Obsesión❌Dolor❌Placer [Illumi x Lectora]

17. Como un guante (R18+)

- ¿Qué haces aquí? - Le preguntaste al Zoldyck

- ¿No es obvio? Trabajando igual que tú

- ¿Están muertos? - Preguntaste, dándole un fugaz vistazo a la mesa donde se encontraban los diez dones.

- Claro que sí

Con su respuesta, tus esperanzas de cumplir la misión se evaporaron, y sólo pudiste dejarte caer de rodillas sobre la alfombra, resoplando con impotencia mientras cubrías tu rostro con ambas manos.

- ¿Qué pasó? - Preguntó el Zoldyck, examinándote con curiosidad.

- Ilumi...arruinaste mi misión. Los necesitábamos vivos- Susurraste entre tu ahogo.

- ¿Y eso por qué? - Preguntó, ladeando la cabeza.

- Sólo ellos conocían los detalles de montones de redes de drogas, tráfico de armas, tráfico humano...

- Oh...- Illumi se quedó pensativo, - Ahora no volverán a cometer crímenes ¿No te agrada eso?

- Ahora nunca podremos desbaratar esas redes. Esa información murió con ellos- Le explicaste entre dientes.

- Pues que mal. En todo caso ya no hay nada que hacer- Declaró con indolencia.

Ni siquiera te quedaban energías para enfadarte. Sólo exhalaste todo el aire en un suspiro largo y profundo, tratando de asimilar la frustración de ver arruinado un plan de casi un año.

Después de permitirte un momento de quietud, te pusiste de pie y le dedicaste al Zoldyck una expresión adusta e indignada.

- Tú y yo no somos lo mismo. A ti no te importa acabar con el crimen, ni proteger a la gente inocente- Musitaste, mirándolo con dureza.

- Estas muy alterada, señorita cazadora.

- ¡Cualquiera se altera tratando contigo! - Le gritaste.

- De todas formas, nunca acabarán con el crimen- Dijo él, aparentemente indiferente a tu enojo.

- Te reto a buscar a mi tío, plantártele al frente y repetir eso- Resoplaste con sorna.

- No tengo nada contra él. Me gustaría conocerlo- Replicó el Zoldyck con toda calma.

No supiste interpretar si lo dijo como una amenaza, un deseo o una especie de broma macabra. Antes de que pudieras pensarlo, escuchaste sonar tu teléfono celular con el tono de tu tío.

- ¿Sí? – Contestaste.

- Los dones no están en ninguno de los escondites que registramos nosotros. Sólo faltas tú- Dijo él desde el otro lado de la línea.

- Ya revisé la mansión, tío- Te apresuraste a responderle.

- ¿Y? ¿Están ahí?

- Sí tío, Pero...

Qué situación más complicada. Sólo esperabas que no notara la evidente tensión en tu voz.

- ¿Pero qué? - Te apremió.

- Alguien se nos adelantó y los asesinó

- ¿¡Qué!?

- Lo que oíste, tío

Un tenso silencio siguió a tu respuesta, pero fue breve: Ya habían considerado la posibilidad de que esto ocurriera.

- Sal de la casa inmediatamente y ocúltate. Voy para allá

- Tío, no creo que...

- ¿¡Sabes que puede haber un Zoldyck cerca!? ¿¡Qué te he dicho que hay que hacer cuando te cruces con un asesinato imprevisto!?- Te ladró.