Había pasado una semana desde el primer beso con Ana. Nuestro primer beso, me llenaba de dicha tener estás primeras experiencias a su lado, me había vuelto adicto a sus besos, a sus manos en mi rostro, sus brazos en mi cuello, a su olor, a su voz somnolienta en la mañana, su risa pícara y sus ojos brillantes al verme, está mujer es mi adoración.
Estuve dos días en reposo e inmediatamente me incorporé a mis actividades habituales.
“Gracias” al ataque debía estar aún más cerca de ella que nunca, lo que fue beneficioso para nosotros dos, aprovechar momentos a solas se volvió mi pan de cada día, nos besábamos y abrazabamos cada que podíamos.A Ana le gusta jugar con mis nervios y muchas veces me había robado besos pequeños detrás de los generales; he aprendido a calmar el rubor de mis mejillas y el tartamudeo... a veces, muchas otras salgo reprendido pero no me importa, no después de esa muestra de afecto.
Ana a despedido a cualquier “prospecto de esposo” no sé cómo sentirme con eso... Ella debería estar en proceso de cortejo con un “don algo” y no besándose con un “don nadie” como yo, desconozco las consecuencias para ella, si alguien se llega a enterar de esto... Ni siquiera puedo ponerle un nombre, pero sé que no será nada bueno. Sin embargo siento un malestar en la boca del estómago cuando los prospectos la miran de otra forma, no, no son celos, no serán buenos prospectos si no la respetan como se debe.
Está mañana me dirigía a los aposentos de Ana, pero fui interceptado por una doncella para decirme que el rey quería hablar conmigo.
Toqué la puerta y permanecí firme detrás de ella, hasta que se abrió.
—Joven Jorge, toma asiento.— Tose entre su orden, últimamente lo hace mucho.
—Gracias su majestad.— Hago una reverencia antes de arrastrar la silla.
—Necesito tu ayuda.— Se sienta frente a mí, puedo ver su preocupación y la mía creciendo ¿Más guerra?
—Lo que ordene.— Digo firme y pongo mis codos sobre la mesa.
—Es sobre Ana, sé que ustedes dos son muy cercanos.— Soy un miserable... Este tipo de cosas no me dejan dormir.— Necesito que la persuadas a elegir a un hombre.— Prefiero la guerra, prefiero que me atraviesen... Dios mío, esto no está sucediendo...—A todos los despide pasando el primer día, necesito que este dispuesta a conocerlos, a elegir a uno.— Mi estómago se siente pesado.
—C-claro, órdenes son órdenes.— Y-yo no puedo negarme... él lo sabría.
—Más que una orden joven, es un favor.— Palmea mi hombro lo que provoca que me sienta aún peor.— Sé que te escucha.— Me sonríe y da por terminada la reunión.
Salí derrotado de ahí, hablaría con ella por supuesto que debía, pero no ahora ella quería que la escoltara al pueblo y no pienso arruinar aquella primera vez fuera... juntos.
Suspiré antes de tocar su puerta.
—¡Entra!— Tiró de mi mano y cerró la puerta detrás de mí y se abalanzó contra mí abrazándome del cuello, en momentos me sorprendía su fuerza.
La tomé de la cintura y aspiré el dulce aroma de su cabello, cereza.
—¿Que pasa My lady? — Sonreí contra su cuello mientras la levantaba del suelo.
—Te extrañé tanto.— Me dió en beso en la mejilla, ya estaba completo el día de hoy gracias a ese beso.
—Me viste ayer y estuve contigo prácticamente todo el día.— Sonreí contra sus labios y planté un dulce beso.
—No tengo suficiente de ti.— Dijo entre risitas tiernas.
—Bueno, tenemos el día de hoy mi pequeña.— Besé su nariz y la coloqué en el suelo.— Es hora de irnos.
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My Lady.
RomanceAna y Jorge en una época antigua, donde él es un caballero honorable y ella una joven princesa. No sé qué estoy escribiendo. 19 de febrero 2021 (inicio) 24 de mayo 2021 (termino)