-¡Aldith! Despierta...
Los sueños de la chica se mezclan con la realidad y al fin se despierta. Abre los ojos y el pelo rubio de su hermana le cae en la cara.
-Quita...
Aún sigue medio dormida y se levanta tambaleándose. Coge un tazón de leche y se lo bebe con avidez en cuanto llega a la cocina. Su madre está preparando gachas de avena y su padre está vistiéndose.
-¡Aldith! Coge el vestido que lavaste ayer por favor. Será el que te pongas hoy.
Aldith recoge el vestido en la cuerda que pende entre dos árboles gruesos y se lo lleva. Lo desliza por su cuerpo. Le encanta como huele, a aire puro y a jabón.
Se peina con un peine de madera y se lava la cara. Se hace una trenza y sale a despertar a sus hermanos.
-¡Arriba!
Destapa a su hermano Jonh que se hace un ovillo y pega pataditas al aire.
-Noooo... Quiero dormir...
Ella lo levanta y se lo cuelga al hombro.
Lo lleva a la cocina.
Se ocupa de que vaya a hacer sus trabajos y se encarga de los suyos.
Primer encargo : Llevarle el tomillo a la viuda de la calle principal, que tiene enfermedades en los huesos y no se mueve bien.
Camina con pasos rápidos y llama a la puerta de la anciana.
-¿Si?
-¡Soy Aldith!
La puerta se abre, una señora horriblemente arrugada aparece ante la chica. Solía tener el pelo blanco pero ahora está asqueroso y huele a sudor de varias semanas.
-Señora... Vengo a traer el tomillo...
-Ah, gracias Aldith querida. Hacía mucho que no venía nadie.
-¿Y sus sobrinas?
-Llevan meses sin venir.
La señora está demacrada, la piel arrugada le cuelga de los huesos como harapos y unas enormes ojeras se le dibujan en el contorno de los ojos.
-¿Prepara usted la comida?
-No, nadie lo hace ya. Llevate el tomillo que no hace falta.
Ella echa un vistazo a la casucha y allí huele aún peor. Parece que hace semanas que nadie ventila.
-Si quiere que le haga la comida, señora...
-¿Lo harías? ¡Ay! ¡Que Dios te bendiga niña!
Aldith entra y se encuentra con una sola estancia, que antaño debió ser agradable.
Hay una cama en un rincón, deshecha y maloliente.
Observa una puertecilla trasera y sale a un pequeño jardín.
Saca una silla y le manda a la anciana sentarse al sol mientras ella limpia.
Saca la tela que recubre las ventanas y la luz entra a raudales junto con el aire fresco. Abre las dos puertas para crear corriente y se nota la mejoría.
Deshace la cama y lava las sábanas en el lavadero del jardín mientras la señora dormita en la silla. Las cuelga.
Barre y descubre que el suelo está cubierto de planchas de madera perfectamente colocadas. ¡Que lujo! Las limpia con un cepillo enjabonado y saca la mesa y las sillas para limpiarlas con un trapo húmedo.
Sacude el colchón de paja para librarlo de los bichos y las pulgas.
Coloca todo otra vez y limpia la lumbre que usa para cocinar la anciana.
Pone un pollo desplumado en una cazuela con patatas, tomillo y algo de agua y deja que se ase lentamente.
Vuelve a hacer la cama.
Despierta a la señora, que se queda sorprendida y le agradece el gesto a Aldith con un millón de abrazos.
Ella ayuda a la señora a lavarse en el lavadero y todo se ve como nuevo.
Se marcha a casa después de asegurarse de que la anciana come bien.
Se ha restrasado y eso provoca que la chica tenga que correr por todo el pueblo repartiendo todas las hierbas que quedan.
Llega a casa a tiempo para comer.
Se zampa la comida, nerviosa.
Irá a ver a su futura ama y señora después de la comida.
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El hijo del rey
RomanceEsta historia trata de dos enamorados del siglo XII. El es el hijo del rey y ella es una simple campesina, y ellos piensan que es imposible estar juntos pero su amor es cada vez mas real cuando ella va a trabajar a palacio portada: daughter_of_the_s...