Obsesión❌Dolor❌Placer [Illumi x Lectora]

25. Huésped o invasor

Después de todo, estaba muerto.

O sea, no era una muerte normal, por muy descabellado que eso sonara: A todas luces, su organismo aún funcionaba, a pesar de sus movimientos erráticos y grotescos, pero no era él. Era como si le hubieran arrancado el alma, y algo sin conciencia ni forma ahora habitara su cuerpo.

Luego de todo aquello, de intentar hacerlo reaccionar con palabras suaves, luego palabras duras, esquivar cada uno de sus golpes, y, finalmente, alejarte derrotada, fue como si se hubiera agotado toda tu fuerza de voluntad.

Cuando llegaron los chicos, junto con Morel y Knov, estabas determinada a no dirigirles ni una sola palabra. Luego de mucho pensarlo, habías decidido que lo mejor sería que vieran el estado de Kyte por ellos mismos, aún si eso resultaba especialmente duro para Gon.

Mientras ellos entraban al hotel, te dispusiste a alejarte del lugar lo más rápido posible, sólo agitando la mano fugazmente en señal de despedida. Sin embargo, el universo parecía determinado a pisotearte ese día, porque, antes de que pudieras desaparecer por las calles de la ciudad, Killua te tomó de la muñeca y te hizo señas para que hablaras con él a solas.

La conversación que tuvieron después de eso todavía te torturaba.

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-Toma- Dijo el pequeño Zoldyck, ofreciéndote el objeto que relucía finamente en la palma de su mano.

- ¿Qué es?- Preguntaste, sin atreverte a recibirlo.

- Una aguja. Estaba en mi cerebro- Respondió con toda naturalidad, como si estuviera contando cualquier anécdota.

- ¿En tu...cerebro?

- Sí. Illumi la puso allí. Por eso no había podido pelear bien hasta ahora

Tomaste el pequeño objeto de la mano de Killua, y lo examinaste con detenimiento, sintiendo como ese abismo de ansiedad en tu vientre crecía cada vez más.

- Uno de esos monstruos casi mata a Gon por su culpa-Resopló con impotencia-Es un alivio habérmela quitado

- ¿Por qué me das esto?- Lo cuestionaste.

- Porque a ti te interesa mi familia más que a nadie-Respondió, con un brillo de malicia en tus ojos.

- ¿Estás insinuando que quiero capturar a tu hermano?

- Deberías querer

- No, Killua-Resoplaste con enfado, devolviéndole la aguja-Ya debes conocer el acuerdo entre nuestras familias. No me interesa cruzarme en el camino de ninguno de tus parientes

- ¿Así que no te has relacionado con mi familia?- Preguntó.

- No- Le respondiste, cortante.

- Entonces ¿Por qué hueles a mi hermano?

Eso te dejo callada como una tumba.

- No sé de que hablas, niño- Te defendiste, tratando de mantener tu aura tan serena como fuera posible.

Killua sólo negó con la cabeza, observándote como un gato observaría a una presa demasiado insignificante para devorarla. No te gustó recibir esa mirada, y menos de un Zoldyck. Ni siquiera Illumi te había mirado así.

- Estoy tan acostumbrado a su olor que lo reconocería en cualquier parte- Dijo sobradamente- Y tu ropa huele a él

Con eso, ya no te quedó escapatoria posible.

Te impresionó que Killua todavía pudiera detectar el olor de Illumi en tus ropas de combate, pues ya las habías lavado un par de veces desde su encuentro en la casa de los diez dones. Aún así, se trataba de un Zoldyck, y ahora no podías sino lapidarte por haber cometido semejante imprudencia.

- Deberías defenderte de él mientras aún puedas-Dijo Killua con gravedad, cruzando los brazos.

No sabias que pensar.

Por un lado, era el hermano pequeño de Illumi quien te hablaba. El que había soportado años bajo su yugo, sin más opción que dejarse corroer por su amor enfermizo. Pero, por el otro lado, las cosas habían cambiado. No para bien, pero ya no había vuelta atrás, y eso sólo te concernía a ti.

- No te involucres en esto, Killua. Yo sé el tipo de relación que tenemos- Declaraste, después de mucho pensarlo.

Ya no tenías nada más que decir, y el pequeño Zoldyck sólo te observaba con una mezcla entre desconfianza y reproche.

- No me importa lo que hagan tú y mi hermano- Resopló con desdén-Pero no te vuelvas a acercar a nosotros, especialmente a Gon. Si lo haces, me encargaré de que lo sepan todos los que no deberían saber

Ya sabias perfectamente a quien se refería. No sabias si sería capaz de decírselo directamente a tu familia, pero era preferible no subestimarlo.

- Cómo quieras- Resoplaste, demasiado agotada para defenderte.

Ya te habías volteado para irte de allí, cuando Killua volvió a hablarte.

-¿Que pasó con Kyte?- Preguntó.

- ¿Kyte...?

- Sí. Si te vas ahora, asumo que ya lo viste

- Tienes que verlo tú mismo. Ya no puedo hacer nada más por ustedes

El pequeño Zoldyck refunfuñó algo que no alcanzaste a distinguir, y se adelantó rozando tu costado para ir a encontrarse con los demás.

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Estabas tan consternada que ni siquiera podías llorar. Sólo perderte bien lejos por la ciudad, y lograr calmarte hasta no deshacerte al hablar, ni temblar al caminar. No importaba que acabaras de vivir una de las experiencias más espeluznantes de tu vida: No podías abandonar tu compromiso con la misión. Y, sobre todo, alguien tenía que descubrir qué demonios estaba pasando en ese rincón del mundo.

Ya estabas lo suficientemente lejos del hotel como para no reconocer las calles por las que caminabas. Abrumada por la enorme cantidad de gente que llenaba las aceras, te desviaste hacia un pequeño y umbrío callejón en busca de un poco de silencio.

Cuando ya no podías escuchar nada más que el sonido de tus pasos, sentiste un aura sofocante a tus espaldas, y supiste instintivamente de quién se trataba.

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Notas al margen:

Supongo que ya saben quien aparece ahora. Y no está para nada contento 🙃