S2: Parte 1

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Bueno, estoy segura de que varios de ustedes van a disfrutar mucho de este capítulo.

Advertencias: Descripciones gráficas (bueno, no tanto) de violencia.

Recomendación musical: Ando buscando a un Cabrón - Los Originales.

Habían pasado tres días desde que volvieron a Nápoles tras unas bizarras vacaciones que cambiaron completamente la dinámica del grupo de Bucciarati. Inmediatamente después de regresar, se habían visto sumergidos en un montón de trabajo, pues dadas las limitaciones físicas y sociales de ser una tortuga, Polnareff (quien por cierto, casi sufre un infarto al enterarse de lo de Giorno) no pudo hacerse cien por ciento responsable de todo en su ausencia.

Abbacchio terminó de revisar el reporte de la investigación que había tenido que realizar: Algo sobre el asesinato de unos pandilleros involucrados con el tráfico de drogas. En cierto sentido, su nuevo trabajo como jefe de investigaciones dentro de la mafia era una versión más turbia del puesto de detective al que aspiraba en sus días dentro de la fuerza policial. Solo que mejor pagado. Y más sencillo, debido a que no contaba con estúpidas restricciones morales. Ah, y sin que todo su esfuerzo se fuera al caño cuando los culpables se libraban del castigo con un soborno. En resumen: era mucho mejor.

Oh, a veces la vida es tan irónica.

Tras terminar de revisar el documento, lo guarda en una carpeta y se dirige a la oficina de la otra ironía. Antes de llamar a la puerta se acomoda el cabello y la ropa, tratando de verse tan presentable como sea posible.

—Adelante.— Llama una voz aterciopelada.

Ahora que ha recibido el permiso, ingresa a la habitación. Lo primero que ve es a un joven rubio, vestido con un impecable traje negro. A pesar de su juventud, su rostro refleja madurez, autoridad, poder. Era increíble lo que un buen maquillaje podía lograr, aunque ahora, sabiendo su secreto, podía notar algunos detalles que lo delataban, como la ausencia de la famosa nuez de Adán, o lo poco natural que sonaba el timbre grave de su voz.

Porque ese hombre, Giorno Giovanna, el poderoso Don de la organización criminal más importante de Italia, Passione, es en realidad una chica. Una muy hermosa, por cierto, como cualquiera que la haya visto sin su disfraz masculino podría atestiguar.

Detrás de él (ella) se encuentra Guido Mista, su fiel guardaespaldas personal, aparentemente relajado, pero listo para entrar en acción en caso de que el hombre que se encuentra al otro lado del escritorio intente algo raro.

—Oh, eres tú, Abbacchio. ¿Qué necesitas?— Escucharla utilizar ese tono de voz forzado es extraño. Al igual que oírla decir su apellido completo, pues últimamente, cuando están solos (o con personas de confianza) lo llama por su primer nombre. O "Abba", una especie de diminutivo de su apellido que le hace derretir cada que sale de esos labios. Pero en ese momento hay alguien más, ese hombre, probablemente el político al que mencionó durante el desayuno, por lo que deben dar un aspecto profesional.

—Vengo a entregar el informe del caso  Pendino.— Respondió, tratando de sonar serio y no como el idiota enamorado que era.

—Excelente. Puedes dejarlo sobre mi escritorio, lo revisaré más tarde.

Tras hacer lo indicado, Abbacchio se retiró a lo que Narancia denominaba como "la casa dentro de la casa", o sea, la sección más hogareña y privada de la mansión, donde estaba la segunda cocina, un comedor, la sala de TV y las habitaciones. Tras recorrer un larguísimo pasillo  y traspasar una enorme puerta de roble, la decoración interna cambió a una mucho menos ostentosa, completamente distinta a la fachada que tenían para los escasos visitantes.

Giorno es... ¿Una chica?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora