Capítulo 17 🧡

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El mayor dolor no se centra en que perdí a mi novio, sino en que perdí a mi mejor amigo

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El mayor dolor no se centra en que perdí a mi novio, sino en que perdí a mi mejor amigo. Duele porque no sé hasta cuánto tiempo lo tuve, hasta cuándo fui capaz de palpar su sinceridad, y me duele más llegar a pensar en que tal vez todo fue una mentira desde siempre, que sus padres lo obligaron a llevarse bien conmigo y a consolarme cada vez que se podía. Me duele y aterra saber que desde siempre estuve sola.

—Amoooooor.

Despego la barbilla de mis rodillas flexionadas al escuchar la voz Jungkook, él se aparece por el oscuro corredor llevando dos bolsas de compras en cada mano. Sobre la cabeza lleva un casco blanco de seguridad industrial, lo que me hace pensar que ya es de noche, pues el regresaría del trabajo de campo a esa hora.

La única luz que habita en la casa es la de la televisión y la de dos lámparas a los lados del sofá en el que estoy.

—Traje comida porque en los últimos días lo único que he hecho es meterme a la alacena de tu casa a robar lo que encuentro. Sabes que me agradas, por eso quiero pagarte lo que he...

Mi plan no es que me vea así: con el maquillaje corrido, los ojos irritados y la cara tan húmeda de llorar. Las bolsas se le resbalan de los dedos y tras tornarse asustado se acerca.

—¡Drey! —Se arrodilla a mi altura—. ¿Qu-qué pasó? ¿Te hicieron algo? ¿Quién fue? ¿Fue un ladrón? ¿Se metió a la casa? Puedo golpearlo, soy bueno golpeando.

Pero en vez de una respuesta recibe una mirada destrozada e inundada de lágrimas. Hago el mayor esfuerzo para no quebrarme delante de él, de alguien que no termino de conocer y qué no sé si podría confiar en definitiva. Sin embargo, decido no ser fuerte y soltar todo dolor que consume.

—Ay, Drey...

—Soy una idiota, Jungkook.

—No digas eso. —Se apresura en sentarse a mi lado y rodearme con sus brazos, recostándome sobre su pecho.

Allí, en los brazos de alguien con la que no creí que viviría una situación así, suelto todos los pedazos de lo que fue un corazón agrietado; espero a que cada uno caiga a ese pozo sin retorno y que no vuelvan a hacerme creer que con un poco de cinta adhesiva todo va a estar bien. No puede haber pegamento para esto.

Suelto lamentos y lloriqueos estruendosos.

El dolor más percute en la idea de que tengo que olvidarme de Taehyung, no el sentido de un noviazgo, sino en el de una amistad. Me duele tener que olvidarlo y superar que ya no está el niño amable de hace años.

Jungkook no detiene el sobado que aplica sobre mi cabeza, aun cuando dejo de lloriquear y lo único que hay entre nosotros es silencio. Más tarde, prepara dos tazones de ramen y los sirve en la mesita del centro.

—Te traje una barrita. —Desliza una galleta de fibra sobre la superficie de la mesa, es una igual a la que me compró el otro día.

—Gracias —musito, removiendo los fideos con los palillos.

A 36°C » Jeon Jungkook; BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora