Capítulo 9

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Alguien levantó la persiana bruscamente

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Alguien levantó la persiana bruscamente. La luz del sol le cayó directamente a los ojos.

- Oh, mierda... - murmuró Jennie tapándose su vista adormilada con el cojín.

Eso se lo hacía su madre cuando tenía diez años. Pero ¿ahora? Ahora que estaba a punto de cumplir los veintidós no la molestaban ni para los buenos días de esa manera.

Cuando sus ojos se adaptaron, apartó la almohada.

- Buenos días. - dijo Lisa con entonación. - date una rápida ducha y arréglate un poco... el desayuno ya está hecho.

Jennie la miró interrogativa. ¿A qué venía tanto afecto por parte de esa mujer fría y arrogante?

- Hoy vendrás conmigo al pueblo. Necesitas ropa de tu tamaño. - dijo observando cómo su jersey aun cubría el pequeño cuerpo de Jennie. - Si no quieres, tendrás que pasar con jerséis que te vayan entre siete y diez tallas grandes.

- Claro que quiero. - farfulló la morena destapándose y sentándose en la cama.

Lisa observó las piernas perfectamente depiladas. Quería acercarse a ella, besárselas, lamerlas... hasta que Jennie se estremeciera murmurando su nombre. El simple pensamiento lo ponía más dura que una piedra. - Pero yo no tengo dinero... - se excusó la chica.

- Te lo compro yo. - Dijo la castaña dirigiéndose hacia a fuera.

- No puedo aceptar que me compres la ropa...

- Tómatelo como un regalo. Cuando esta misión termine ya no nos tendremos que ver más. Y al menos, un recuerdo de mi te quedará, cada vez que abras el armario. - Ella se rio. Pero a Jennie no le causó gracia, ¿Por qué? Simplemente, porque al escuchar a Lisa comentar el 'ya no nos tendremos que ver más', le puso la piel de gallina por angustia. ¿Y por qué sentía eso? Aún no lo sabía. - Bueno ¿Qué? ¿Vas a arreglarte, o no?

La arrogancia volvió en el tono de voz de Lisa. Ella se levantó mirándola mal.

- Voy a ducharme... - dijo girando sobre sus talones descalzos y dirigiéndose hacia el baño.

- Date prisa. - dijo la agente dándole un cacheteo en el culo y adelantándola hacia el salón.

Jennie bufó, frustrada. Si, estaba claro que ahora si quería que esta misión terminara ya... y olvidarse de Lisa y toda esa mierda para siempre.

La morena llevaba una sudadera de Lisa que por cierto le llegaba a las rodillas, pero le daba igual. Llevaba el único sostén y las únicas braguitas que tenía. Y no llevaba pantalón, ¿para qué? El pelo se lo había arreglado bastante bien, aunque sin espuma ni plancha era algo difícil. Ni maquillaje ni nada... en una casa donde solo vivían dos mujeres que nada se maquillaban, no había ni una gota de rímel. Lisa la cogió de la mano y Jennie sintió una punzada en el pecho.

- Es mejor así. No quiero que suceda algo de nuevo. - le miró la pierna, apenado. Jennie sintió alegría al saber que Lisa se preocupaba más de lo normal por ella.

𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻 𝑯𝑬𝑹                JENLISA GIPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora