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La noche cayó sobre Seúl demasiado rápido, o al menos así lo veía un nervioso Taehyung.

Faltaba media hora para las ocho y él estaba listo desde la seis y media.

Revisaba a cada momento que su ropa estuviera bien, (optó por una camisa color vino, pantalones y zapatos de vestir negros, y una gabardina negra que le llegaba un poco más abajo del trasero, además de sus ya característicos lentes de armazón redondo), revisaba que su cabello no estuviera alborotado y veía el reloj a cada segundo. Encendió la televisión que estaba en la sala, sólo quería distraerse un momento, pero no supo en que momento cayó dormido.

...

Jeon estaba un poco preocupado, pues llevaba por lo menos cinco minutos tocando el timbre del mayor y este no abría la puerta. Optó por llamarlo al celular, pero no hubo respuesta, llamó por segunda vez y al tercer tono el rubio contestó.

-¿D-dime?- Espetó Kim con un tono ¿adormilado?

-Taehyungie, estoy tocando el timbre desde hace unos minutos y no has salido, ¿está todo bien?

-C-claro, dame unos dos minutos y ahora bajo.

-Claro, hyung. Lo espero.- Colgó y acomodó mejor su bufanda para que el frío no le diera aún más en la cara.

Kim no sabía en qué momento todo se le fue por la borda. ¡No había sido ni media hora que se durmió y su ropa y cabello estaba demasiado desarreglados! En cuanto el menor colgó, el rubio se levantó a la velocidad de la luz llendo al baño a repetir su proceso de cepillar sus dientes, arreglar su ropa, y por último sus lentes y cabello.

Bajó lo más rápido que pudo y abrió la puerta con una sonrisa como si no hubiera ocurrido nada.

-Buenas noches, Jungkookie.- Dijo con una sonrisa rectangular y acercándose a él le dio un beso en la mejilla como saludo.

-Buenas noches, Taehyungie.- Respondió el azabache de la misma manera y extendió su brazo hacia el más bajo.- ¿Nos vamos?- Al engancharse Kim al brazo ajeno se encaminaron hacia el auto y una vez ahí, hacía la casa de los Jeon.

...

Conforme se iban adentrando al vecindario donde Jeon vivía, al rubio más le sudaban las manos.

Y es que era la primera vez después de tantos años que pasaba esa festividad con alguien más que no fuera Jimin o él mismo, y ahora lo haría con su amado y su familia, quiénes por cierto eran un amor, ¿se podía ser más afortunado?

No prestó atención al camino hasta que Jeon aparcó frente a la casa de este, Jungkook desabrochó su cinturón de seguridad y salió para abrirle la puerta al contrario, en este pequeño lapso el mayor se preparaba mentalmente, pues si bien no sería la primera vez que cenaba con ellos esta ocasión era un poco más especial.

Jungkook interrumpió sus pensamientos al abrir la puerta y extender su mano hacia él.

-Vamos, lindo.- Pidió con una bella sonrisa que hacía a sus ojos achinarse y que a un lado de estos se formaran pequeñas arruguitas. Kim sonrió y aceptó su mano, cerrando la puerta tras él y encaminándose con las manos entrelazadas.

Jeon se soltó del agarre para utilizar las llaves y abrir la puerta, dejado al rubio entrar.

Kim deleitó su vista con los bellos adornos que ahora se encontraban decorando las escaleras, las puertas y parte de las paredes, además de un gran árbol de navidad bajo el lado izquierdo del arco de la sala.

-Vaya, me encanta la decoración.- Musitó aún viendo, mientras dejaba su gabardina sobre el perchero que se encontraba atrás de la puerta.

-Gracias, Somi y yo nos esforzamos mucho.- Espetó el más alto con alegría.

What about the glasses? - KookTae ♡︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora