S2: Parte 4

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Giorno, Dafne, Dessiré, Paola, Anyelin y María iban en la parte trasera de una camioneta, atadas y amordazadas. Las últimas dos tenían la mirada vidriosa: Les habían inyectado algo para mantenerlas sedadas: Dafne lo había gritado antes de que les pudieran las mordazas.

Ninguna estaba tratando de desatarse: Había un hombre con ellas, con una escopeta en mano. Posiblemente también era usuario de stand. Tampoco es como si alguna de las que estaban conscientes pudieran utilizar sus stands: Glass Animals era prácticamente inútil en esas circunstancias, y los ataques de Hot Butter y Mitski eran indiscriminados. Giorno encontró el patrón: Únicamente habían sedado a las usuarias cuyo stand representaba un riesgo.

Excepto a ella.

*
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Treinta minutos antes.

En cuanto los gritos habían comenzado, Giorno, Mista y Abbacchio se habían puesto de pie. El pistolero buscó su revolver a tientas, así como su gorro lleno de balas: Siempre los dejaba a la mano.

Los gritos se intensificaron, y pronto se le sumaron sonidos de objetos rotos, disparos, golpes y pasos pesados. No se necesitaba ser un genio para saber que estaban bajo ataque.

Giorno se estaba arrepientiendo por haber bajado la guardia: La camiseta gris y los shorts holgados que estaba usando no servían para disimular su figura, a demás de que, con la ausencia de maquillaje, sus razgos la delatarían.

De todas formas, iba a pelear: La vida de sus amigos era más importante que su secreto, sin punto de comparación.

-Giorno, quédate aquí.- Susurró Mista, adivinando sus intenciones.

-No me voy a quedar sin hacer nada.- Siseó de vuelta.

Por una vez, Abbacchio estaba de acuerdo con Mista. La seguridad de Giorno era prioritaria, no solo porque era el amor de su vida, sino porque había toda una organización a su cargo. Sin embargo, no pudo dar su punto de vista, pues la puerta se abrió de una patada. Quien había golpeado la puerta era un completo desconocido. Su rostro no podía ser apreciado gracias al pasamanontañas que lo cubría.

-¡Aquí hay o...- No alcanzó a terminar la frase, pues un certero disparo de Mista lo silenció para siempre. Aún así, entre el grito y el disparo habían sido más que suficiente para advertir a sus acompañantes.

Todo fue un caos. Lograron abatir a varios, pero uno de los sujetos tenía un stand capaz de paralizar aquello que tocaba. Y los otros eran muchos.

Por alguna razón, Giorno había optado por no sacar su stand a la pelea. Leone observó con impotencia como uno de esos tipos tomaba a Giorno de su larga cabellera cuando intentaba huír, mientras otro la golpeaba en el estómago con suficiente fuerza para dejar sin oxígeno a alguien que duplicara su peso.

"¿Por qué no te defiendes?" Pensaba el ex-policía, pues el efecto del stand ni siquiera le dejaba mover los labios. Como respondiendo esa pregunta, hubo un leve resplandor dorado, solamente percibido por él. Una de las calcetas de Giorno se convirtió en una pequeña lagartija y corrió a esconderse a alguno de los rincones de la habitación.

Entonces entendió su plan.

Y lo odió.

En ese momento, él y los demás apenas estaban recuperando la movilidad total y hacían recuento de daños.

La más "afortunada" era Trish, quien había escapado solo con unos moretones después de que Bruno, al darse cuenta de que estaban yendo exclusivamente por las mujeres, la atrapara (en contra de su voluntad) en uno de los vacíos de sus cierres; Mista tenía una bala (no de las suyas) incrustada en el hombro; Bucciarati aún continuaba inconsciente; Narancia tenía una fractura abierta en la pierna y un corte bastante feo cerca del ojo; Fugo había perdido tres dedos evitando que lastimaran más a su novio, a demás de posiblemente tener una costilla rota, Ciavarella tenía el cuerpo cubierto de moretones y Abbacchio un hombro dislocado. Incluso Doctora cojeaba de una pata.

Giorno es... ¿Una chica?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora