El regreso de la bruja.

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Miré a Mace que parecía realmente asustado mirando hacía algún punto en la lejanía, empezó a andar, pero cuando se alejaba unos cuantos pasos de mi volvía a ponerse a mi lado. a pesar del poco tiempo que había pasado con él, le conocía demasiado bien como para saber que algo malo le ocurria. Sus ojos amarillos estaban abiertos como platos y su pelaje erizado, pero yo no veía nada fuera de lo normal, solo había parejas o familias que descansaban en la hierba del lago al igual que nosotros, niños jugando en el agua, un hombre que deambulaba con una nevera cargada de bebidas para vender... Nada fuera de lo normal.

Mace se dió la vuelta para mirame, se acercó lentamente sin dejar de mirar a su alrededor, como buscando algo, apoyó una de sus suaves patitas en mi pierna y miró al sol que pronto se escondería tras la llanura, es cierto, teníamos que irnos pronto o Mace se transformaría delante de toda aquella gente.

-Lo siento- me levanté y me puse la camiseta y el pantalon, ya que me había pasado todo el día en biquini, cogí a Mace en brazos y miré a mis dos acompañantes que me miraban extrañados- parece que Mace no se encuentra muy bien, quiero llevarle a casa.

-Te acompañamos- dijo James

-No, prefiero que os quedeis aquí disfrutando, además Carolyne no conoce el pueble, podrías enseñarselo.- me giré y le guiñé un ojo a mi amiga, me había dado cuenta de como le miraba desde que los presente, ella sonrió timidamente agradeciéndomelo.

Salí de allí casi corriendo, en cuanto estubimos lo suficientemente lejos de la gente Mace me habló.

-No podemos ir a casa Di, tenemos que ir a casa de Mag, ella sabrá que hacer.

-¿hacer con qué?- Mace levantó levemente la cabeza para mirarme, en sus ojos se podía leer dolor y miedo.

Antes de contestarme, el sol mandó un resplandor por última vez y noté como Mace se revolvía en mis brazos,nos adentramos en un callejón apartado de la gente y le solté lentamente en el suelo mientras veía como cambiaba, parecía doloroso pero Mace no emitió ningún sonido ni hizó ninguna mueca con la cara. En menos de un minuto ya me miraba con sus ojos amarillos en su cuerpo humano, en su cuerpo humano desnudo.

-Mace, estas...

-Lo sé-cogió mi bolso y se puso a rebuscar- Metí ropa en tu bolso por si ocurría algo, soy un chico precavido- me dedicó una de sus sonrisas en las que me mostraba sus afilados colmillos. Mi corazón latía a mil mientras le veía ponerse la ropa. Tenía unos músculos muy marcados y era verdaderamente alto, su pelo negro revuelto y su barba de unos días le daban un aspecto rebelde. Pero sus ojos amarillos y sus largos y afilados colmillos le daban un aspecto peligroso. Si te lo encontraras en un callejón como este no sabrías si salir corriendo o lanzarte a su cuello.

-Baja de las nubes, brujita- me dió con un dedo en la frente.-Tenemos prisa.

Por su tono pude adivinar que no quería hablar más, me agarró de la mano y tiró de mi por el camino y los senderos sin dejar de mirar a todos lados, no le gustaba que nadía se acercará a mi, parecia...aterrado de la gente. Cada vez apretaba más el paso hasta el punto en el que acabamos corriendo. A pesar de que el pueblo no era muy grande, el lago y la casa de Mag estaba en lados totalmente opuestos, normalmente se echarían unos 20 minutos en recorrer toda esa distancia, pero con Mace arrastrándome como si fuera una muñeca de trapo solo tardamos unos diez minutos.

Como siempre Mag nos esperaba sentada en la mesa, con dos tazas de té esperándonos.

-Mag- dijo en tono desesperado Mace.

-Ya lo sé querido- le contestó la anciana con el rostro cansado.

-¿qué es lo que sabeis? Mace, me has arrastrado hasta aquí sin decirme una pregunta, está claro que algo pasa y más te vale decirmelo.- me empezaba a exasperar el ser la única que no sabía nada.

Mace me agarró los bazos y me atravesó con su mirada, después me abrazó y me habló al oido.

-Perdoname, no quiero que te enfades conmigo Di, pero tenía miedo, no quería que nada te pasase. Eres muy importante para mi.- Era imposible que me enfadase con él, a veces era demasiado exigente o demasiado directo, pero no podría enfadarme con él.

-Esta bien, estaba bien- le dí varias palmaditas en la espalda y Mace se separó de mi- pero tienes que contarme que es lo que pasa, sin rodeos.

Mace me sentó en la silla que estaba en frente de Mag y arrastró la suya hasta mi lado, se sentó y me cogió la mano, sus ojos reflejaban una gran preocupación. Empezaba a ponerme nerviosa, que era aquello por lo que Mace estaba tan alterado, qué era lo que le asustaba tanto para mirarme así.

-Recuerdas lo de mi maldición ¿verdad?

-Viviendo contigo y viendo como te transformas cada día, es difícil de olvidar.- a Mace parece que no le gustó mi comentario y Mag bebía té sin decir una palabra.

-Me refiero a como me condenaron.

-sí, lo recuerdo.- suspiré- una bruja despechada y enfadada.

-Pues esa bruja ha venido- parecía que se iba a desgarrar el corazón mientras lo decía.

-¿ha venido? significa que ella puede volver a hacerte como antes- mi corazón se contrajo de dolor- que ya no me necesitas...

-no es eso, yo jamás me separaría de ti Di- antes de que las palabras de Mace me embelesaran, Mag habló.

-Ha venido a matarte.

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Siento que este capítulo sea tan corto pero estoy de comidas navideñas y casi no tengo tiempo para escribir.

Me gustaría saber si os gusta o no la historia... yo escribo, pero no se que es lo que os parece. Me gustaría muchísimo saber que pensais, por favor, comentad.

Muchas gracias por leerme

the curse of the catDonde viven las historias. Descúbrelo ahora