Había algo en aquella niña que llamaba su atención. A ella le gustaba asomarse por la ventana de su habitación y verla hamacándose sola en el patio de su casa por la tarde o leer algún libro grande al anochecer. Le gustaba aún más ver sus mechones de pelo marrón volar frente su rostro y sus manos acomodándolos inútilmente tras su oreja.
A ella le gustaba cuando después del almuerzo, la niña que era su nueva vecina, corría por el patio frontal sola con sus dos perros. Ella sonrió mientras la estaba viendo justo en ese momento y ladeó la cabeza; ahora que lo pensaba, solo un perro acompañaba a la niña ya desde hace varios días. Eso le hizo borrar la sonrisa momentáneamente.
Sus padres aún no se relacionaban entre sí porque la nueva familia llevaba apenas unos días en la ciudad; pero eso no era una piedra para que ella, por el contrario, deseara bajar las escaleras, atravesar la puerta y llegar hasta la niña para preguntarle su nombre. Y cuántos años tenía y por qué vivía allí ahora.
Estaba sonriendo aún más cuando su pequeña vecina alzó la vista y la descubrió tras su ventana espiándola tranquilamente. Ella se despegó con torpeza y retrocedió torpemente hasta caer por culpa de un enredo de propios pies.
Y se quedó allí en el piso unos minutos hasta escuchar la puerta de la casa de al lado cerrarse.
Respiró por primera vez en sus 7 años con miedo y esperó que el color rojo de sus mejillas desapareciera.
Y después finalmente abandonó su cuarto para esconderse en el living.
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- ¡Lauren! ¡Aquí, Lauren! ¡Arrójala, niña estúpida! – Lauren se mordió el labio y fulminó con la mirada a Veronica, como odiaba que esa niña solo tuviera ocho años y pensara que podía llevarse a todos por delante con su genio. Ella lanzó la pelota sobre la cabeza de la chica y quiso reír cuando casi cae por intentar atraparla- ¡Eres una tonta! – se quejó Verónica al rozar el suelo con sus rodillas-
- Ve a buscarla o alguien la robará- le gritó ella señalando tras un árbol donde había caído la pelota. Cuando Verónica desapareció de su vista, giró rápidamente su cuello y miró a su vecina; otra vez estaba sentada afuera, sola y leyendo lo que parecía un libro no infantil, porque era grande y podía notarlo en los gestos que hacía la niña para poder comprenderlo. Cuando la castaña alzó la vista al sentirse observada, volvió su mirada al frente y caminó con rapidez hacia su amiga-
- ¡Agárrala, Lauren! - gritó Verónica frente a ella y arrojando la pelota con fuerza al aire en clara venganza. Lauren siguió la línea del balón y retrocedió varios pasos al ver donde había caído. Quiso escapar a su casa pero Verónica, detrás de ella, la empujó por los hombros y le ordenó que fuera por la pelota-
- Tú la tiraste- se defendió Lauren sintiendo uno de sus brazos ser tirado por la latina y arrastrándola apenas unos metros-
- ¡Ve!-
La pelinegra le enseñó su dedo medio y finalmente corrió hacia la pelota cuando Verónica amenazó con golpearla al alzar su puño en dirección a ella.
Caminó con lentitud sus últimos pasos y escondiendo sus brazos tras su espalda. Imploró internamente que las hojas de la pasada estación no crujieran al pisarlas y no advirtieran a nadie de su presencia.
Hizo el último paso casi en puntita y se agachó casi sin respirar observando a su pequeña vecina a solo dos metros de ella. Tomó la pelota con una extraña mueca de preocupación y suspiró con felicidad cuando la tuvo contra su pecho.
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La Causa Perfecta (Adaptación Camren G!p)
FanfictionCamila g!p Cuando el primer amor no se olvida