S2: Parte 6

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Otro capítulo medio dark. ¿Recuerdan cuando dije que esto iba a ser mayormente comedia? Sí, les mentí. Y me mentí a mí misma.

Tw: Menciones de violencia doméstica y prostitución.

Apenas habían pasado solo dos días en Tropea (aunque honestamente, a todos les costaba creer que solo habían sido apenas dos días: entre las horas en carretera, la información sobre tráfico de personas, la búsqueda, el ataque sorpresa, los secuestros, la cantidad de heridas, la misión de rescate, la tortura y las escasas horas de sueño, esos días habían parecido eternos), pero eso era más que suficiente para que el escritorio de Giovanna se llenara de trabajo.

Fugo, Bucciarati, Polnareff y Giorno habían pasado la mayor parte del viernes revisando cartas, estados financieros y tratando de solucionar el caos que había generado el incendio de un par de casinos en Roma en los que afortunadamente nadie había salido herido, pero eran claramente orquestados, y la intención sí había sido provocar daños humanos. Para las once de la noche, si Gio seguía en pie, era gracias a los aperitivos y tazas de café que Trish y Narancia se turnaban para llevar.

Seguramente Leone también le hubiera llevado café. O Mista. Pero no los había visto en todo el día: Ambos habían partido a Roma antes del amanecer, para tratar de identificar al responsable detrás del asunto de los mentados casinos.

Y hablando de ellos, en ese momento se escucharon tres golpes firmes sobre la puerta de madera. Gio supo de inmediato que se trataba de Mista: Narancia solo entraba sin tocar la puerta cuando asumía que Fugo estaba con ella, los golpes de Trish eran más delicados y Abbacchio hubiera golpeado cuatro veces, solo para joder al pistolero.

—Adelante.— Soltó, elevando la voz lo suficiente para que pudiera oírse al otro lado de la puerta. 

A continuación, Mista y Abbacchio entraron, luciendo exhaustos, sucios, despeinados y con salpicaduras de sangre que, gracias al cielo, parecía no ser de ellas.

—Fue obra de Manzo. Ya nos encargamos de él.— Anunció Leone.

Manzo. Uno de los tantos miembros de la organización que habían expresado su descontento ante las reformas de Passione. No era el primero en intentar una movida para perjudicar a Giorno después de meses de aparente sumisión. Y seguramente tampoco sería el último. La joven ya estaba haciendo una lista mental de todo el trabajo que significaba para ella esa estúpida traición: La reconstrucción de los casinos, la re-distribución de los territorios de Manzo, una investigación más exhaustiva para identificar a todos los involucrados...

Sí, ya podía saborear los próximos días: café, estrés e insomnio.

Aún así, lo que acababan de hacer Leone y Mista le simplificaba mucho las cosas.

—Gracias.— Una respuesta algo seca, pero los aludidos eran capaces de notar la emoción impresa en su voz. — Mañana discutiremos los detalles. Ahora vayan a descansar. Lo merecen.

Las órdenes de Giorno no se desobedecían (exceptuando situaciones especiales, como Bruno en modo padre), así que, tras desearles buenas noches a los presentes, se retiraron.

—También ustedes deberían descansar.— Sugirió Polnareff, después de un rato. Tras un poco de resistencia (sí, malditos adictos al trabajo), finalmente aceptaron.

La habitación de Giorno se encontraba en el mismo pasillo que la de Fugo (al igual que la de Trish), por lo que no pudo evitar notar que el rubio se dirigía a otra dirección. No le sorprendió: Desde las vacaciones, o estaba en la habitación de Narancia, o Narancia estaba en su habitación.

Bien por ellos, bien por ellos.

Mientras pensaba en esa pareja, Giorno recordó que el cumpleaños de Fugo estaba cerca. Era ese miércoles, si no se equivocaba. Estaba considerando  darles a él y a Narancia una semana libre. O una fiesta sorpresa. O ambas. Lo mejor tal vez sería dejar que Narancia se encargara de la parte creativa, mientras ella arreglaba los detalles técnicos: La última vez que habían dejado a Narancia a cargo fue en las vacaciones, y tuvieron que comprar boletos de avión ridículamente caros en el aeropuerto porque el chico hizo la reservación para el mes equivocado (Fugo jamás se enteró, tampoco Narancia). Ya vería con qué excusa los mantenía separados un día antes, para que a Narancia no se le fuera la lengua.

Giorno es... ¿Una chica?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora