Pisar un charco no es difícil. Solo es molesto y puede hacerte perder tiempo.
Alzar la vista y golpear los ojos contra el sol no es irrealizable. Solo puede ser raro pero vuelves a lo normal en un segundo.
Estirar el brazo y pedir por el ómnibus no es un acto tardío. Solo es impaciente y fugaz. Un acto meramente olvidable.
Escuchar caer la lluvia sobre tu techo y esconder tu rostro bajo la almohada...es el acto más desaprovechado que siempre tendrás posibilidad de volver a ganar.
Adueñarte de un corazón y no saberlo cuidar....será lo único que no regrese a favor de ti nuevamente.
Lauren entendió eso cuando desde su ventana, observó la sonrisa de Camila en dirección a una muchacha. No sabía quién era ella ni que hacía en la vereda de los Cabello hablando animadamente con la morena. Pero no le gustaba.
Se mordió internamente la mejilla y se cruzó de brazos cuando la chica dejó un beso en la mejilla de Camila en lo que parecía un saludo de despedida. Agitó la cabeza y caminó con rapidez hacia su puerta: bajar las escaleras de su casa y abandonarla a esa velocidad no debía ser reclamada por su madre en ese momento.
Cuando llegó a los rosales de Clara y descubrió a Camila sentada al borde del pequeño cantero, infló su pecho con algo de molestia y se acercó a ella rápidamente:
- Camila - la llamó casi en una orden y la morena alzó inmediatamente la vista con una sonrisa. Y ella quiso sonreírle de la misma manera pero Camila aún sostenía una hoja que aquella chica le había entregado y eso le recordó por qué estaba allí-
- Hola, Lauren -
- Necesito hablar contigo- la interrumpió y a sus pensamientos. Realmente no sabía cómo hacer que sus reclamos no sonaran absurdos pero ya estaba frente a Camila y quedarse callada no era buena opción-
- Entonces que bueno que viniste porque también tengo algo para decirte- aseguró la morena poniéndose de pie y Lauren palideció: el rostro de Camila no mostraba expresión alguna y, por el contrario, no dejaba de aprisionar entre sus dedos aquella hoja blanca e inalcanzable para sus ojos-
- Tú... ¿tú también quieres decirme algo?-
- Sí...pero tú has venido...Te escucho-
- No, no...yo...yo te escucho a ti. Dime-
- Bueno- murmuró Camila sonriendo hacia el piso y Lauren sintió su pulso acelerarse. La maldita hoja no paraba de agitarse con entusiasmo y la morena de acercarse a ella. Cuando notó que su espacio personal fue invadido, tragó fuertemente y esperó por cualquier cosa que Camila quisiera decirle. Menos lo que acababa de anunciarle- conseguí un empleo-
Y el silencio que necesitaba para tratar de entender a qué se refería, se vio interrumpido por el claxon de un auto al pasar; la puerta de la casa de Camila abrirse y cerrarse con Sinu apenas asomándose y la sonrisa de la morena esperando una respuesta frente a ella.
Lauren parpadeó varias veces y pasó la mano por su cara: no entendía porque eso no le parecía buena idea.
- Tú... ¿Camila tú buscaste un empleo? –
- Pues si...yo...Lauren yo te había dicho que iba a estar en todo lo que necesitaras. Y lo que vamos a necesitar es ir al médico y gastar en consultas, ecografías y esas cosas...Y...no sé, para todo lo que necesites también-
- Tú sabes que esto no es necesario...mi papá dijo...
- Sé lo que dijo Michael - la cortó Rachel sin violencia pero segura- pero yo soy su otra madre, Lauren. Nadie más-
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La Causa Perfecta (Adaptación Camren G!p)
FanfictionCamila g!p Cuando el primer amor no se olvida