Respuestas

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KARA



Definitivamente Lena Luthor estaba loca, nada funcionaba con ella, siempre que me veía, me seguía y hablaba y hablaba sin parar, según ella quería entender porque no sonreía, Me estaba volviendo loca.

—Hola, Danver. —resople en cuanto la escuché.

—No me llames así. —la escuché reírse, me giré dispuesta a terminar de una vez por todas con ese juego tonto, pero me detuve al ver la nota en su mano.

—Así te llamas. —rodé los ojos y comencé a caminar.

—No, ni siquiera lo pronuncias bien. —dije sentándome en una banca.

—¿Mis respuestas? —pensé mucho en esas mentadas respuestas. —has tenido mucho tiempo, Danver. —¡Era un dolor de cabeza andante! No me había animado a escribir nada porque era seguirle el juego a alguien que ni siquiera conocía. Pero de no hacerlo igual no me la quitaría de encima. Rodé los ojos, saque la nota y se la di, ella la tomo muy entusiasmada. —para serte sincera, no pensé que las escribirías. —comentó inspeccionando la nota. Sonrió y coloco una nota color azul en mi pierna, la tome sin decir nada. —¿Habrá algo que te agrade? —no conteste.

—¿Habrá algo que no te agrade? —sonrió, ella definitivamente se estaba divirtiendo.

—No te gusta la gente, no te gustan las personas que hablan mucho. —leía entretenida. —no te gusta hablar mucho. ¡Vaya! Hay más trabajo del que pensé. —susurró jugando con la nota.

—Te encantan las personas, te encantan las sonrisas. Ni siquiera entiendo porque, pero qué bien por ti. ¿Puedo irme sin tenerte siguiéndome todo el tiempo? —sonrió negando con la cabeza.

—Veamos, tú te quieres deshacer de mí. —afirmó. —yo quiero conocer tu sonrisa.

—¿Por qué son tan importantes para ti las sonrisas?

—Solo me gusta ver felices a las personas.

—Pero las sonrisas no siempre son genuinas. —dije arqueando la ceja.

—En efecto, pero hasta esas, son sonrisas. —rodé los ojos. —te propongo algo.

—No me interesa.

—¿Quieres que deje de molestarte? —suspire con pesar. —bien, dame un par de meses, permíteme mostrarte qué hay personas que valen la pena y hay mucho porque sonreír.

—¿Y después me dejaras tranquila?

—No querrás que lo haga. —dijo muy segura.

—¿Ah, sí? ¿Y por qué no querría?

—Porque soy encantadora, carismática...

—Humilde.

—También. —rodé los ojos. —y por eso y más sé que querrás ser mi amiga. —afirmo con seguridad, no podía negar que su forma de ser me llama la atención.

—Digamos que soy tu experimento. —frunció el ceño, era la primera vez que la veía sin su característica sonrisa, aunque no fue por mucho, en segundos volvió a sonreír.

—No, yo no lo llamaría así. —contesto jugando con la nota, parecía que armaba algo.

—Si tú lo dices.

—Sí, toma. —levante la mirada y en efecto, con la pequeña hoja, había hecho una mariposa. La verdad le había quedado muy bien.

—Tienes talento. —comente tomando la mariposa.

—Gracias. —se levanto y tomo sus libros. —nos vemos en clase.

—Supongo. —dije encogiendo los hombros, sonrió y se despido moviendo la mano.




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—¡Alex!

—¡En la cocina! —entre y negué con la cabeza cuando la vi bailando en ropa interior.

—¿Te la pasaste todo el día en casa? —ella seguía bailando mientras cortaba algunos pimientos.

—Nope —dijo bebiéndose el resto del vino que quedaba en su copa. —salí al banco, pase por lo que necesitaba para preparar la comida y ahora hago algo rico para nosotras.

—¿En ropa interior? —Alex encogió los hombros.

—Sí. ¿Qué tiene? —no conteste, abrí la nevera y saqué una cerveza. —por cierto, te llamo Imra.

—¿Qué te dijo?

—Que no le contestas.

—No tengo ánimos para escuchar sus sermones.

—Pues prepárate hermanita, porque no te quedará de otra. —arquee la ceja bebiéndole a mi cerveza. —está por... ¡Yo voy! —Alex salió disparada de la cocina.

—Estás en... pfff, que más da. —susurre negando con la cabeza.

—¡Ahh, llegaste! —salí de la cocina y me recargue en el marco de la puerta.

—Sam. —susurre con los brazos cruzados.

—Hola, Kara. —contestó ella aún con mi hermana entre sus brazos, negué con la cabeza en cuanto vi que comenzaban a besarse. Resople y volví a la cocina.

—Tres, dos, uno.

—¿Dónde está? —arquee la ceja en cuanto la escuché. —¿Tú quien te crees que eres para no contestar mis llamadas? —cuestionó entrando a la cocina.

—Hola, Imra, muy bien gracias por preguntar. ¿Tú cómo estás?

—Déjate de tonterías y contéstame.

—Veamos, será que no te contesto porque lo único qué haces es hablarme de Verónica, entiende. ¡No me interesa más!

—Pues ella no quita el dedo del renglón. —comentó abriendo la nevera. —la tienes loca.

—¡Un par de veces, solo salimos un par de veces y ahora no me la quito de encima! —mi amiga encogió los hombros sonriendo. —de verdad Im, no quiero saber nada de ella.

—Pues dile, no te escondas. —fulmine a mi amiga con la mirada, había hablado con aquella chica infinidad de veces. —bien, bien, hablaré con ella.

—¿Con quién? —cuestionó Alex entrando a la cocina.

—Verónica. —contestó Imra, Alex sonrió con picardía.

—No. —la detuve levantando la mano, sabía lo que venía, Alex e Imra juntas eran insoportables. Y yo no tenía ánimos para sus tonterías. —voy a mi habitación.

—Y yo, necesito que me cuentas todo sobre tu nueva vida aquí.

—No hay nada que...

—Cuéntale sobre aquella chica. Lena. ¿No? —cerré los ojos negando con la cabeza, mi hermana era una imprudente.

—¿Tan rápido? —cuestionó Imra pasando su brazo por mis hombros.

—¡Pronto estará la comida! —exclamó Alex en cuanto salimos de la cocina.

—¡Sí! —gritó Imra empujándome hasta mi habitación. —¿Y bien? —rodé los ojos, no me dejaría tranquila hasta que le contara todo.

—Es una compañera de la facultad.

Corazón Bipolar SUPERCORPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora