—Piscis tenías que ser.
Dice con decepción el tipejo obsesionado con los signos. Al igual que todos los presentes, se lo queda observando, solo que con decepción, pues chasquea la lengua y niega varias veces como si se tratara de algo demasiado malo ser piscis.
Incluso el tipo con cara de emo dejó de tocar el violín.
Levanto la cejas, ya no sé qué otra expresión adoptar en vista de que el rubio solo se enfoca en mí. Lo que se me ocurre es que a lo mejor está acostumbrado a desnudarse frente a ellos todo el tiempo, pero claro, yo soy la nueva e intrusa aquí. Es normal su reacción.
Es normal para mí, no es que vea un cuerpo enclenque todo los días, pero tampoco me voy a quedar ciega.
—¿Qué carajos...? —chilla—. ¿Por qué no me dijeron que ella estaba aquí?
—El cagadero es primero, amigo —responde el chico de la cara alargada, el que hace un momento se disputaba la caja de galletas con la otra chica—. Te veías apurado.
La chica que lleva la horrible diadema de flores artificiales le arrebata con rapidez la caja de galletas, aprovechando el momento de distracción. Sale corriendo hacia al pasillo y su amigo no se abstiene en ir tras ella.
El alboroto que se escucha desde el fondo se asemeja a una pelea de perros y gatos.
—Yo ya me iba. —Dado que Jungkook me dijo que todos saben de mi actitud, no me detengo en mostrarme lo más pedante posible.
Paso entre ellos con las manos y hombros levantados, con la única intención de no tocarlos. El silencio es sepulcral y las miradas como dardos, pero no me importa en lo absoluto porque son personas con las que no estoy dispuesta a compartir un gramo de aire. En primera porque deben estar confabuladas con ese idiota y por lo tanto no son personas de fiar, y en segundo porque no representan una competencia para mí —el chico rubio semi desnudo podría ser— en vista de que estamos en el mismo salón y eso ya es algo. Sin embargo, debo tener cuidado porque estoy segura de que algo quieren.
—¡Oye, niña pija! —ese es Jungkook que viene a unos pasos atrás de mí. No me detengo, camino hacia el auto—. ¿Cuándo piensas devolverme mi celular?
Me parece extraño que no se oiga molesto, he tenido su teléfono desde hace días y cualquier persona en su lugar estaría reclamándolo mediante refunfuñeos. Él lo pregunta lo más casual posible.
—Cuando tu amigo el astrólogo deje de creer en los astros. —Entro al auto y entonces puedo tener una mejor toma de él. Lleva calcetines y unas sandalias negras, algo que va en contraste con sus pantalones negros y chaqueta.
—¿Eso qué tiene que ver?
—¿No que muy listo?
Luego de encender el auto giro el volante. Me alejo y lo último que obtiene mi vista de Jungkook es su silueta que se proyecta mediante el espejo retrovisor, se va haciendo más pequeña y el chico no despega su atención del vehículo hasta que no queda nada de él.
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A 36°C » Jeon Jungkook; BTS
FanficDrey tiene todo lo que superficialmente se puede considerar como bueno: tiene una alta reputación, dinero, las mejores notas, buenos amigos y la mejores de las actitudes. ¿Actitudes? Sí, claro. Drey no es lo que aparenta ser y mucho menos es un terr...