Capítulo 5

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— ¿En qué piensas, Draco? — preguntó acariciando su cabello rubio.

— En el éxito que vas a tener abriendo esa galería de arte — contestó con melancolía — Tus padres estarán orgullosos de ti.

¿Lo estarían? Después de contarles su romance con Draco, no querían saber nada de ella y habían dejado de mandarle dinero para terminar la universidad, por lo que la dichosa galería de arte era un sueño lejano, por no decir imposible por lo imposible de llevarlo a cabo.

— Algún día, con mucho dinero, la pondremos, ambos — le aseguró con firmeza — Por ahora con lo único que sueño todos los días es con verte bien.

— Qué tierna eres, Hermione — bromeó el rubio atrayéndola hacia él, como si no supiese que la desnudez de sus cuerpos y el contacto no reavivarían de nuevo la llama de la pasión.

— No soy tierna, soy realista. Me da miedo que al despertar, algo se complique y vuelvas al hospital.

— No pienses en eso — animó Draco — Mejor piensa en lo que harás mañana, pronto será tu graduación y tienes que llamar a tus padres...

— Sólo estamos tú y yo contra el mundo, Draco — le reveló sin mucha preocupación.

Cómo si eso no fuera importante, pero en realidad lo era y mucho más cuando en la graduación y la entrega de diplomas sólo él estuvo presente. Hermione era hija única, por lo que el contacto con sus padres era fundamental para ella, aunque ahora parecía plena y feliz.

Bajó del estrado y lo besó, sin importarle el poco o mucho público que estaba presente. Francamente, lo único que pensó durante años fue volverlo a ver y ahora que lo tenía a su lado no quería, ni permitiría que se fuera.

— Hermione, ¿irás a la fiesta? — le preguntó a la distancia una de sus amigas.

— No, lo siento. Nosotros tenemos nuestra fiesta privada.

Y entonces sólo una botella de soda sirvió de brindis para la gran ocasión. Draco admiró el temple indiferente de su novia cuando encendió el pequeño televisor que tenían en la recámara. Su mirada chocó con la de ella y pegó su botella de vidrio para que continuara bebiendo.

— Estás muy pensativo — declaró con curiosidad — ¿Pasa algo?

— Sí... — confesó con ternura — Desde que te conozco siempre has pensado en mí y en la forma en la que puedes hacerme sentir mejor. Eres la mujer más hermosa, firme, valiente y entregada que he conocido. Por eso, Hermione, quiero pedirte que seas mi esposa — Sus palabras realmente le sacaron una lágrima, especialmente cuando le mostró un anillo hermoso — ¿Quieres casarte conmigo?

— Claro que sí — afirmó sorprendida. Podía ni siquiera pedirlo, darlo por hecho, porque de verdad no lo necesitaba. Le ofreció la mano y con mucho cuidado posó en su dedo la argolla.

Te amaré por siempre [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora