Parte 3

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TW: Mención de intento de abuso sexual.

Giorno se mordió el labio suavemente, un gesto inocente, pero que aún así pareció increíblemente provocador para Abbacchio y Mista. Esta era una de las pocas veces en donde no tenía idea de qué decir. Bueno, mejor dicho, sabía qué decir, pero no cómo hacerlo, o por dónde comenzar. Recordó esa frase tan cliché: "comenzar desde el principio", aunque no sabía hasta que punto era adecuado retroceder. Por supuesto, sabía en qué momento se había ido todo a la mierda, pero era un recuerdo tan doloroso, y de una horrible manera, tan suyo, que preferiría omitirlo de ser posible.

- Simplemente me di cuenta de que las cosas son más sencillas siendo hombre, así que decidí ser uno. - Respondió, por fin.

- ¿De qué diablos estás hablando? ¿Insinuas que alguno de nosotros la ha tenido fácil solo por ser hombres? - Preguntó Fugo, en parte confundido por la absurda explicación, en parte molesto.

- Vaya, Fugo. Eres la prueba viviente de que puedes tener un IQ de 152 y seguir siendo un completo imbécil. - El hecho de que Trish fuera quien dijera esas palabras sorprendió a todos. Generalmente, a pesar de su personalidad algo... Especial, la pelirrosa no solía faltarle al respeto de forma tan directa a sus compañeros. Pero lo que implicaban las palabras de Fugo la sacó de sus casillas.  - Dime una cosa, genio. ¿En todo el tiempo que llevamos con Giorno, alguna vez una persona se había acercado a agredirla de forma gratuita, como hace diez minutos? No por asuntos de la mafia, no por peleas con stands, dinero o esas cosas, sino simplemente, por estar en el lugar.

Fugo no contestó. Nadie lo hizo.

- Sí, eso me imaginé. Ahora, antes de que digas una cosa como "a los hombres también nos pasa"... - Fugo se mordió la lengua, porque efectivamente, había estado a punto de decirlo. - No voy a negar que también sucede. Nadie se salva de esa mierda. Pero llevamos más de medio año con Giorno como hombre, y nunca presenciamos una situación similar. En cambio, menos de veinte minutos en la calle como mujer, y un imbécil ya había intentado agredirla. ¿Puedes notar la diferencia, niño prodigio? -

- Entiendo perfectamente a qué se refieren. Me llegaron a confundir algunas veces con una chica cuando era más joven, y realmente era... Asqueroso. - Al recordar dichos encuentros, Narancia tuvo un pequeño escalofrío.

- Okay, entiendo que esas situaciones puedan ser bastante incómodas, pero, ¿no crees que engañar a todo el mundo respeto a tu identidad fue un poco... no sé, ir demasiado lejos? - Preguntó Mista.

- No. Hice lo necesario para garantizar mi seguridad.

- Pero eres la persona más poderosa a la que conozco. Si hubieras estado sola hace unos momentos, tu stand hubiera hecho papilla a esos tipos fácilmente. - Replicó el pistolero.

- No siempre fue así, Mista. Yo... - Nuevamente, Giorno dudó por un segundo, pero decidió que si quería tener una oportunidad de que los chicos realmente entendieran cómo y por qué había llegado a ese punto (excepto Trish, ella no necesitaba explicaciones para entender su situación) tendría que contarles todo. Le revolvía el estómago la sola idea de revivir esa parte de su pasado, pero su parte racional le decía que no tenía nada que perder hablando. A demás, según lo poco que sabía de psicología, incluso podría ser algo catártico. Valía la pena arriesgarse.

Llevaba más de un minuto en silencio, y todos la miraban, expectantes. Tomó una enorme bocanada de aire y comenzó a hablar.

- Acababa de cumplir trece años la primera vez que me intentaron violar. Fue mi padrastro. Me salvó Golden Experience, aunque no sabía como utilizarlo. De hecho, esa fue la primera vez que lo ví. Ya había sido acosada algunas veces, creo que desde los doce años; ya saben, comentarios obscenos, insinuaciones sexuales de desconocidos, manoseos... Pero podía lidiar con eso. 

Giorno es... ¿Una chica?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora