Capítulo 11

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Jennie salió, aun enrollada en un albornoz

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Jennie salió, aun enrollada en un albornoz. Se apoyó en el marco de la puerta que daba al salón. ¿Una mujer? Oh, Lalisa no ha tardado en buscarse una... ¿Una puta? Eso parecía. Se los quedó mirando. Ahora sí que no estaba dispuesta a disculparse... Lalisa era una ninfómana o algo por el estilo. No había pasado ni quince minutos en que ella se situaba debajo de esa -fornida y excitante - cuerpo y ya estaba con otra mujer en casa. ¿Pero qué digo? Lalisa y yo no somos nada, ella puede hacer lo que le dé la gana...

- ¿Qué quieres? - dijo Lisa sentándose frente suyo.

- Vaya recibimiento, chica... - sonrió ella, cruzando las piernas - Me esperaba al menos un hola cariño.

- No te mereces tal bienvenida. - Lisa arqueo la boca. - Adrick habló con mi amigo.

- Mmm... ¿Harry? Como me pone ese espía... no olvidare la noche que pasé con él... igual a la que pasé contigo. ¿Todos los Manoban y los Styles tenéis que ser igual de buenos en ese aspecto? Y porque Lee está casado con esa... estúpida de la oficina... si no estoy segura...

- Deja ya a mis amigos, zo...

- Ah, ah... - Ariana negó con la cabeza - no te atrevas a insultarme. No serías la primera a la que le corto los huevos por llamarme zorra. Lalisa se aclaró la garganta.

- Yo no soy tan vulnerable, se que soy una mujer con miembro pero no como los otros hombres a los que has matado. - Fue a buscar una cerveza y le dio un largo trago. Ariana se rio - No te rías. Además, a lo que íbamos... basta ya de hacerte la mosquita muerta, Ariana. Adrick le dijo a Harry que eres una infiltrada de la mafia coreana.

- ¿Mosquita muerta? - Se burló ella - Sí... no niego que soy de la mafia de Ji-hyun. ¿Pero sabes por qué?

- Si, lo sé. Pero yo no tuve la culpa de la muerte de Sunmi.

- Mi hermana no merecía morir.

- Lo sé. Pero yo no la maté.

- Que tú no la mataras, no quiere decir que no tuvieras nada que ver. Porque fue gracias a ti... que ahora ella, su cadáver, se encuentra quien sabe dónde, ya desintegrado.

A Jennie le dieron ganas de vomitar. Vale, esa tía no era una prostituta de Lalisa... era otra payasa de este rollo de la mafia y los espías. ¿Pero quién era esa Sunmi? Los ojos de Lisa interpretaban tristeza, y a ella le sorprendió... verla mal. La agente casi nunca expresaba sus sentimientos.

- Yo la amaba, no le hubiera hecho daño.

¿Lisa? ¿Amar? Sin saber por qué, a Jennie le subió un calor muy incómodo por el cuerpo. Le entró dolor de cabeza.

- ¡No mientas! - Dijo Ariana perdiendo el control, con lágrimas en los ojos - ¡Tu no amabas a mi hermana! Solo te la quisiste tirar, como a todas... luego descubriste que ella no era una víctima... y fue cuando quisiste quitarla de tu camino.

- ¡No fue así! - Lisa dio un puñetazo en la mesa que sobresaltó a las dos mujeres. Los ojos de la castaña se llenaron de furia - ¡Yo amaba a Sunmi ! ¡Adrick y sus policías la mataron! Yo no tuve nada que ver...

- Ella te quería. - Dijo Ariana - la decepcionaste.

- ¡Joder, Ariana! - Lisa se frotó los ojos. ¿Está a punto de llorar? - Basta ya. Hace dos años que pasó, y fue doloroso para las dos ¿Vale? Yo... yo no sabía que tú eras su hermana. Y de nuevo, yo no la maté.

Lalisa negó con la cabeza. Sus ojos negros se inundaron en lágrimas. Sacó su Glock del 28 y la cargó.

- ¿Preciosa, eh? - Dijo acariciando la pistola - perfecta para una mujer.

Se la acercó a la cabeza.

- Ariana, no hagas ninguna locura. - Lisa se acercó y le cogió la mano. Ella forzó.

- Déjame. Ya no quiero seguir así. Mi hermana ya no está, mis padres están muertos. No me queda nada.

Si algo sabía Jennie era de psicología. Además de ser fisioterapeuta, se había sacado la carrera social.

- No... - murmuró. Ahora las dos prestaron atención a la mujer envuelta en un albornoz. Con una mirada triste. - siempre hay algún motivo por el que seguir viviendo.

- Jennie, haz el favor de meterte dentro de tu habitación. - dijo Lisa, ordenando.

- Déjame, se lo que hago.

Ariana la miró, asombrada. Esos ojos húmedos y negros se clavaron en la chica morena que se acercó a ella. Le acarició la mano.

- Se por todo lo que has pasado, yo he vivido y he tratado con situaciones semejantes. - Jennie le dedicó una sonrisa. - Baja el arma... no hagas tonterías de las que luego puedes arrepentirte aún más.

Ariana no entró en razón. Preparó el gatillo. Lisa intentó quitarle la Glock del 28, pero solo consiguió que apretara el gatillo y que una lámpara cercana petara en mil pedazos.

- ¿Quién eres? - Murmuró la morena - ¿Otra muñeca de Lalisa? Luego dicen que fue Ji-hyun el loco que coleccionaba mujeres. Pero Lisa las enamora, las hace sufrir. - le lanzó una mirada fulminante a la mencionada. -

- No, no te equivoques... - la intentó calmar Jennie- no conozco suficiente a Lisa como para juzgar, pero sé que ella no haría tal cosa.

- Cariño, temo que pases lo mismo que mi hermana... ¿Eres la del caso de Bae, cierto? - Suspiró preparando la pistola de nuevo. Golpeó a Lisa y giró sobre ellos, poniéndole un brazo en el cuello. Apretó la pistola contra la cabeza de ella. - Lisa se folla todo ser que respire. Luego las deja destrozadas. Ya me darás las gracias en otra vida. Antes de irme, voy a vengarme... - Apretó el gatillo, apunto de atravesar el cráneo de Manoban con la bala de la Glock del 28.

- ¡No! - Jennie se puso tensa. - Ariana, no lo mates, por favor.

Kim sintió como debajo de la mesa había algo pegado con cinta aislante. No se demoró en quitarlo. Perfecto. Una calibre del 45. No sabía manejar armas pero aquella estaba cargada y preparada. Se la escondió bajo el albornoz. Se levantó y se puso al lado de Ariana. No pudo evitar llorar de los nervios. Si pasaba algo, si le pasaba algo a Lisa, le cogería un ataque de corazón. En esos 5 días habían pasado más cosas que en todos sus veintidós años de vida.

- Por favor... - Ariana la miró.

- Debo hacerlo.

- Lo que debes hacer... - dijo Jennie aun con su tono pausado - ¡Es meterte en un loquero! - sacó la pistola y apretó el gatillo, sin pensárselo, disparó a Ariana.

El brazo que rodeaba el cuello de Lisa se aflojó. Y el cuerpo de la hermosa mujer cayó, pesado al suelo.


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𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻 𝑯𝑬𝑹                JENLISA GIPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora