En realidad no sabía cuánto tiempo había pasado, hasta que Draco le susurró al oído que era su oportunidad. Por supuesto que había oscurecido y por obvias razones su madre había optado por dejarla, lo que sí le extrañó fue que la familia de Hermione no la alejara del rubio.
No obstante, tomó su mano y le ayudó a bajar de la cama. Ocasionalmente se levantaba y era sancionado por la enfermera, otras veces trataba de moverse y su madre le prohibía tal hazaña, por lo que sus piernas estaban sumamente frágiles.
— Tienes que caminar más seguido — sugirió Hermione — ¿no sientes que te caes?
— No si tú me tomas la mano — contestó seguro y agradado de ver el inmenso campo que tenía — Es... muy grande ¡y la luna!
Hermione percibió como un par de lágrimas rondaban las mejillas de Draco y lo abrazó antes de que él fuera a caerse o tuviese la imperiosa necesidad de recostarse en el césped.
— No llores, Draco — dijo con tristeza —Yo aún no quiero que te mueras.
— No, yo tampoco quiero morirme todavía — pronunció con cierta melancolía — Quiero estar contigo.
Entonces olió con claridad el cabello castaño de su amiga y lloró largamente mientras observaba el reflejo de la luna. Cuantas cosas se había perdido por vivir encerrado en su cuarto, esperando una muerte que tardaba en llegar, pero sus padres... eso es lo que esperaban cada mañana. No le preguntaban cómo estaba, sino que cuestionaban si aún seguía con vida.
Era una triste realidad que tuvo que soportar dos años más, hasta que Hermione llegó emocionada a verlo sin la compañía de su madre y le confesó que había conocido a un niño muy especial, y que la trataba como a una verdadera amiga.
— Se llama Fred — comentó — Llegó apenas hace dos semanas, y se parece mucho a mí. Tiene un carácter muy similar al mío.
Draco sabía, por el tono de voz, que eso era algo mucho más especial de lo que Hermione denotaba y así lo supo más adelante, cuando las visitas de ella comenzaron a ser más esporádicas.
— Veo que tu novia te ha cambiado, ¿no, hermanito?
Y cada mañana se empeñaba en recordárselo, como si a sus trece años necesitara que alguien más le espetara en la cara que Hermione se había olvidado de él. Lo peor es que no la culpaba, él era un estorbo, no servía para nada.
— Oye, alguien me dijo que Hermione está enamorada del tal Fred, ¿puedes creerlo? —añadió su hermano — Y me extraña mucho que no te hayas muerto ya, los doctores no te daban más de dos años.
Sólo que el problema apenas estaba complicándose, cuando en verdad tuvo una severa crisis y su estado se volvió crítico. Fue a parar al hospital y sólo así pudo volver a ver el sol, la naturaleza. Entonces, sólo pudo permanecer ahí hasta que salió de la terapia, ya que sus padres le dieron la espalda. No querían seguir pagando más, ya tenía casi los dieciocho años y era un verdadero bulto para su familia. Así fue como pudo salir y liberarse de las enfermeras, comenzar a vivir.
El sol pronto comenzó a broncear su piel y por un momento los dolores intensos en su cuerpo disminuyeron. Caminaba, corría, podía sentarse en el césped, trabajar en una vieja cafetería en la que un buen hombre le dejó permanecer.
— ¿Eres tú Draco Malfoy? — le preguntó repentinamente un joven de su edad.
— Sí, lo soy— afirmó el rubio con amabilidad.
— Te ves mucho mejor de lo que me contaba, Hermione. ¿Recuerdas a Hermione Granger?
— Claro que sí...— sonrió con tristeza — Entonces tú debes ser Fred, su novio.
— Soy Fred, pero no soy su novio — aclaró de inmediato — Dejé de verla hace casi seis años, cuando aún éramos unos adolescentes. Su madre la mandó a un internado, después de que tu familia se quejara de lo rebelde que eras gracias a ella.
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Te amaré por siempre [Dramione]
FanfictionPodrá nublarse el sol eternamente; Podrá secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la tierra Como un débil cristal. ¡Todo sucederá! Podrá la muerte Cubrirme con su fúnebre crespón; Pero jamás en mí podrá apagarse La llama de tu amor...