Mirada seria

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Siempre he creído que las sonrisas son primordiales, la gente no puede andar por ahí con una cara que parece que acaban de ver una película de terror. Bueno, parece que la nueva compañera de la facultad, no piensa lo mismo.

Es una chica muy guapa, cabello castaño, piel blanca. No tanto como la mía, yo fácil podría pasar por un vampiro, tengo la piel tan blanca que muchos me lo han preguntado. Vale, me he desviado, su piel es más como... déjenme pensar. Rosada, bueno, no toda ella, sus mejillas tienen un rosado encantador, estoy segura que si sonriera, se vería aun más guapa.


—¡Señorita Luthor! —exclamo el profesor, si que me dio un susto, lo mire y le sonreí con timidez —¿Quiere por favor poner atención a la clase?

—Claro, lo siento. —dije sonriendo, busque aquella chica y la encontré un par de filas delante de mí. Ahora solo podía ver su larga cabellera. ¡Condenado profesor!

La clase nunca se me había hecho tan larga, siempre ponía suma atención a todo lo que mis profesores explicaban, por algo era la mejor en cada clase. Acepto que un poco loca y extrovertida, pero siempre atenta a lo que pasaba a mi alrededor. Solo que aquella chica me había llamado mucho la atención o tal vez no ella, sino su seriedad .

—Señorita Luthor, me permite un momento por favor. —suspire y di la vuelta hacia el escritorio del profesor. —dígame. ¿Qué le ha pasado hoy?

—Nada especial, profesor Dunne. —conteste encogiendo los hombros, él arqueo una ceja incrédulo.

—Siempre interactúas en clase, nunca te distraes y hoy ha sido la excepción.

—No volverá a pasar. —prometí esperando que lo aceptara y dejara que me retirara.

—Bien, eso espero. —acepto entre dientes, sonreí y gire para salir de la sala, pero nuevamente el hombre paro mis pasos.

—¡Oh, lo olvidaba! —exclamo caminando hasta mí. —necesito que vayas a la dirección y lleves este documento, por favor. ¿Puede? —que pregunta, él sabia que no me negaría, nunca lo hacia ante un favor que él o cualquier otro profesor me pidiera. Sonrió divertido cuando arquee la ceja. —gracias.

Sali de la sala con menos prisa, estaba segura que al menos ese día, no encontraría aquella chica. Al llegar a la dirección, tuve que esperar porque el director estaba ocupado, me senté en el sofá y tome el libro que traía en mi bolso. Ni siquiera me dio tiempo de abrirlo, pues la puerta de la dirección se abrió.

—Bien señorita Danvers, espero se sienta cómoda en nuestras instalaciones.

—La chica seria. —susurre al verla salir.

—Señorita Luthor. ¿Se le ofrece algo? —cuestiono el director, yo asentí sin dejar de ver aquella chica que ni una triste mirada me dio, pero que maleducada. —¿Sí? —volvió a preguntar el hombre al ver que no explicaba el porque estaba yo ahí.

—¡Oh, cierto! El profesor Dunne le envía esto. —dije entregándole los documentos.

—Gracias. —el director tomo los documentos y con una sonrisa se despidió de la chica y de mí, exacto, no cuesta nada sonreír, aunque la sonrisa sea por compromiso, como la del director.

—¡Hola! —dije acercándome a la chica, ella levanto la mirada y me miro por una milésima de segundos... esta bien, no, pero si fue muy fugaz su mirada, bueno al menos logre ver el color de sus ojos. Eran azules, pero no como el cielo, ese azul tiene defectos, un pedazo puede tener azul y gris y otro puede tener violeta y azul, y aunque amo el cielo, este azul era completo, sin pisca de otro intruso color.

—Hola. —contesto sin detenerse, por pura curiosidad la seguí.

—¿Cómo te llamas? —ella siguió caminando, aja, la señorita quería retarme.

Corazón Bipolar SUPERCORPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora