Capítulo 21. Al diablo con todo

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"He set fire to the world around him,

but never let a flame touch her"


-Mi señor, le ruego que no le haga daño. Cualquier castigo que merezca por sus actos, quiero sufrirlos yo- suplicó Drayce.

Epiphany le miró perpleja. Lucifer rió de forma malévola, como los villanos en las películas.

-Parece que te quiere de verdad, a pesar que hayas roto su corazón, ¿no te da pena?- dijo el diablo, cogiéndola de nuevo por la nuca.- Lo siento, vampiro, pero rechazo tu oferta.

Acercó la cara de Epiphany a la de él y la besó. Ella notó como si algo estuviera entrando dentro de su alma, una luz azul salía de la boca de él y se introducía en la suya. La agarró de la cintura para juntar el cuerpo de la chica con el suyo, sin separarse de su boca ni un momento. Ella intentaba apartarse, pero no fue capaz. Era como si un imán la atrajese y no dejaba que saliera de allí. Lucifer se separó, sus ojos habían tornado oscuros.

-Ahora entiendo a tus dos vampiros, me han dado ganas de pecar de lujuria contigo- metió las manos por debajo de su camiseta, intentando llegar a sus pechos.

La chica sintió el shock de un frío helado. Era la primera vez que la tocaban sin su consentimiento, en ese momento se sintió violada. Estuvo unos segundos sin reaccionar, solo tenía ganas de llorar. Pero eso no la ayudaría en nada, así que decidió girarse y le golpeó en la cara con el dorso de la mano.

Drayce, a punto de explotar por la rabia, se acercó hasta donde estaban y cogió a Epiphany del brazo, separándoles. Ella se escondió detrás de él, desconcertada por lo que acababa de ocurrir mientras el vampiro encaraba a Lucifer.

-¡No vuelvas a hacerle eso, ella no te pertenece! No me importa que me mandes al infierno o tener un castigo cruel, pero ni se te ocurra volver a tocarla- gritó, manteniéndose firme en todo momento. El miedo no existía en ese instante, quería protegerla por encima de todo.

Epiphany le agarró de la cintura y le abrazó por la espalda. El vampiro podía notar su corazón latiendo deprisa, como si de una bomba a punto de estallar se tratara. Todavía estaba empapada, pero no sentía la humedad.

-No voy a haceros nada, si eso es lo que os preocupa. Estad tranquilos, que el castigo ya te lo dará ella. Pronto sabréis de lo que hablo- amenazó mientras tenía la mano apoyada en el lugar de la cara donde había sufrido el golpe. Una llama de fuego apareció alrededor de su cuerpo y desapareció, regresando al infierno.

Drayce se quitó su camiseta, estaba mojada por la parte de la espalda. La puso en su hombro y se giró hasta estar cara a cara con Epiphany. Le apartó el pelo que tenía pegado en la frente para darle un beso en ese lugar. Ella le abrazó, todavía temblando, acto seguido, los dos fueron a su habitación.

Epiphany salió de la ducha, se puso la ropa interior y se ató una toalla al cuerpo. El vampiro la esperaba sentado en su cama, recogiendo todo lo que estaba mojado para llevarlo a lavar. Después de su encuentro con Lucifer, ninguno de los dos había pronunciado palabra alguna, no sabían ni por dónde empezar. La morena se quitó la toalla y sacó un vestido negro del armario. Era de manga larga, el que normalmente usaba cuando iba a algún cumpleaños los días de frío. Se lo puso bajo la atenta mirada de Drayce, que no apartó sus ojos de ella desde que entró en la habitación. Era corto, ajustado a su cuerpo, como una capa fina que cubría su piel. El escote resaltaba su pecho, apretado lo suficiente como para que sobresaliese un poco. Se sentó en la cama para ponerse unas medias del color de su piel, Drayce acarició sus piernas, el tacto de las medias era suave. Epiphany se puso de pie para subírselas y apartarse del vampiro. Este se puso detrás de ella, colocó sus manos en sus hombros y empezó a masajearla. La piel de la chica se erizó al sentir su roce, se estremeció cuando Drayce dio un pequeño mordisco en su cuello, sin clavarle los colmillos, no tenía intención alimentarse de ella.

-Lo siento, pero quiero a otra persona- le dio una palmada en el hombro mientras el chico miraba decepcionado cómo ella salía de allí.

Epiphany fue a la habitación de Nilsa. La vampira se acaba de sentar frente al espejo para maquillarse, ya había empezado a pintarse los labios. De manera arrolladora, abrió la puerta entrando como si fuese a tirar la puerta abajo. Agarró de la muñeca a la pelirroja, hasta acercarle al colchón y empezó a quitarle la ropa. La verdadera tormenta iba a desatarse entre aquellas paredes.

Las dos se encontraban tumbadas en la cama, con sus cuerpos desnudos envueltos en las negras sábanas. Epiphany cogió la mano de Nilsa y la dio un beso. Era un momento de bienestar para ambas, después de tanto esperarlo, por fin había sucedido. La puerta se abrió de golpe haciendo que dieran un pequeño brinco. Drayce no solía llamar cuando iba a ver a su amiga, era una costumbre que había cogido mucho tiempo atrás. Se quedó mirándolas anonadado y salió de allí después de disculparse. La pelirroja se puso un camisón para ir detrás de él, mientras Epiphany se levantaba y se vestía.

Drayce se detuvo en la entrada de la guarida, agachado con las manos sobre las piernas. Ver esa escena entre su amiga y la chica que quería era como si le estuviesen enviando una ardiente punzada de dolor a través de su cuerpo. La mano de Nilsa se posó en su espalda, intentando tranquilizarle. El vampiro cogió aire para calmarse un poco, aunque no lo consiguió del todo.

-Tengo que contarte algo- el tono de Drayce sonaba serio y ella puso gesto de preocupación.

Se sentaron en el suelo, uno enfrente del otro y el jefe del clan empezó a explicar todo lo ocurrido con Lucifer. Informó nervioso, había visto cómo algo se metía dentro del cuerpo de Epiphany cuando el rey del infierno la besó. Estuvo investigando sobre ello, pero no hubo manera de encontrar nada. También habló sobre lo ocurrido cuando los dos fueron a su habitación. Se sentía algo violento, sabía que no había estado bien, pero ella era su mejor amiga y no quería ocultarle nada.

-Me alegro mucho por vosotras, hacéis una pareja preciosa. No voy a negar que la quiero, pero las dos sois personas importantes para mí y vuestra felicidad está por encima de todo- sus propias palabras se le clavaban como puñales, aunque era necesario tener su mente en paz.

Nilsa se puso de pie para sentarse encima de él, pasando su brazo por el cuello y le dio pequeños besos en la mejilla.

-Gracias, pequeñín. Ahora que Alöis no está, tú me importas más que nadie y te voy a querer por encima de todo. Estoy enamorada de Epiphany, pero tú serás siempre el primero en mi vida- apoyó la cabeza contra su pecho mientras los brazos de Drayce la envolvían.

La Reina de los Ángeles CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora