8 - Lo que más queríamos evitar

621 58 12
                                    




Con la situación cada vez más complicada, empezaba a maldecir el tiempo, que en ese momento era nuestro mayor enemigo. Yo no tenía idea de cuánto tiempo había pasado desde que Braulio se fue, pero a cada segundo que pasaba, el tiempo que llevaría en regresar se hacia menor. No había ningún reloj en el cuarto, pero juraba que en mi mente escuchaba el ruído de las agujas, indicando que los minutos seguían corriendo. Mi pelea con las cuerdas seguía mientras que en mi cabeza pasaban mil escenarios posibles, intento pensar en formas de escaparnos, pero ninguna idea que tengo parece posible. Ya me siento exhausta, pero no puedo comparar mi cansancio con el de Mónica, sé que estando en el estado que está, va a depender de mi para que logremos salir. El dolor en mis manos me grita para que deje de lastimarlas, y en algún momento lo he pensado, pero cuando sentí el nudo aflojarse más me negué a parar. Pensé más de una vez que puede ser una mala jugada de mi cabeza, pero en la duda no pienso dejar de intentarlo. Siento que Mónica me mira implorando para que lo deje, su mirada pesa en cima de mí, pero no puedo encararla, tengo que seguir intentando.

                                Monica Sandoval

Estoy atada, me duele todo el cuerpo, siento que lucho todo el tiempo contra la necesidad de dejarme llevar por el cansancio, pero no puedo dejar mis ojos cerraren de nuevo, la ultima vez que lo hice vi como mi mamá se desespero con mis pesadillas. Yo la miro y de lejos se nota su cansancio, pero sé que no va a descansar hasta encontrar una forma de salir de aquí, yo también intento hacerlo, pero estoy tan cansada que parece que las pocas ideas que tengo se misturan y no llego a ningún lado. La verdad ya estoy sin esperanzas, no quiero dejarme vencer delante de mi mamá, pero la situación nos tiene literalmente de manos atadas, no sabemos que hacer. La veo y parece perdida en sus proprios pensamientos, creo que ya ni se esta dando cuenta de que se está lastimando tanto.

-          Mamá – la llamo y esta tan perdida que no me escucha – Mamá – Le grito aun que me cueste un poco y logro llamar su atención

-          Dime mi amor

-          Mamá por favor ya, deja de hacer eso. Te estás haciendo daño en vano.

-          No Mónica. Ya logré aflojarlas un poco y no pienso parar, aun que me quede sin manos.

-          Mamá por dios – ¡Es tan terca!  ¿No entiende que lo único que quiero es que no se haga daño?

-          Monica esto no está en discusión – Habló en el típico tono de la doña y supe que no iba lograr convencerla – Mejor ya ¿hablemos sí? Va a hacernos bien distraernos un poco – Dijo con un tono más suave otra vez

-          Está bien – Digo resignada, sé que por más que intente no voy a convencerla y puede ser que platicando sobre algo nos relajemos un poco – ¿De que quieres hablar?

-          No sé – La veo vacilar y frunzo el ceño, extrañada – Háblame un poco de ti talvez... Digo, si quieres claro, pues yo entiendo que si no quieres, bueno si prefieres no hablar yo... – Veo como balbucea nerviosa y entiendo que piensa que puede ser un tema difícil de hablar, pero ya no me importa. Si me abandonó, pero hizo tanto por mi desde que nos volvimos a encontrar. Y saber que de algún modo ella se interesa por como fue mi vida, el vacío en mi pecho que siempre tuve por su indiferencia hace que sienta una leve punzada, como si por primera vez en mi vida, me avisara que me está dejando y que no lo voy a volver a sentir nunca más. Esa sensación me hizo sentir completa y cuando percibo mis ojos ya se cristalizaron. Es estúpido de mi parte, lo sé. Ya me salvó tantas veces que no puedo dudar que me quiere, pero el que me quiera salvar del peligro y el que se interese por mi vida y mis cosas son dos puntos muy distintos y sentir que quiere saber de mí, me demuestra que a su manera, me quiere conocer mejor. La esperanza de poder construir un lazo de madre e hija que nos una de verdad me inunda por dentro y aun que estemos en la situación que estamos no puedo evitar sentirme completamente feliz.

La Doña - el reencuentro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora