias de seguridad, cuando Braulio sale se lleva dos con él, así que nos quedan dos para sacar del camino. El que se queda en la entrada de la casa logré doparlo, pero el que cuida la habitación de Mónica no, así que tenemos que quitarlo del medio.

- Bueno, es solo uno, nosotros somos dos. No va a ser tan difícil. – Digo confiada

- Tal vez no tanto. ¿sabes que son de la milícia no? – Dice – Fue con ellos que logró acorralarlos de aquella manera en Brasil. – Y tan solo con escucharlo el nudo en mi garganta ahí estaba, por mas que compruebe que mi hija este viva, nunca voy a superar aquella noche. Siempre pensé que la noche que me violaran en Veracruz iba a ser la peor de mi vida, pero nunca había vivido un dolor tan grande cuanto el que sentí cuando mataron a Mónica. O cuando creí que la habían matado.

- Me vale madres lo que sean – Digo con la voz aun trémula por los recuerdos – Podría estar ahí todo el puto ejército que me daría igual. Ya que no hay nadie mas en la casa vamos a sorpréndelo.

- Entonces vámonos. – Dice y nos vamos hasta su camioneta.

La verdad es que no reconozco ninguna parte del camino por el que íbamos, pasamos por muchas carreteras. Tardamos media hora en llegar, y maldigo por no traer guardaespaldas, pero después de la muerte de Matamoros no confiaba en nadie, solo tenía a él y se fue.

Cuando llegamos bajamos del coche y veo que es un lugar con casas aisladas, con Kilómetros de distancia entre ellas, no es del todo vieja, pero tampoco es muy lujosa, tiene dos pisos y un gran jardín en la entrada. Nos acercamos y vemos el guardia dormido en el piso, obviamente por los sedantes y Juan me señala el camino con las manos para que siga despacio.

- ¿En dónde está? – Susurro

- Está en el sótano, es en la parte trasera de la casa.

Seguimos andando con la pistola en manos, yo solo quería gritar su nombre para que me escuchara y para que pudiera escuchar de nuevo su voz contestándome. Mientras más nos acercamos más nerviosa me pongo, la verdad estoy asustada imaginado como la voy a encontrar después de todo ese tiempo, sé que lo importante es que esta viva pero no se a que precio. No puedo ni siquiera pensar en todo lo que le pudo haber echo el cabrón de Braulio, la tiene encerada todo este tiempo, seguro la torturó de todas las formas posibles, y todo lo que pido a dios es que no la haya violado, a ella no por favor. Mónica ya pasó por tanto, es que no logro entender como un ser humano tan bueno como ella, tan lleno de luz, tenga que sufrir tanto en la vida, por dios, lo único que quiero es que sea feliz y tenga paz.

Nos acercamos a la entrada del sótano y ahí veo el guardia. Juan se acerca para distraerlo ya que no le extrañaría que estuviera en la casa y mientras hablan yo lo sorprendo pegándole con la pistola en la cabeza. Se desmaya y aprovecho para dispararle en el pecho. La verdad es que quería torturarlo, pero no tenia tiempo ahora.

- Mónica esta abajo – Dice Juan – La sacamos rápido y la metemos en el coc... - Y mientras hablaba veo que le disparan en el pecho dos veces. Todo pasa muy rápido y cuando pienso en voltearme siento un dolor fuerte en la cabeza y lo único que veo es obscuridad.

La Doña - el reencuentro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora