El tío de Juliem
El repique de las campanas aceleraron los pasos de Marga, entró al templo y sin mirar atrás dejó a Juliem sola, en medio de la plaza. La sobrina no pudo correr tan rápido como su tía, porque los zapatos de charol que traía puestos mataban sus pies, no le calzaban desde los 14, pero no tenía más, los otros los dejo a los diez. A ello se sumaba el vestido largo y acampanado que fue obligada a usar. Obviamente el tamaño del vestido impidió su movilidad y tropezó. Se dio de bruces y lastimó sus rodillas.
Alguien amable le tendió la mano. Ella se levantó y observó aterrada que rompió el vestido y desesperó imaginando los regaños Marga. Levantó la mirada y el miedo fue mayor, un hombre alrededor de cuarentena años la miraba con lascivia. Ella avergonzó y se sintió desnuda por el escote que solo alcanzaba a ser un pecho plano.
—Hola Juliem —la saludó y sonrió aterrándola más.
—¿Como está tío? ¿Cuándo llegó? —preguntó con la voz pastosa.
Él había estado fuera de Grinter por un año, Juliem deseaba no volverlo a ver. Desde los seis años, el tío de la “desdichada” la vigilaba en secreto, al pie de la cama durante las noches . La pequeña niña sabía de su presencia cuando acercaba su cara a la de ella. El aliento del sujeto, golpeando en su mejilla, la despertaba en un sobresalto.
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Poseída por Juliem
Historia CortaDicen que cada pueblo encarna su propia leyenda. En Grinter, un lugar detenido en el tiempo, encontrabas un arcoíris de historias, muchas de ellas oscuras y unas cuantas grises. Dos de ellas hablaban de maldiciones, una era cierta y recaía en Juliem...