Capitulo 2

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En el estrado, el rey pronunciaba un breve discurso. Como siempre, admiraba el trabajo de los campesinos del reino después de las labores de labranza. Los niños lo observaban desde primera fila, y los adultos y los no tan niños, desde donde buenamente podían. La plaza estaba abarrotada, pero el príncipe esperaba que sus ojos verdes pudieran encontrar a Aldith. Aldith. Esa chica había sido muy cortés con él. Su padre le había enseñado que los campesinos, aunque eran gente honrada, eran incultos, indisciplinados, maleducados y brutos; estaba claro que el rey no conocía a Aldith. Para empezar, era muy agradable y educada, lo había tratado con naturalidad, si, pero había sido muy cortés y denotaba unos modales excelentes. Además era muy bella : tenia una larga melena, rubia y frondosa que contrastaba con sus ojos, que poseían un tono castaño muy oscuro y peculiar. Tenia la piel morena de trabajar, y al príncipe eso le fascinaba. Todas las damas que conocía y veía alardeaban de poseer una piel fina, blanca y delicada y la de Aldith poseía un todo acaramelado que distaba de ser feo. Al fin la ve. Está en medio de la plaza, con su hermano mas pequeño en brazos. No la oye pero apostaría a que le estaba regañando a su hermano mediano. Sonríe para sus adentros. Que suerte que se separara del séquito de palacio al llegar a la plaza, de lo contrario el hermano de ella nunca hubiera chocado con el. Está ensimismado y no nota que el rey ya ha acabado de hablar. Los campesinos hacen un hueco en la plaza para comenzar la fiesta, todos bailan. El príncipe siempre había admirado esos bailes, tan festivos y alegres, tan distintos de aquellos aburrimientos de la corte. Hay un juglar que come y baila con ellos, seguramente al rematar la velada contaría sus viejas historias, pero el no las podrá oír. El rey lo llama, busca a Aldith una vez mas y observa como baila con la multitud. Ella lo mira y sonríe abiertamente. El se despide con un gesto y monta en su caballo. Trota detrás de su padre para llegar a palacio.

Mientras el cabalga detrás de su séquito, Aldith conduce a sus hermanos hacia su casa. Son una de las pocas familias que poseen una casa grande en el pueblo, tiene dos pisos por que la familia de Aldith es grande y, además, se lo pueden permitir. Las familias del panadero, el herrero, el boticario, el herbolario y las tabernas son las de las casan mas grandes pues necesitan los bajos para las tiendas y las plantas de arriba para vivir. La de Aldith es una de las mas grandes. Cuando llegan, su madre está atendiendo al ultimo cliente. Su padre ha llegado de la taberna, besa cariñosamente a sus hijos y manda a dormir a los mas pequeños. Aldith y Johanna se quedan con sus padres sentados a la mesa.

-¿Os lo habéis pasado bien en la fiesta?

-Mucho madre.

-¿Habéis tenido problemas para vigilar a Jonas?

Jonas era el hermano mediano, el mas revoltoso.

-Bueno...

Johanna duda en contarle a sus padres el desafortunado incidente de Jonas pero Aldith la interrumpe :

-A Johanna se le escapó Jonas, pero no ha sido su culpa, debería haberme encargado yo.

-¡Aldith estaba hablando con el príncipe! ¡Jonas se chocó con el y ella se puso a reñirle delante de el!

-¡Aldith! ¿Es eso cierto?

-Bueno madre... Pero el ha sido muy amable conmigo y no ha dicho nada.

-Venga niñas, id a dormir y ovidaos de vuestros príncipes y princesas.

Aldith y Johanna se acuestan en sus jergones. Pronto se oyen las respiraciones calmadas de Johanna. Cuando Aldith cierra los ojos vuelve a ver los de el príncipe, tan verdes, tan grandes y tan puros.

Se esfuerza por recordar su nombre, el rey se llama Otto, de eso esta segura, de pequeña sabia el nombre del príncipe porque Johanna estaba segura de que cuando Aldith fuera mayor, se casaría con el y no paraba de cantar una horrenda cancion que hablaba de ella y el príncipe. De ella y el príncipe ... ¡Jack!

Se sonroja cuando recuerda la letra de la canción, había un verso que hablaba de los numerosos besos que el le daría y lo feliz que la haría. Cinco minutos mas tarde, su respiración se acompasaba a la de su hermana y sus sueños a los del príncipe Jack, que dormía en su enorme cama con sabanas de lino suave mientras ella lo hacia en las suyas, ásperas y duras de mantillo.

El hijo del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora