vii. Casi le provoco un infarto a un Dios

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Alysa se encontraba en un gran prado verde lleno de margaritas

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Alysa se encontraba en un gran prado verde lleno de margaritas. El sol relucía brillantemente y los pájaros entonaban diversas melodías. Aún así, algo en aquel paisaje de ensueño no era correcto.

Después de pasarse buena parte de su vida observando a monstruos que se hacían pasar por humanos y comprobando los efectos de la niebla en los mortales, Alysa sabía que no existía nada tan perfecto.

La hija de Fobos se llevó las manos a su cinturón, intentando buscar su espada, pero no había nada.

No vas a encontrarla aquí, estás soñando.

La voz de una mujer comentó a sus espaldas. Al girarse, pudo observar que era hermosa. Tenía unos largos cabellos verdes y sedosos, con flores enredadas entre los mechones, y unas facciones delicadas. Llevaba puesto un vestido marrón que parecía fundirse con el suelo y que resaltaba su piel blanquecina.

¿Quién eres y qué hago aquí?

¿Aún no sabes quien soy, Alysa Stein?— la mujer se rió suavemente—. Bueno, ya lo averiguarás. Ahora, camina conmigo.

Alysa, aún sin quererlo, se vio obligada a obedecerla, como si una fuerza mayor estuviese tirando por ella y anulando su voluntad.

¿Qué quiere de mí?

He escuchado tu profecía— la mujer pasó un brazo por la espalda de la semidiosa—. La chica condenada a estar atada eternamente a un Dios, del cual dependerá si mueras o no. Es bastante triste.

¿Ha venido aquí a decirme algo que ya sé?

No, he venido a hacerte una propuesta.

¿Qué propuesta?

Únete a mí, acabemos con el Olimpo, con las moiras, las profecías, todo... Tendrás por fin una vida libre, sin constantes peligros ni ataduras.

La oferta resultaba tentadora, pero como todas las ofertas, todo siempre tenía su truco.

¿Y cuál es el precio a pagar? ¿El fin de la vida en este mundo?

¿El precio?- la mujer parecía confundida.

Si, el precio. No se puede esperar que, tratando de usted, Gea, me crea que puedo obtener todo lo que quiera gratis. Todo tiene un precio, y yo no voy a pagar el suyo.

Chica tonta...— la mujer, Gea, arrastró sus uñas por la espalda de la chica, clavándolas en su piel—. Pudiste haber aceptado y tener todo lo que quisieras, pero tenías que jugar a ser inteligente...

No la serviré a usted ni a nadie, no soy una esclava.

Gea arrancó sus uñas de la espalda de la chica, dejando que la sangre corriese por su espalda y se comenzase a marear.

Te ofrecí una alternativa Alysa Stein, pero ahora vas a caer.

La semidiosa cayó al suelo, cerrando los ojos e intentando despertarse, mientras la hierba a su alrededor se tenía de rojo.

— ¡Alysa!

Una voz la despertó de su ensoñación, y cuando abrió los ojos se encontró en un lugar brillante, con una silueta mirándola desde arriba.

Cuando intentó incorporarse, un fuerte dolor recorrió su columna, haciendo que cerrara sus ojos y apretarse sus puños.

— Ten cuidado, tuve que vendar tu espalda de manera tradicional. Mis poderes no me permitían curar la herida que tenías en la espalda. Parece hecha por magia divina...

Alysa abrió sus ojos, esta vez reconociendo al hombre que había a su lado, se trataba de Apolo y ella parecía estar en una especie de enfermería.

— Culpa a tu bisabuela por ello...— Alysa ignoró buena parte de su dolor incorporándose de la cama—. No te preocupes, estoy bien. Nada que no haya sufrido antes.

El Dios del Sol se acercó a ella, acercándola hacia él y posando su cabeza en el hombro de la muchacha.

— Casi me da un infarto al ver que Hera te trajo en tan mal estado, y cuando empezaste a sangrar y no lo daba detenido pensé que te perdía...

— Eh, sigo viva, estoy bien...

Alysa levantó su brazo izquierdo, acariciando los cabellos de Apolo. A pesar de ser un Dios, parecía que le fuera a dar un ataque de ansiedad.

— Tranquilízate, estoy bien. No estoy muerta, no me voy a morir...

La semidiosa intentó mostrar la mayor seguridad en sus palabras, aunque por su mente pasasen las últimas que le había dicho Gea.

"Te ofrecí una alternativa Alysa Stein, pero ahora vas a caer."

"

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𝗔𝗱𝗼𝗿𝗲 𝘆𝗼𝘂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora