Mi Jefe Alfa ๛ vkook

Confianza

JungKook se despertó animado y movió al alfa que dormía a su lado, pues lo tenía preso con sus fuertes brazos y no le dejaba salir.

— Demonios JungKookie. Es demasiado temprano.

— Déjame ir.

— Nop.

— TaeHyung.

— Nop —JungKook hizo un puchero y como pudo rodó entre los brazos del alfa hasta quedar sobre él, sacándole un pequeño quejido—. JungKook, quédate quieto.

— Pero quiero salir —se quejó—. No he cambiado de forma desde que llegamos.

— Cinco minutos más, ¿bien?

— Bien —aceptó el omega, sabiendo que no había manera de levantar al alfa.

Empezó a dibujar círculos en las mejillas del alfa con la punta de sus dedos y dejó un pequeño beso en sus labios causando un pequeño suspiro en el alfa del que estuvo orgulloso.

Sintió como las manos en su cintura empezaron a subir por su espalda hasta llegar a su cuello. Una mano se quedó allí y la otra subió hasta su mejilla izquierda. Jungkook cerró los ojos y se empujó al tacto, feliz por la calidez de la mano de TaeHyung. La mano en su cuello hizo presión hacia abajo, logrando que los labios de ambos volviera a unirse en un beso un poco más largo, y otro, y otro.

El omega sonrió entre uno de los besos y TaeHyung soltó una risita.

— No me ibas a dejar dormir de todos modo —el omega negó. TaeHyung se sentó con JungKook aún sobre él, quedando el omega sentado en su regazo con sus piernas rodeando la cintura del alfa y entonces el menor volvió a juntar sus labios.

Las manos del alfa viajaron a la cintura de JungKook y lo atrajo hacia sí, pegando más sus cuerpos. El omega llevó sus manos al cabello de TaeHyung y ondeó suavemente las caderas sin poder contenerse, dejando salir un gemido bajito y el alfa aprovechó para introducir su lengua en la boca del contrario, explorando y luchando por el control que obviamente ganó.

JungKook se separó jadeando.

— Tae, estamos en casa de tus padres.

— Pero-

— Es hora de levantarse —interrumpió JungKook y TaeHyung suspiró.

— Está bien —respondió entre dientes y espero a que JungKook se levantara para él poder hacerlo también.

Ambos cambiaron sus pijamas por ropa más cómoda y salieron en silencio para no despertar a nadie, caminando hacia el bosque e internándose en él.

Caminaron un rato en un silencio que a JungKook le parecía incómodo y que no pudo evitar romper.

— ¿A dónde vamos?

— Al lago.

— ¿Tienen un lago? Woah. ¿Qué se siente dormir sabiendo que eres rico? —TaeHyung rió.

— El lago no hace parte de la casa de campo. Es más bien algo turístico y de libre entrada que tenemos la suerte de tener cerca.

— ¿Entonces habrá más gente?

— No lo creo. Casi siempre está vacío.

— ¿Te cuento algo curioso? YuGyeom siempre salía con sus amigos a un lago los fines de semana y me invitó varias veces antes de que me marcara, pero nunca quise ir.

— Entonces temes que él esté aquí.

— Tal vez me preocupa un poco.

— Sería demasiada coincidencia... —murmuró el alfa, faltaba cruzar un par de árboles para llegar al lago.