¡Kimetsu Academia!

Explosivo, amargado, depresivo y enamorado.

Unos minutos antes del escándalo de Inosuke, en uno de los comedores de la academia, estaba un grupo de cuatro chicos, comiendo su desayuno tranquilamente... O eso parece.

—¡Umai!— Exclamó un rubio de mechas rojas mientras disfrutaba de su desayuno.

—Maldita sea ¿podrías dejar de decir eso?— Bufó un albino que estaba sentado al lado del rubio, el rubio no le prestó atención, ya que seguía diciendo la misma palabra una y otra vez.

—Sanemi, creo que estas mandando a callar a Kyojuro más veces de lo que el dice que su comida está deliciosa— Mumuró un azabache de ojos azules y con una cara sin expresión alguna sentado en frente del albino.

—Además, sabes que Kyojuro siempre dice eso mientras come, así que te atormente es culpa tuya por unirte a nuestro grupo— Agregó un chico de ojos bicolor sentado junto al azabache.

—¿Que carajos les importa a ustedes si me junté con ustedes? La razón por la que me junté con ustedes fue para molestar al cobarde de Iguro que no se atreve a dirigirle la palabra a Kanroji— Se defendió el albino.

—¡UMAI!— Esta vez el rubio gritó.

—¡PUTA MADRE, YA!— También gritó el albino al perder la paciencia.

—Gracias por colmarle la paciencia, Rengoku— Bromista el de ojos bicolor.

—Sanemi tiene razón, desde preescolar no te haz atrevido a dirigirle si quiera una palabra a Kanroji— Respondió fríamente el azabache.

—¡Yo también opino lo mismo que Sanemi y Giyuu, Iguro es muy cobarde!— Exclamó el rubio, causándole un sonrojo de vergüenza al heterocromatico.

—Hasta el depresivo y el sordo me apoyan— Afirmó con orgullo el albino.

—¡Eso no es cierto! Yo... yo...— No sabia que argumentar el de ojos bicolor. —Kyojuro, ella es tu mejor amiga, debes saber algo— Señaló al rubio.

—¡Claro que se bastantes cosas de Mitsuri-Chan! ¡Pero ni siquiera pienses que te las voy a decir!— Exclamó con orgullo.

—Estoy seguro que ese tapabocas que traes hace que tenga un desinterés en ti— Agregó Sanemi.

Todos estaban atacando a Iguro por su cobardía por jamás hablar con Mitsuri, lo único que hacía era regalarle dulces, ayudarla con alguna tarea o defenderla, pero de hablar directamente jamás se atrevió por miedo.

Luego de unos minutos, el cuarteto terminó su desayuno para luego deambular por los pasillos de la academia, hablando de lo primero que se le venga a la mente.

—¡Lo más gracioso de Mitsuri e Iguro, es que Mitsuri es más alta y fuerte que el!— Exclamó el rubio entre risas.

Era cierto, Mitsuri es 5 centímetros más alta que Iguro, y a pesar de que su cuerpo parezca frágil, es una chica increíblemente fuerte.

—Estoy seguro de que si ambos llegan a una relación, Mitsuri será quien tenga las riendas en la relación— Agregó Giyuu.

—Cada vez que Mitsuri pasa al lado tuyo, eres incapaz de decirle aunque sea un hola— Completó Sanemi.

—Oye, en una de las playas de Japón, hay un submarino de exhibición, pide autorización para usarlo e ir al fondo marino a recuperar la moral que se te fue al fondo— Respondió de una forma bromista el de ojos bicolor.

—¡¿De qué mierda estas hablando?!— Preguntó el albino exaltado.

—Moral, te falta moral para decir eso— Agregó fríamente Giyuu.