Cinco días después :
-¡Aldith! ¡No quiero ir!
-¿Ah no? Yo tampoco quiero y me aguanto niño perezoso.
-¡Aldith, Johanna y Jonas, dejad de parecer niños pequeños! ¡Venid ahora o no habrá desayuno!
Los tres hermanos salen corriendo hacia la cocina, donde su madre les espera con los brazos en jarras. Mira a Jonas con ternura y le convence para irse con las chicas al campo. Les da el desayuno y le hace a Aldith una gordisima trenza. Los ve salir de casa después de besarlos a todos.
Los tres niños llegan a donde están los hombres y les preguntan sus tareas :
-Aldith tu ya eres una muchacha fuerte y valiente, sembrarás patatas en el campo norte con el grupo de Heldigar. Johanna, tu eres muy rápida y fuerte ¿verdad? Llevarás sacos de semilla donde sea necesario. Jonas tu repartirás las herramientas que salgan de la herrería. ¿Sabeis todos a donde tenéis que ir ?
-Si, padre
-Bien, tened cuidado hoy hará mal tiempo.
Los niños se separan, Aldith se encamina con un grupo de chicos de su misma edad mas o menos, hacia uno de los campos más grandes. De camino, cargan una gran carreta con sacos de semilla. El padre de Aldith tenía razón, el cielo esta encapotado y los truenos suenan en la lejanía. Es un muy mal día para comenzar la temida siembra.
Al llegar al campo, los chicos se quitan los zapatos, hay gente que los pierde trabajando además, si eso se convertía en un lodazal, lo que era mas bien probable, los zapatos pesaban y eran incómodos.
Heldigar, los reparte por todo el campo con un saco de semillas a cada uno. Los niños mas pequeños aparecen trayendo herramientas y todos comienzan a trabajar. Han pasado tres horas, deben ser las seis de la mañana y Aldith ya siente los brazos doloridos. ¡Bram! Un trueno retumba encima de su cabeza, empieza a diluviar. La lluvia cae persistente durante muchas horas volviendo los campos de tierra, campos de barro. Aldith y sus compañeros han perdido la cuenta de sus múltiples resbalones. La chica tiene la ropa totalmente cubierta de barro, su larga trenza está ya medio deshecha y muy mojada. Ha sembrado una cuarta parte de su saco en cinco horas y está agotada. Oye unos caballos en la lejanía, ve a unos caballeros de la guardia vigilando. Se mueve para seguir sembrando la siguiente parcela y se cae. Ha tropezado con su propio vestido y se ha resbalado. Ve a un caballo acercándose y tiembla, si es un caballero está perdida, la reñirá y es posible que le pegue. Alguien se apea del caballo. Lo único que es capaz de ver la chica es que es alto y delgado.
-¿Aldith?
La voz del príncipe la sobresalta.
Dos horas antes :
-Alteza, el rey ha propuesto ir a vigilar el primer día de siembra. Espera que usted acepte, señor.
-Acepto su propuesta con gusto, Tonka.
-Bien.
La criada sale de los aposentos del príncipe Jack y se dirige a los del rey.
El príncipe, en realidad odia ver a los campesinos trabajar. Siente mucha pena por ellos y la única razón por la que ha aceptado ha sido Aldith. Espera no verla en los campos trabajando, se sentiría mas tranquilo si supiera que ella está a salvo. Se pone una capa sobre los hombros para protegerse de la lluvia y sale a los establos. Su caballo alazán es el mas tranquilo de las cuadras, todos se encabritan cuando oyen la tormenta pero el está en calma.
Lo ensilla con rapidez y lo saca al patio donde lo esperan el rey y sus caballeros. Se monta rápidamente y galopa detrás del séquito que los acompaña. Pronto llegan a los campos, solo hay barro. Está por todas partes. Empapa las ropas de los campesinos y los hace caer. Está muy cerca de Aldith pero no lo sabe. Un guardia se dirige al campo norte y el lo detiene :
-¿A donde se dirige?
-Una vaga campesina se acaba de tirar al suelo mi señor, merece un castigo.
-Iré a ver, vete al campo sur.
-Pero, mi señor ...
-Vete.
Cuando el caballero se marcha él se acerca andando a la muchacha, esta temblando.
Es alta y delgada, muy esbelta. Su larga cabellera esta embarrada pero se aprecia su color natural, rubio.
-¿Aldith?
-Alteza, es un placer verle.
Aldith se levanta y sonríe, intenta hacer una reverencia pero vuelve a caer al suelo. El príncipe no tiene ningún reparo en cogerla. La aguanta entre sus fuertes brazos y la mira con ternura.
-¿Estas bien?
-Si, ahora si.
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El hijo del rey
RomanceEsta historia trata de dos enamorados del siglo XII. El es el hijo del rey y ella es una simple campesina, y ellos piensan que es imposible estar juntos pero su amor es cada vez mas real cuando ella va a trabajar a palacio portada: daughter_of_the_s...