Capítulo 34. Hambre vampírica

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"Dangerous but fun"

El sonido de unas patas recorriendo el suelo hizo que Epiphany se despertara. Apenas había dormido, y cuando por fin lo había conseguido, ya era hora de levantarse. Se apartó el pelo de la cara sentándose después en la cama, mirando a ambos lados para ver de dónde provenía ese sonido. Se puso en pie, miró al suelo donde encontró un camaleón, que salía corriendo por la puerta. Epiphany miró extrañada, ella siempre dormía con la puerta cerrada y siguió al animal. La llevó hasta la cocina, donde Drayce estaba persiguiéndolo. Consiguió cazarlo después de varios intentos fallidos. Cuando ya le tenía en sus manos, se lo acercó a la boca y le mordió para chupar su sangre. Ella lo contemplaba todo desde la puerta, su estómago se revolvió tanto que salió corriendo hacia el baño para vomitar. El vampiro vio cómo se alejaba rápidamente. Decidió seguirla para explicarle lo que acababa de presenciar, aunque no sabía bien cómo hacerlo.

-No quería que vieras eso, sé que es algo desagradable para los humanos. La sangre se nos está acabando y ya no quedan animales cerca de aquí. Llevo sin comer desde ayer por la mañana, esto es lo único que he encontrado para alimentarme- explicó, apoyado en el marco de la puerta.

Epiphany tiró de la cisterna, después se sentó en el suelo. Cogió un trozo de papel para limpiarse la cara y desvió la mirada hacia el vampiro. Su rostro era de desagrado total, tenía el pelo pegado a él por el sudor que le provocó el esfuerzo al vomitar. Estaba pálida, le costaba respirar, su mirada estaba ida, aunque sus ojos llorosos apuntaban hacia él. El chico se agachó a su lado y poniendo la mano en su cara, dijo:

-Incluso así eres preciosa- pero Epiphany le dio un empujón para tirarle a un lado.

-Deja de decir tonterías y llévame al médico, siento que mis órganos se están deshaciendo poco a poco- su voz temblaba, al igual que sus manos. Cada vez sudaba más, en pocos segundos estaba empapada, como si acabara de salir de la ducha.

Drayce le cogió hasta llevarla a su habitación. Abrió las ventanas para que entrase aire, aunque también le preocupaba que se quedara frío su sudor. Llamó a gritos a Nilsa y esta llegó enseguida. Tenía aspecto de cansada, había pasado toda la noche buscando algo de sangre, pero no encontró nada. Se sentó en la cama, a su lado. Después tocó su frente, estaba ardiendo. Cogió el termómetro y se lo puso, 42º. Epiphany temblaba cada vez más sin parar de sudar, la habitación daba vueltas y aunque tenía los ojos un poco abiertos, no conseguía distinguir a la persona que estaba con ella. Perdió el conocimiento, Nilsa sujetó su mano mientras esperaba a que Drayce apareciera con ayuda. Escuchaba el latir de su corazón, también notaba el recorrido de la sangre dentro de su cuerpo.

Sus colmillos aparecieron, tenía demasiada hambre y la chica estaba demasiado cerca. Pero no debía, mucho menos estando tan débil, podría llegar a matarla. Se acercó a ella hasta besarla, después cogió de nuevo su mano y la subió al nivel de su boca. Rechazó la idea durante unos segundos, pero acabó mordiendo su muñeca. El cuerpo inconsciente de Epiphany se estremeció hasta que una lágrima salió de su ojo derecho. Nilsa había sacado su lado salvaje y mordió todavía con más fuerza, chupando toda la sangre posible para saciar su hambre. Le soltó cuando notó un tirón en el pelo, salió disparada hasta estrellarse contra la pared. Se levantó del suelo, sus ojos llameaban furiosos y se lanzó encima de Drayce para atacarle. Había perdido todo uso de razón. Como una fiera, empezó a darle puñetazos en la cara hasta hacerle sangrar. Él la tiró a un lado de una patada y se lanzó encima de ella, poniendo un cuchillo en su cuello.

-¿Estás loca?, ¿Cómo has podido hacerla eso? ¡Podrías haberla matado!-gritó apretando con fuerza su cuerpo sobre el de Nilsa para inmovilizarla completamente.

-¿Sabes el tiempo que llevo sin comer? Claro que no, porque solo te importa ella. No te preocupas por el clan, ni por ayudarme a encontrar la solución para la escasez de sangre. ¡No te importamos, ya no significamos nada para ti!- giró sobre él para quitárselo de encima. Ambos se pusieron de pie y se encararon.

La Reina de los Ángeles CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora