Hay almas que vagan por el laberinto de la vida creyendo vivir.
Hay seres tan distinto que solo el amor los hará iguales pues los une una hermosa CASUALIDAD.
El amor dirigía la vida de todos, aunque en el corazón de esos dos hermosos seres una gran inquietud seguía reinando, sí, habían buscado el hermanito para su hermosa princesa de todas las formas y en cada lugar que era posible, tanto que estaban a punto de rendirse y gritarle a la vida misma que ganaba y que serían papás de una sola personita, pero todo tiene su tiempo y momento.
Luciano: amor ¿estás listas? [salió del baño ajustando su corbata]
Laura: si, pero no iré hoy [negó desde la cama cruzando los brazos]
Luciano: ¿qué? ¿te sientes mal mi vida? Jamás faltas a trabajar amor.
Laura: pero hoy sí, me siento cansada ¿te molesta? [cuestionó con un puchero] claro, porque si no voy seguro todo se viene abajo [pequeñas lágrimas comenzaban a aparecer]
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Luciano: no, no mi cielo [se acercó a ella ofreciendo su habitual pañuelo] mereces un día libre, mejor descansa que yo te consiento en todo ¿hay algo que pueda hacer por ti?
Laura: si [sonrió secando sus lágrimas] ¿me das un poco de helado antes de irte?
Luciano: ¿y el desayuno preciosa?
Laura: quiero helado Luciano por favor, más tarde bajo a desayunar.
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Luciano: lo que mi reina ordene [se acercó y le dejó un dulce beso] hoy amaneciste más hermosa que nunca.
Él le acarició dulcemente la mejilla viendo esos ojos que brillaban como dos luceros, caminó algunos pasos hacía la puerta y frenó de golpe, su mente comenzó a encajar todas las piezas del rompecabezas, Laura desde hacía días estaba más sensible de lo normal, sus noches de pasión eran cada vez más intensas y esa extraña forma de comer solo tenía una explicación; giró rápidamente con una sonrisa en el rostro y ella lo miró extrañada pero antes de pronunciar palabra el interrumpió.
Luciano: mi reina ¿hace cuánto no tienes regular tu periodo?
Laura: ay, Luciano, que preguntas haces [negó] pues hace...