Parte 7

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¿De dónde diablos sacaba Narancia tanta energía? Era un absoluto misterio. Giorno tenía la teoría de que el muchacho de la bandana naranja tomaba bebidas energéticas por puro gusto cuando nadie lo veía. No encontraba otra explicación para que estuviera azotando su puerta con tanta efusividad a las... ¿Qué hora era? Se fijó en el despertador: eran las nueve de la mañana. Okay, tal vez no era tan temprano, pero aún así, la intensidad con la que Narancia volvía a azotar la puerta mientras gritaba "GIORNOOOO, DESPIERTAAAAA" era casi ofensiva. ¿Acaso el punto de tener unas vacaciones no era descansar?

Sabiendo (por una anécdota de Mista) que si no abría la puerta Narancia era cien porciento capaz de tumbarla, se puso de pie y abrió la puerta.

- ¿Qué pasa? - Preguntó, aún más dormida qie despierta.

- ¡Giorno! ¿Por qué tienes que lucir como una pintura renacentista hasta cuando acabas de salir de la cama? No es justo. - Reclamó el pelinegro, genuinamente indignado. Giorno simplemente se encogió de hombros: No era su culpa ser tan perfecta.

- Sabes que no me gusta repetir las cosas. ¿Qué quieres?

- Hoy iremos al parque acuático. Quiero que lleguemos temprano, para subirnos a todos los juegos. - De hecho, la intención del joven había sido despertar a todos a las cinco de la mañana, pero Fugo lo había amarrado y amordazado con las sábanas, y luego aprisionado entre sus brazos (como medida de protección adicional, según el rubio) para conseguir unas horas extras de sueño. - Bueno, iré a despertar a los demás. Nos vemos en el lobby en media hora.

A pesar de que no fuera tan expresiva como Narancia, a Giorno también le emocionaba ir dichoso parque acuático. Había escuchado a su compañero parlotear sobre el lugar, sus tirolesas, albercas  y resbaladillas durante semanas, mientras planificaban el viaje, aunque no se había permitido ilusionarse al respecto, pues su plan original para esas vacaciones era isolarse y fingir ser un hombre. Así que, en lugar de volver a la cama, se puso un bikini verde, un bonito vestido con patrones de girasoles y se recogió el cabello en dos trenzas, para mantenerlo lejos de su cara durante toda la acción.

Después de desayunar rápidamente, pidieron dos taxis en la recepción, pero solo llegó uno, y Narancia estaba tan impaciente que los obligó a embutirse dentro del vehículo. Conscientes de lo terriblemente mal que se vería si se ponían a pelear por quien llevaría a Giorno en sus piernas, dejaron que Bruno distribuyera los asientos, terminando con el capo en el asiento de copiloto, por supuesto, Fugo llevando a Narancia, Abbacchio a Giorno y Trish a Mista (porque la pelirrosa casi un escándalo cuando sugirieron que fuera al revés). ¿Era todo un plan con maña por parte de Bucciarati para ver a sus ships hacerse realidad? Tal vez.

Hay que decir a favor de Abbacchio que fue todo un caballero: A pesar de pasar los quince minutos del trayecto rojo como un tomate, evitó que la rubia saliera volando en un par de topes y no se le paró el pito ni una sola vez (a diferencia de Fugo). Pero una vez en el parque acuático, todos supiero que el viaje como sardinas enlatadas había valido la pena.

Aunque a cada uno le llamaba la atención una actividad diferente, no se separaron. Primero dieron un paseo a través de un río subterráneo; luego, se subieron a los toboganes, fueron a un circuito de tirolesas, a un circuito de lanchas, a una alberca con vários trampolines de distintas alturas y una pista de obstáculos acuática. Después, fueron a comer. Giorno le compró un pudín a Abbacchio, en agradecimiento por haberle enseñado a nadar la tarde anterior: Jamás un postre le había sabido tan bien al ex-policía. Después, fueron a una especie de spá del lugar, donde primero flotaban en una alberca con sales especiales, luego pasaban a una piscina de lodo, se daban una ducha con agua helada y finalmente pasaban a una especie de sauna. Bucciarati tomó muchas, muchas, muchas, de verdad, muchas fotos. En teoría, no podían introducir cámaras a muchas de las atracciones, pero eso no era un impidiendo para los cierres mágicos de Sticky Fingers. Oh, y también habían unas pequeñas peceras llenas de ciprínidos, dónde podías meter los pies para que el montón de pecesitos se comieran la piel muerta de tus pies.

Giorno es... ¿Una chica?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora